No nos cansamos de repetirlo, y es que, ciertos trabajos, se están quedando sin relevo generacional. Ya sea porque la población está cada vez más envejecida, o porque hay trabajos que ya nadie quiere, nos encontramos con que empleos tradicionales están a punto de desaparecer.

Sin embargo, hay algunas personas que no están dispuestas a dejar morir estos trabajos tan rápido, y ponen todo de ellas para evitar que así pase. Es el caso de Alba, de 25 años, que ha terminado sus estudios en Ciencias Políticas en Granada, y ha hecho algo que no era esperado para nadie: volver a su pueblo y trabajar en su explotación agrícola.

Lo hace en Casa Bermeja, un municipio de Málaga de apenas 3.500 habitantes, y el que le vio nacer. Ahora, ha dejado todo lo que conocía por la tranquilidad de su pueblo y por ordeñar, alimentar y cuidar a unas 480 cabras en su explotación.

Dejarlo todo para tener una vida más tranquila

Alba decidió dejarlo todo, después de cursar sus estudios universitarios en Granada, para volver al lugar que había conocido y dejarlo todo atrás. ¿La razón? Tener una vida mucho más tranquila. «Cuando termino en la uni me doy cuenta de que todo el mundo aspira a algo que nos está desnaturalizando. Yo tenía una vida tranquila en casa con mis animales, que me produce mucha satisfacción, y me quedo con lo bueno…De la mano de las nuevas tecnologías hay nuevas herramientas de trabajo que nos facilitan nuestra labor» explicaba en Mediodía COPE.

Su rutina, por otro lado, es muy diferente a la que tendrán compañeros suyos de carrera. Eso sí, ella no la cambiaría por nada del mundo. «Nos hemos levantado a las 6, hemos tomado café y nos hemos ido a la expltación, hemos ordeñado a unas 200 cabras, les hemos puesto comida y estábamos poniendo el agua y a la tarde hacemos la misma rutina» contaba.