La inflación de la zona euro se mantendrá por encima del 2% en 2024 y la mayor parte de 2025. «Las grandes caídas de la inflación han quedado atrás y que por delante queda un largo e incierto camino hacia el objetivo», señalan los expertos de Danske Bank. Creen que, a partir de ahora, la evolución de los precios irá disminuyendo gradualmente.
Tras las grandes bajadas registradas en octubre y noviembre de la inflación parece que la trayectoria continuará, pero de manera mucho más relajada.
Los analistas de la entidad esperan que la caída de la inflación de bienes continúe, a medida que las cadenas de suministro se normalicen, mientras que la inflación de servicios resultará más rígida debido a un papel relativamente mayor de los salarios. La inflación subyacente, por su parte, seguirá siendo elevada.
«La desaparición de los efectos de base implica que las grandes caídas de la inflación han quedado atrás y que por delante queda un largo e incierto camino final de la inflación hacia el objetivo del 2%», apuntan.
Con este panorama, consideran que los tipos de interés han alcanzado su punto máximo y estiman que el Banco Central Europeo (BCE) lleve a cabo tres recortes de 25 puntos básicos el próximo año. Calculan que será a partir de junio, «lo que significa que la política monetaria seguirá siendo restrictiva».
Su proyección implica que la tasa de depósito estará en el 2,25% para finales de 2025, después de cuatro recortes en ese año. «Esto respaldará el crecimiento durante 2025 y lo mantendrá por debajo del potencial hasta que la inflación esté firmemente por debajo del objetivo«.
No obstante, destacan que las perspectivas de política macroeconómica y monetaria son más inciertas de lo habitual. «El BCE puede verse obligado a posponer los recortes de tipos debido a los mercados laborales ajustados, la inflación persistente, el crecimiento salarial mayor de lo esperado y los aumentos de los precios de la energía debido a la guerra en Ucrania y Oriente Medio».
En su opinión, una transmisión más rápida de la política monetaria y un endurecimiento de las condiciones financieras es el mayor riesgo para las perspectivas de crecimiento. «Esto perjudicaría el crecimiento del crédito y las inversiones, aumentando así los riesgos para la estabilidad financiera«.
Mientras, creen que los riesgos sobre la inflación están más equilibrados, «ya que estos últimos factores de riesgo a la baja para el crecimiento reducirían la demanda interna y, por tanto, la inflación».