Hay cosas que uno no olvida en la vida por todo el daño que le han generado, a pesar de llegar a perdonarlo. Esto es lo que parece que le ocurrió a Anabel Pantoja para tomar la decisión de abandonar el programa para siempre aunque, en su caso, la colaboradora no ha logrado perdonar a los responsables del programa.

Fueron siete años los que la sobrina de La Pantoja participó en el programa como tertuliana. En ese momento, a Anabel se le puso sobre la mesa la oportunidad de participar en Supervivientes y no pudo decir que no. Todo esto lo ha contado en el podcast del creador de contenido Malbert llamado Querido Hater.

2022 no fue un año fácil para la también influencer. Su divorcio con Omar Sánchez tras un matrimonio de cuatro meses y el fallecimiento de su padre marcaron un año my difícil que se saldó con comportamientos bastante reprochables de parte del programa para el que llevaba trabajando más de un lustro.

«Yo estaba en un momento personal de mi vida que parecía un cactus. Me había separado, vivía en Canarias, pero toda mi gente estaba entre Sevilla y Madrid…». Así se sentía Anabel Pantoja cuando le llegó la oferta de marcharse a Supervivientes. La experiencia en el reality fue un antes y un después para la colaboradora televisiva, que consiguió salir de Sálvame. Al regresar, sin embargo, decidió no volver: «Regresé de otra manera, con muchísimo dinero porque vine la última, y tenía otras expectativas y no era otra vez ponerme a sufrir».

«No se lo perdonaré»

Pese a no querer teñir de tristeza la entrevista de tristeza, Anabel Pantoja quiso aclarar cuál fue realmente el motivo principal: «No se portaron bien con el final de mi padre y a día de hoy creo que nunca se lo perdondaré».

Anabel Pantoja señalaba «detalles feos» que el programa había tenido el programa al final de su vida: «El juzgarme como hija cuando saben perfectamente que he dado todo lo que tengo y más por él. Una cosa, una espinita que era contradictorio». Si bien es cierto que muchos le han pedido perdón, «el daño ya está hecho». Eso sí, no se alegró con el final de Sálvame, aunque «sí que se quedó más tranquila».

Ese año ya había tomado cierta distancia con el programa: cinco meses alejada de los platós tras su boda y una reaparición disfrazada de plátano de Canarias. Anabel Pantoja no se encontraba en un buen momento y tuvo que poner distancia con la televisión, aunque lo que no sabía en aquel momento la «sobrinísima» es que iba a ser una distancia casi permanente tarde o temprano.