No habrá paz para los morados en el Congreso. Tras meses de tira y afloja entre Ione Belarra y Yolanda Díaz, Podemos ha culminado el proceso de emancipación que lleva anunciando desde verano y ha desatado un terremoto político en el espacio a la izquierda del PSOE, pero no sólo. El resumen es el siguiente: sus cinco diputados han abandonado el grupo parlamentario de Sumar y desde hoy pasan a formar parte del Grupo Mixto; en paralelo, todos pierden sus cargos y sueldos en las comisiones, que son el verdadero corazón de la actividad parlamentaria.
Apenas 24 horas después de que sus señorías nombraran a los nuevos integrantes de estas comisiones, Podemos apretó el botón nuclear e hizo volar por los aires la coalición de izquierdas. En cuanto Yolanda Díaz tuvo conocimiento de este arrebato a través de Diario Red, el periódico de Pablo Iglesias, la líder de Sumar abandonó a la carrera el Pleno del hemiciclo y preparó su contraataque.
A través de Txema Guijarro, secretario del grupo parlamentario y hombre fuerte de Díaz en el Congreso, Sumar registró un escrito en el Congreso por el cual no reconocía a los morados como sus representantes en las comisiones de trabajo, expulsándolos de los órganos de dirección.
Normalmente esto sería imposible, dado que los diputados son elegidos a título nominal (esto es, por quien son y no por el partido al que pertenecen) y sólo ellos pueden renunciar a sus cargos. Así ocurre en la Mesa del Congreso, por ejemplo. La diferencia, en este caso, es que Díaz no mandó quitarles el puesto, sino retirar sus actas de estas comisiones; y al no formar parte de ellas, no pueden formar parte de su órgano rector.
La sucesión de acontecimientos fue endiablada.
[Podemos rompe con Sumar y pasa a formar parte del Grupo Mixto del Congreso de los Diputados]
Al filo de las 17.00 horas, Diario Red publicó que Podemos planeaba abandonar el grupo parlamentario y la formación morada, en respuesta, organizó una rueda de prensa en el escritorio del Congreso, justo al otro lado del pasillo. Ninguno de sus cinco diputados estaban en ese momento en el hemiciclo, sino que estaban escondidos en sus despachos del edificio adyacente. Ahí firmaron la renuncia y la entregaron en los minutos siguientes.
La secretaria de Organización de Podemos, Lilith Verstrynge, llamó en ese momento a Josep Vendrell, coordinador ejecutivo de Sumar, para darle la noticia. Hace meses, los dos fueron los responsables de armar el acuerdo de coalición con el que presentarse a las elecciones generales.
Al enterarse de la llamada, Yolanda Díaz abandonó el Pleno y, por medio de Txema Guijarro, registró en el Congreso un documento en el que daba fe de la renuncia de los diputados minutos antes de que éstos anunciaran que estaban en el Grupo Mixto. Por un breve lapso de tiempo, sus señorías no pertenecían a ningún grupo y, por tanto, perdieron el derecho a dirigir una comisión.
Sumar, por su parte, tardó cerca de una hora y media en que Marta Lois, portavoz parlamentaria, saliera a dar una respuesta oficial de lo que estaba pasando. Para cuando los morados supieron de la treta ya habían pasado las 18.00 horas de la tarde y el registro del Congreso estaba cerrado.
[Podemos se prepara para poner contra las cuerdas al Gobierno: «Al expulsarnos, tenemos las manos libres»]
La decisión
Ione Belarra lleva meses preparando el terreno para emanciparse de Sumar, pero no empezó a meditarlo seriamente hasta la semana pasada. Este martes, Lois la acusó de «transfuguismo» y «victimismo», pero Podemos cree que el relato está más que justificado, dado que Sumar vetó a Irene Montero de las listas del 23-J; dejó a los morados sin una coportavocía en el Congreso; los expulsó del Gobierno; y les negaba cualquier tipo de aparición en el hemiciclo.
Todo sumaba, pero Belarra no tomó la decisión definitiva hasta este lunes a mediodía, cuando Díaz le confirmó que no la dejaría intervenir en el debate de esa misma tarde, que enfrentaba al ministro de Asuntos Exteriores con el conflicto entre Israel y Palestina. Al verse despojada de una de sus causas más combativas, la secretaria general de Podemos dijo basta y convocó de urgencia a la dirección del partido.
Ahora bien, también es importante resaltar todo lo que estaba ocurriendo alrededor del Congreso. La decisión de romper con Sumar se enmarca en un día muy concreto, martes, en el que el líder de Podemos en Madrid, Jesús Santos, dimitió entre críticas a la cúpula del partido. Horas después la líder del grupo parlamentario en el Parlament, Jessica Albiach, renunciaba a la militancia.
Un antiguo colaborador de Podemos analiza que este giro de guion es «marca de la casa Pablo Iglesias» y que obedece, dice, a una estrategia para frenar el transfuguismo hacia Sumar. Es el mismo diagnóstico que barajan desde el entorno de Yolanda Díaz, con quien todavía se encuentran negociando nuevos pactos para las elecciones gallegas y vascas.
[Yolanda Díaz rechaza la oferta de Podemos para ir en coalición con Sumar a las elecciones gallegas]
Más aún, la decisión de Belarra de romper con todo está ligada a su convicción de que, aunque tenga sólo cinco diputados, su voto sigue siendo necesario para armar mayorías en este Congreso. En las próximas semanas, los planes del PSOE pasan por negociar los Presupuestos Generales del Estado una vez se aprueba la Ley de Amnistía; y Podemos no piensa regalar su apoyo ni subordinarlo a un grupo más grande.
Las cuentas
Para Podemos las consecuencias del seísmo en las comisiones son, en boca de fuentes cercanas, «asumibles». Los morados pierden la presidencia de Derechos Sociales y Consumo (Noemí Santana), las vicepresidencias de Justicia (Martina Velarde) y Asuntos Exteriores (Lilith Verstrynge) y varias portavocías.
Así daba cuenta la página web del Congreso de los Diputados al cierre de esta edición, pero al formar parte de un grupo nuevo se espera que recuperen algún puesto, seguramente alguna portavocía, como parte de la cuota del Grupo Mixto. Todos los beneficios de Podemos en este sentido van en detrimento de BNG, Coalición Canaria y UPN, con los que compartirá mesa a partir de ahora.
A cambio de todo lo anterior, los de Ione Belarra ganan autonomía política y un buen pellizco de dinero. De los 4.894,63 euros al mes que recibían por formar parte de Sumar pasarán a ingresar 18.966,7 euros. Además, seguirán ganando los 8.730,8 al mes a cargo de los diputados (1.746,16 euros) por escaño. Sí perderán alrededor de 5.000 euros de las comisiones, pero no se sabrá la cifra exacta hasta que vuelva a decidirse el reparto de sillones.
Lo importante, en todo caso, no es lo que se ingresa al mes sino lo que pueden ingresar en el futuro. En el horizonte más cercano, recuerdan, están las elecciones europeas, en las que en ningún caso se presentarán en coalición con Sumar. Lejos de eso, en la cúpula de ambas formaciones se da por descontado que la exministra Irene Montero encabezará la lista.
Y cuantas menos ataduras mejor.
Sigue los temas que te interesan