Manolita se siente abrumada, incapaz de concentrarse en sus estudios. En este momento, lo primordial es que su hija Lola sea compatible con la médula que Malena necesita desesperadamente para salvarse.

En clase, el agobio de la mujer ha alcanzado su punto máximo, y la idea de abandonar sus estudios es cada vez más clara. «No tengo ni ganas ni ilusión», ha confesado a Gala.

A pesar de los intentos de la joven para animar a su jefa, parece que su decisión es irrevocable: no se presentará a los exámenes. “No puedo seguir estudiando, me he cansado de luchar tanto”, ha compartido.

El tiempo apremia para la pequeña de los Quevedo, pero los resultados aún no llegan. Los nervios están a flor de piel y cada momento sin noticias se vuelve más angustioso.