La ciencia médica es una disciplina que está en constante evolución con el objetivo de conocer al detalle cómo funciona el cuerpo humano. Una de las cuestiones que genera mayores interrogantes es el envejecimiento del mismo, pero especialmente a nivel interno. Por ello, conocer qué órganos envejecen más rápido sería un descubrimiento clave para muchos aspectos relacionados con la salud. 

Detrás de esta idea ha estado trabajando un equipo de científicos de la Universidad de Stanford en Estados Unidos. Ellos han sido quienes han descubierto que con unas pruebas específicas se podría ayudar a detectar cuál de los órganos de nuestro cuerpo envejece más rápido en cada persona. 

Según el estudio publicado recientemente, el envejecimiento de los órganos del cuerpo no se produce de manera simultánea, sino que se manifiesta a diferente ritmo. Por ello, es clave identificar qué órganos se deterioran más rápidamente para intentar prevenir ciertas enfermedades en ellos en el futuro. Esta investigación se ha centrado en algunos de los sistemas de tejidos principales del cuerpo. 

¿Se puede medir el envejecimiento de los órganos del cuerpo?

El científico Tony Wyss-Coray cree que sí. Él es el autor principal de esta investigación que ha estado coordinada por científicos de la Universidad de Stanford. Recientemente publicada en la prestigiosa revista Nature, en ella se destaca cómo a través de unos análisis se puede comprobar el deterioro que sufren los órganos del cuerpo y cuál es el ritmo y la velocidad a la que este se manifiesta. 

Para la elaboración de este estudio han participado más de 5.600 personas. A través de las citadas pruebas médicas, este equipo de expertos ha conseguido demostrar que no todos los órganos envejecen al mismo ritmo dentro de un cuerpo y que, comprobando estos índices, se puede saber sobre qué partes hay que incidir en los cuidados para preservar la salud del sujeto. 

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Los resultados de este informe evidenciaban que el 20% de los participantes registraban un envejecimiento acelerado en alguno de los once órganos principales del cuerpo. Por lo tanto, presentaban un mayor riesgo de desarrollar enfermedades en esos órganos en los próximos 15 años. Atajando esta cuestión se puede trabajar en la prevención de estos problemas de salud que podrían llegar a causar la muerte en función de su gravedad y de las zonas afectadas.

Los sistemas en los que se ha centrado el estudio son aquellos que incluían el cerebro, el corazón, los pulmones, los riñones, el hígado, el páncreas, el intestino, el sistema inmunológico, los músculos, la grasa y el conjunto de vasos sanguíneos. El objetivo de este estudio era demostrar que con un simple análisis se puede realizar una estimación de «la edad biológica de un órgano en una persona aparentemente sana», tal y como explica el propio Tony Wyss-Coray.


Un análisis de sangre.

Gtres

«El envejecimiento acelerado de los órganos confiere entre un 20 y 50 % más de riesgo de mortalidad y las enfermedades específicas de órganos se relacionan con un envejecimiento más rápido de estos». Gracias a los resultados que arrojan las técnicas empleadas para la realización de este estudio se cree que se podría predecir la aparición y el avance de enfermedades como el Alzheimer

Otro de los ejemplos clave que arroja este análisis es que descifrar que un corazón está envejecido de manera prematura permite saber que una persona tiene un riesgo del 250% de padecer insuficiencia cardíaca. Una situación similar se puede apreciar con el pronto deterioro del cerebro, el cual se suele traducir en una enfermedad como la demencia. 

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Tony Wyss-Coray concluye su análisis asegurando que «si podemos reproducir este hallazgo en 50.000 o 100.000 individuos, significará que al monitorear la salud de órganos individuales en personas aparentemente sanas, podremos encontrar órganos que están experimentando un envejecimiento y podremos tratarlos antes de que enfermen».