Algunos de ellos formaron parte del FNI, el partido que acosó a Ada Colau y recaudó dinero para defender al francotirador que quería matar a Pedro Sánchez. Tenían más de 50 armas blancas entre machetes, cuchillos y hachas. Y un «Manual de explosivos caseros» donde se explica, entre otras cosas, cómo activar una bomba en un teléfono móvil. También, un documento escrito por uno de los nazis a su «princesa española» en la que anunciaba que «la guerra puede empezar». La Policía Nacional los detuvo y lo evitó.

Los investigadores de la Comisaría General de Información (CGI) de la policía llevaban meses vigilando al grupo nazi Combat 18. Con el núcleo duro en Cataluña, pero con integrantes también en Madrid, Galicia y Alicante, los policías comprobaron que «el ambiente se caldeaba entre ellos». Se mostraban muy excitados por los brutales ataques de Hamás en Israel y también por la polémica por la ley de amnistía a los implicados en el procés y el inminente debate de investidura del presidente del Gobierno en España. Así que, junto con los Mossos d’Esquadra, detuvieron a los 16 principales integrantes del grupo antes de que pudieran hacer daño.

Varios de ellos proceden del FNI, el partido catalán que hizo una colecta para ayudar al francotirador que quería matar a Pedro Sánchez

Varios de los detenidos, los integrantes del núcleo duro, habían formado parte del FNI (Frente Nacional Identitario). Este grupo neonazi catalán realizó una colecta para ayudar a Manuel Murillo, procesado y finalmente condenado a siete años y medio de prisión por planificar matar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Una princesa española

En casa de uno de los detenidos, en una aldea gallega, encontraron un manuscrito sin título ni firma en el que se lee: «Una verdadera Princesa Española se escoge por su sangre, para que luche por su pueblo, como ya hicieron sus padres y sus abuelos, contra todos aquellos que dicen que somos menos que ellos». 

Combat 18, el grupo que habían formado imitando a nazis franceses, era una escisión de Blood & Honour, que fue ilegalizado en España en el año 2010. Los hombres y mujeres nazis que lo integraban tenían «entre 30 y 45 años, eran veteranos y curtidos, gente histórica que sienten que nadie les representa, que los jóvenes ultras no dan el paso», subrayan fuentes policiales consultadas por CASO ABIERTO.

Uno de los detenidos en la Operación Arno. a la izquierda, una de las prendas con simbología nazi. CASO ABIERTO


Recibieron ayuda de la rama francesa, que les propuso organizarse y financiarlos. Se reunieron con ellos en Francia y en Cataluña. En el país vecino son también ilegales y se les atribuyó incluso un plan para asesinar al presidente de la República, Emmanuel Macron.

En Cataluña, varios de los integrantes habían agredido ya a un inmigrante magrebí, un hombre que vivía en la calle. Y el 12 de octubre, después de participar en una manifestación en Montjuic, insultaron e intentaron agredir a un discapacitado que llevaba un símbolo LGTBI. Mossos de una comisaría cercana lo evitaron.

«Hitler respetaba a la mujer»

Los nazis catalanes y españoles no se esconden. Formaban un grupo analógico, jerarquizado, a la antigua. Llevan tatuajes visibles y rechazan, eso sí, el término nazi. Tampoco les gusta, explican fuentes policiales, la palabra «feminazi» como insulto: «ellos consideran que el régimen de Hitler respetaba a la mujer». A diferencia de otras organizaciones, las tres mujeres detenidas tenían un papel importante, una incluso era casi líder del grupo y disputaba el sitio al presidente.

Se infiltran y llegan a controlar algunos grupos moteros, de hecho, tienen una estructura similar a ellos, con presidente, vicepresidente, tesorero… Recaudan dinero en conciertos de música RAC (Rock contra el Comunismo en inglés), les gustan también las peleas sin reglas y la MMA. Se están introduciendo en movimientos survivalistas, personas expertas en supervivencia, preparados para sobrevivir en condiciones hostiles. Siguen teorías conspiratorias sobre la covid.

Cuando fueron detenidos ya habían marcado un «plan estratégico» y estaban listos para actuar. Todos eran gente osada dispuesta a cometer actos violentos, según las fuentes policiales. Todos eran gente humilde, de clase trabajadora, con empleos poco cualificados y poco estables. Andaban justos de dinero y «su vida es su ideología», añaden fuentes policiales.

Ni comida basura ni tabaco

Uno de sus libros de cabecera es el «Manual del soldado político». En él, reflejan su «código de honor» a imitación de los militantes nazis alemanes, con algunos toques modernos. Por ejemplo, el rechazo a la comida basura o comida rápida y al tabaco. «¡Nunca dejará de asombrarnos cuando, en una reunión o evento nacionalista, en la que se trata el tema del orgullo blanco o la superioridad racial, se puedan ver personas fumando, comiendo hamburguesas o bebiendo cervezas como animales! Debemos involucrarnos más en la lucha y llevar una vida más saludable…«.

Rechazan el culturismo y defienden el ejercicio físico, especialmente el boxeo. «Después de aproximadamente tres meses de ejercicio empezarás a sentir sus beneficios… Intenta mejorar tu dieta mediante carnes delgadas como el pollo y el pescado. La vitamina C y la fruta fortalecerán tu sistema inmune y a la vez te ayudarán a no resfriarte, engriparte o a agarrarte cualquier virus». Todos esos cuidados eran para participar en lo que llaman «acciones directas», es decir ataques contra personas para lograr la «eliminación de todo lo que es perjudicial para nuestra raza y oposición al nacionalsocialismo». En esa línea, la carta que uno de ellos tenía en su casa indicaba que querían empezar ya sus atentados: «Luchamos contra todos, por el territorio, por el orgullo, por la RAZA y sobre todo por ELLAS, por lo que es Nuestro. LA GUERRA PUEDE EMPEZAR».