El Gobierno británico ha acusado este jueves a los servicios de inteligencia rusos de espiar a diputados, periodistas o trabajadores humanitarios británicos con la intención de «interferir» en la política y los procesos democráticos del Reino Unido a través de operaciones de ciberespionaje. El Ministerio de Asuntos Exteriores responsabilizó en un comunicado al organismo sucesor del KGB de varias filtraciones de información confidencial desde 2015 con el fin de desestabilizar políticamente al país.
«Puedo confirmar hoy que el Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB) está detrás de los esfuerzos sostenidos para interferir en nuestros procesos democráticos», dijo Leo Doherty, un alto cargo del Ministerio de Exteriores, ahora ocupado por David Cameron. «Han atacado a miembros de la Cámara de los Comunes y de la Cámara de los Lores. Han atacado a funcionarios, periodistas y oenegés. Su objetivo han sido personalildades y entidades de alto rango con la clara intención de utilizar la información obtenida para interferir en la política británica», añadió Doherty.
Embajador ruso, llamado a consultas
Los expertos en ciberseguridad británicos han identificado a un grupo llamado Cold River (río frío) como responsable de los ciberataques, un grupo que trabajaría para el FSB ruso, según Reuters. No es la primera vez que emergen acusaciones de este tipo en el Reino Unido. En 2017 se apuntó al Gobierno ruso como principal sospechoso de un ciberataque contra el Parlamento británico que logró acceder a los correos electrónicos de decenas de parlamentarios y otros funcionarios. Más recientemente, en 2019, varios diputados denunciaron haber sido víctimas de una campaña rusa para interferir en la política británica. Esta vez, sin embargo, no son sospechas o acusaciones a título individual, sino la postura formal del Gobierno británico.
En señal de protesta, el Ministerio de Exteriores llamó a consultas al embajador ruso en Londres e impusoso sanciones a dos individuos a los que se responsabiliza de las operaciones de interferencia.