Hace 75 años, un 10 de diciembre, se firmó la Declaración Universal de los Derechos Humanos en París. Meses después de la creación del Estado de Israel y la consecuente Nakba, la catástrofe que supuso la expulsión de 750.000 palestinos de sus hogares, Naciones Unidas acordó establecer en un solo documento aquellos derechos humanos que se consideraban básicos. En su 75º aniversario, los 30 artículos de la declaración se han vuelto a convertir en papel mojado en Palestina. “Somos testigos de una pesadilla en Gaza”, ha denunciado la oficina de la ONU de Derechos Humanos en este trágico cumpleaños. Otras 300 personas han sido asesinadas en apenas 24 horas por los bombardeos israelís allí, elevando el número de muertos a casi 18.000 en dos meses. En tierra palestina, los derechos humanos han desaparecido.
“Para dar vida a la Declaración Universal en Palestina, necesitamos un alto el fuego inmediato, la liberación de los rehenes y, en última instancia, el fin de la ocupación, garantizar los derechos de los palestinos a la autodeterminación y proporcionar justicia e igualdad a los pueblos de ambos países de Palestina e Israel”, han vuelto a insistir desde la oficina de la ONU en un comunicado. Pero la realidad sobre el terreno queda muy lejos de este horizonte de paz y justicia. Los incesantes bombardeos de Israel continúan junto con las operaciones terrestres que han obligado a cientos de miles de personas a abandonar el norte y el centro del enclave hacia el cada vez más superpoblado sur. No hay edificio en Gaza que no haya sido afectado en mayor o menor medida. Aquellos que han sido capturados por el Ejército israelí se han convertido en escenarios para la mofa y el disfrute, tal y como comparten los jóvenes reclutas en redes sociales.
“Vaciar Gaza de su gente”
Después de que Estados Unidos vetara una resolución en el Consejo de Seguridad para un alto el fuego en Gaza, todas las facciones palestinas han convocado una huelga en la Cisjordania ocupada este lunes. Los negocios, bancos, escuelas y universidades se adherirán a ella junto a las instituciones públicas. El llamamiento es global para que la población exprese a sus gobiernos sus deseos de que presionen para que termine la guerra en el enclave. “Lo que estamos viendo en Gaza no es simplemente la matanza de gente inocente y la destrucción de sus medios de vida, sino un esfuerzo sistemático para vaciar Gaza de su gente”, ha dicho el ministro de Asuntos Exteriores de Jordania, Ayman Safadi, en el Foro de Doha. A esta denuncia también se ha sumado Philippe Lazzarini, el jefe de UNRWA, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, al borde del colapso en Gaza.
Por su parte, el primer ministro de Israel, Binyamín Netanyahu, ha agradecido al presidente de EEUU, Joe Biden, que proporcionara “municiones importantes” para continuar la guerra y su veto en el Consejo de Seguridad. El secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, ha defendido la venta de emergencia a Israel de casi 14.000 cartuchos de munición para tanques y ha pedido pide una rápida aprobación por parte del Congreso de más de 100.000 millones de dólares en ayuda para Israel, Ucrania y otras prioridades de seguridad nacional. Mientras, el líder israelí ha rechazado los llamamientos internacionales para dar por terminada la guerra en Gaza, a los que considera inconsistentes con el apoyo al objetivo bélico de eliminar a Hamás. En una llamada telefónica, el presidente ruso Vladímir Putin le ha expresado su preocupación por “la catastrófica situación humanitaria en la Franja de Gaza”.
Fósforo blanco
Al otro lado de la frontera con el Líbano, los verdes campos y bosques del país de los cedros han vuelto a sufrir el ataque de la artillería israelí, dejando imágenes espectaculares por la magnitud de los bombardeos. Cada vez más los ataques se acercan a zonas llenas de civiles y a infraestructuras claves en algunas aldeas del sur que aún no han sido evacuadas. Además, el Ejército israelí sigue usando fósforo blanco sobre territorio libanés en violación del derecho internacional humanitario, afectando vidas humanas y cultivos claves para la economía de muchas familias. Durante la mañana del domingo, la milicia libanesa Hizbulá, aliada de Hamás, se ha atribuido la responsabilidad de la infiltración de aviones y el lanzamiento de cohetes en territorio israelí, que hirieron a varios soldados.
Las terribles imágenes de decenas de hombres maniatados en ropa interior que han sido filtradas durante los últimos días desde la Franja de Gaza ya han dado la vuelta al mundo. Aunque Israel alegó que eran milicianos de Hamás que se habían rendido, ahora oficiales de seguridad hebreos han declarado a Haaretz que solo entre el 10 y el 15% de los detenidos eran operativos de Hamás y estaban vinculados de alguna forma con la organización. Muchos de ellos han sido liberados y han denunciado haber sufrido abusos y malos tratos durante su detención a Associated Press. Según las fuentes que han hablado con Haaretz, no se trata de una rendición masiva de unidades enteras de Hamás que se disuelven y entregan sus armas a los reclutas israelís. A pesar de esto, los responsables de seguridad afirman que las fotografías publicadas de estos detenidos tienen un fuerte efecto en la motivación de aquellos que todavía luchan en Gaza.
Casi un centenar de soldados israelís han muerto en enfrentamientos con los combatientes de Hamás en las últimas semanas. La población israelí está dividida entre aquellos que prefieren detener los combates para poder traer a los 138 rehenes de vuelta a casa. Fuentes de seguridad han reconocido que el Ejército israelí no puede crear las condiciones para conseguir otro acuerdo que permita la liberación de los cautivos. El primer ministro de Catar ha anunciado que, pese a que las continuas operaciones militares israelís están “reduciendo la ventana” para un buen resultado, los esfuerzos de mediación no se detienen. “No vamos a rendirnos”, ha dicho el jeque Mohammed bin Abdulrahman Al Thani en el Foro de Doha. Sin que ninguno de los principales actores quiera volver a la mesa de negociaciones, es la castigada población palestina quién sufre la asfixia de una guerra sin fin.