Los Angeles Lakers querían seguir vistiendo de negro en su persecución de la Copa NBA en la Final Four inaugural del nuevo y exitoso formato impulsado por la liga estadounidense. La competición les ha prohibido lucir tan sombríos para no fastidiar el contraste con la pista diseñada especialmente para la ocasión. En el espectacular Sphere de Las Vegas, el camaleónico recinto que ha fascinado a todo el mundo desde su inauguración, los angelinosse juegan esta madrugada (03:00h, M+ y LP) contra los New Orleans Pelicans un billete para la gran final.
LeBron James huele ya las mieles de este nuevo título, inédito en su palmarés y el de cualquier otro mito de la liga dada su reciente creación. El tótem de la competición, a punto de cumplir los 39 años, comprende mejor que nadie la relevancia de levantar el primer In-Season Tournament de la historia e inscribir su nombre en este nuevo capítulo del baloncesto de élite mundial. «Es solo un partido, pero entendemos lo que está en juego siendo el primero. No voy a añadir más presión a mis compañeros», comentó durante la previa.
De alguna manera, aunque no sea el trofeo Larry O’Brien ni otro anillo en su palmarés, la Copa le daría un toque único a su currículum ahora que se acerca un ocaso tan inevitable como difícil de vislumbrar dado su tremendo nivel en su 21ª campaña en la NBA. «Adam Silver es un genio, así de simple. Por esto va a funcionar», opinó sobre el nuevo formato. «Si no está roto, no lo arregles, y parece que está yendo sobre ruedas», agregó.
Para los Lakers, aunque el debate aquí es más adecuado para la barra del bar, puede ser una manera original de desempatar con los Boston Celtics como el conjunto más laureado de la competición. 17 anillos y una Copa, suena bien. «¿Por qué no?», como se retaba James después de clasificar a su equipo para las semifinales con una exhibición johnsonesca contra los Phoenix Suns de Kevin Durant.
Zion Williamson, por fin en el escenario principal
El rival de los Lakers no tiene trayectoria ni palmarés para medirse sobre el papel al pedigrí de la franquicia angelina y su gran estrella. Sin embargo, una reunión de hace una semanas entre los jugadores, ha impulsado una versión renovada y fresca del equipo. Desde entonces, Brandon Ingram ha tomado las riendas y Zion Williamson se ha puesto las pilas ahora que llega, después de muchas curvas en su corta trayectoria, al escenario principal de la competición.
Los Pelicans llegan, como los Lakers, tras ganar ocho de sus últimos doce enfrentamientos de temporada regular. Ambos equipos empezaron con pies de barro el curso debido a las lesiones y cierta falta de tensión competitiva, una de las contribuciones más significativas de la Copa NBA a estas alturas del año. «Poder ganar algo tan pronto en la temporada ha sido una fuerza motriz para nosotros. Es una motivación saber que eres el ganador, más allá del medio millón de dólares», apuntaba Williamson.
El número uno del Draft de 2019, que ha protagonizado más partes de lesiones y polémicas que hechos sobre la pista, siente Las Vegas como un gran teatro donde firmar la mejor actuación de su vida. «La pista parece un escenario, es magnífica. Toda esta experiencia es una buena oportunidad para dar un paso al frente», afirmó. Los Pelicans llegan a las semis como el único equipo capaz de ganar fuera de casa en la ronda de eliminatorias. Ingram, con 27,4 puntos y 6,2 asistencias ha sido su principal ejecutor.
El alero, que fue la principal pieza de cambio en el traspaso que envió a Anthony Davis a los Lakers, puede ejercer su particular venganza esta próxima madrugada, si bien necesitará al resto de sus compañeros. El regreso de muchos lesionados, desde Herb Jones hasta José Alvarado, ha dado mejor forma defensiva al grupo, que además ha recuperado a elementos clave en su ofensiva con CJ McCollum y Trey Murphy contribuyendo con 33 puntos y 8 asistencias en la anterior cita.
Las miradas recaen también en Anthony Davis
Si bien resulta evidente el incalculable valor de LeBron para estos Lakers, es el rendimiento de Davis el que más ampollas levanta en este inicio de curso en Los Ángeles. Dominante cuando quiere en defensa, el ala-pívot ha tendido a relajarse en las segundas mitades y no terminar con la mejor nota los partidos. Con la Copa NBA de por medio, se espera que el dúo dinámico del conjunto púrpura y oro saque a relucir su mejor versión.
Cuando han ganado, Davis ha promediado 25,6 puntos con un 55% de acierto, mientras que en sus ocho derrotas su impacto ha bajado a 18,9 tantos y un 50% escueto para un interior de su calibre. La buena noticia es que su exequipo se le ha dado bien históricamente: 27,9 puntos de promedio en diez enfrentamientos. Al menos en la previa, AD parecía resuelto a salir a por todas y dar lo mejor de sí. «Si hemos llegado hasta aquí, lo mejor es intentar salir e ir a por todas», concluyó.
Si exhiben su mejor versión y Austin Reaves les acompaña para brillar en los momentos calientes, como ocurrió en los cuartos de final, estos Lakers tienen muchas cartas por alcanzar el partido por el título. Han tenido lesiones, siguen sin estar enteros, pero ya sea vestidos de negro o de púrpura y oro, son un equipo completamente distinto cuando juegan pensando en el premio definitivo. Al fin y al cabo, siguen invictos en el torneo y esperan mantener esa estadística cuando tomen el vuelo de regreso a California el próximo domingo.
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