Instantes previos a la sesión plenaria de la COP28 de este sábado 9 de diciembre, la ministra española para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, cargó contra la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) alegando que «es bastante nauseabundo lo que están haciendo los países de la OPEP, presionando para retrasar las cosas«. Esta es solo una de las declaraciones que llegan después de que la polémica salpicara a la organización por unas correspondencias que exhortaban a sus miembros a rechazar cualquier consigna a favor de la eliminación los combustibles fósiles. 

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Ribera, quien también representa a la presidencia española de la Unión Europea (UE) en las negociaciones climáticas, ha declarado que la transición hacia energías limpias no se trata de algo que suceda de la noche a la mañana, pero «a menos que creemos las condiciones para reducirlos, de forma que vayamos a su eliminación, no sucederá».

En la misma línea, su homóloga francesa, ministra de Transición energética, Agnès Pannier-Runacher, ha reaccionado a las filtraciones en una conversación con la prensa en Dubái a las informaciones filtradas sobre la OPEP declarándose «estupefacta». 

«Recuerdo que el calentamiento climático, nos lo dice la ciencia, está causado en un 75 % por las energías fósiles. Igualmente, la ciencia nos dice que hay que salir de las energías fósiles si queremos reducir el desajuste climático a 1,5 grados», ha añadido. Y también ha aprovechado la ocasión para recordar que los más vulnerables a los efectos del cambio climático serán estos países. 

Un lenguaje poco ambicioso

En la misiva enviada el miércoles a los miembros de la OPEP, su secretario general, Haitham al-Ghais, instó a 13 miembros de la organización, entre los que se encuentran Arabia Saudí, Irán, Irak, Nigeria o Emiratos Árabes Unidos (EAU), a tirar por tierra cualquier acuerdo que amenace los combustibles fósiles.

Y pedía «rechazar proactivamente cualquier texto o fórmula que tenga como objetivo la energía, es decir, los combustibles fósiles, en lugar de las emisiones», reza el texto, tal como han reportado varios medios de comunicación. En sus intervenciones, los representantes de los grandes países petroleros han evitado hablar sobre la eliminación de los combustibles fósiles: dependen del petróleo y el gas para obtener ingresos. Han sido muy vocales en la promoción de tecnologías como la captura de carbono. 

Este tipo de tecnologías, costosas y sin desarrollar a gran escala, han suscitado cierta polémica durante la COP28. Los grupos negociadores más ambiciosos, así como los grupos ecologistas, han criticado esta aproximación al problema. El pasado miércoles, Wopke Hoekstra, comisario europeo de Acción por el Clima, precisó cautela a la hora de confiar en las técnicas de Captura y Almacenamiento de Carbono (CCS, por sus siglas en inglés), argumentando que no iban a solucionar el problema. 

Eliminar o reducir los combustibles fósiles

Esta instrucción se refería al borrador que se hizo público el pasado martes. El lenguaje utilizado para describir el futuro de los combustibles fósiles ha sido una cuestión espinosa durante las negociaciones. Hay dos opciones sobre la mesa: abandonar o eliminar (phase out) los combustibles fósiles o reducir (phase down) su uso. 

Los miembros de la OPEP están entre aquellos que mantienen posturas que se oponen a la inclusión de disposiciones firmes para la eliminación progresiva de este tipo de combustibles, al tiempo que casi un centenar de países exigen un acuerdo que ponga fin al uso de petróleo y el gas. 

Tina Stege, presidenta de la Coalición de la Gran Ambición —que aglutina la voluntad de más de un centenar de países— y enviada para asuntos climáticos de la República de las Islas Marshall, ha afirmado en un comunicado que «nada pone más en peligro la prosperidad y el futuro de todos los habitantes de la Tierra, incluidos todos los ciudadanos de los países de la OPEP, que los combustibles fósiles». 

Por eso, el grupo de países al que ella representa está presionando para que se eliminen progresivamente los combustibles fósiles, que son la raíz de esta crisis. «El 1,5 no es negociable, y eso significa el fin de los combustibles fósiles«, ha sentenciado. 

A cuatro días del fin de esta cumbre, las negociaciones en torno al lenguaje a emplear parecen haberse estancado. Tras una semana de conversaciones sobre los aspectos técnicos del texto, las negociaciones tienen ahora una entrada ministerial antes del final previsto de la cumbre el martes.

Las opciones incluidas en la última propuesta, que permanecen sobre la mesa, van desde acordar la «eliminación progresiva de los combustibles fósiles de acuerdo con los mejores datos científicos disponibles», pasando por la eliminación de los «combustibles fósiles sin reducción», hasta no adoptar ninguna disposición sobre el uso futuro de los combustibles fósiles.