La vicepresidenta primera y ministra de economía, Nadia Calviño, ya tiene el camino despejado para relevar al alemán Werner Hoyer y convertirse el próximo 1 de enero de 2024 en la nueva presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI), el brazo financiero de la Unión Europea, con un balance de 544.000 millones de euro, que tiene a los Estados miembros como accionistas y que tiene como objetivos principales impulsar el potencial de crecimiento y empleo en Europa, apoyar las medidas para mitigar el cambio climático y fomentar las políticas de la UE en terceros países. «Hemos llegado a una conclusión de consenso con Nadia Calviño como próxima presidenta del BEI», ha anunciado el ministro belga de finanzas, Vincent van Peteghem.

Tras meses de incertidumbre, los ministros de economía y finanzas de la UE (Ecofin) han despejado este viernes, durante un desayuno de trabajo, el camino de la española que competía por el cargo con la comisaria danesa Margrethe Vestager, el ex ministro de finanzas italiano Daniele Franco, la polaca Teresa Czerwinska y el sueco Thomas Östro. Desde el principio dos han sido las principales favoritas: Calviño y Vestager, que a principios de septiembre se apartó de su puesto de comisaria en el Berlaymont -sede de la Comisión Europea- para concentrarse en su candidatura.

El nombramiento de Calviño se ha hecho esperar más de lo esperado porque ningún candidato había accedido a retirarse de la contienda. Para lograr el puesto el elegido debía lograr el apoyo de 18 Estados miembros que representen el 68% del capital de la entidad, algo que según ya constataron la semana pasada fuentes diplomáticas europeas solo estaba al alcance de Calviño.

De hecho, “para forzar una decisión”, el ministro de finanzas belga, Vincent van Peteghem, que ostenta la presidencia rotatoria del BEI, lanzó a finales de la semana pasada un procedimiento de silencio con la propuesta de nombramiento de la española y la retirada del resto de candidatos. La cuestión es que no todos los países tienen el mismo peso en la institución financiera, con sede en Luxemburgo y que si otros candidatos no se retiraban no daban los números..

Alemania, Francia e Italia disponen de casi el 19% del capital de la entidad y, por tanto, de peso en el voto. Le siguen España, con algo más del 11%, Holanda y Bélgica con poco más del 5%, Polonia con el 4,5% y Suecia con el 3,4%. Por detrás se sitúan el resto de Estados miembros, el grueso de ellos con menos del 1%. El apoyo de los grandes, por tanto, era un elemento crucial. El canciller alemán, Olaf Scholz, anunció. A principios de noviembre su apoyo a Calviño. Su homóloga italiana, Giorgia Meloni, avanzó la semana pasada que de no apoyar a su propio candidato la elegida sería Vestager. Hasta este viernes París no ha deshojado la margarita.