De nada han servido los ruegos y advertencias del presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Su petición al Congreso de fondos para seguir prestando asistencia a Ucrania ha topado con la barrera de los republicanos, que este miércoles se disponían a votar en el Senado contra ese paquete presupuestario, 110.000 millones de dólares que incluyen también asistencia para Israel, para ayudar a Taiwán y a la región de Asia Pacífico a contrarrestar a China y para reforzar la frontera con México.
Aunque los demócratas controlan la Cámara Alta necesitaban nueve votos republicanos para llegar a los 60 necesarios para superar un requisito de procedimiento y hacer avanzar la propuesta legislativa, que destinaría 61.000 millones de dólares para Kiev, que desde que empezó a sufrir la última guerra de invasión rusa ha recibido ya 111.000 millones de Washington.
La votación no se había producido a la hora de escribir estas líneas, pero el resultado anticipado representa el último revés para la Casa Blanca, que ha ido viendo desvanecerse las esperanzas de un acuerdo en las últimas semanas, conforme los conservadores endurecían sus exigencias y pedían como contrapartida medidas para endurecer la política migratoria que no apoyan ni los demócratas ni el presidente. Y el martes, por ejemplo, una sesión informativa que la Administración ofreció a puerta cerrada a los senadores sobre la situación en Ucrania acabó convertida en una pelea partidista a gritos, que al menos una docena de republicanos abandonaron cuando habían transcurrido escasos 30 minutos.
El mensaje de Biden
El bloqueo en el Congreso no tiene visos de resolverse pronto. Al impasse en el Senado se le suma también la oposición a más ayuda a Ucrania sin contrapartidas en frontera en la Cámara Baja, que controlan los republicanos y donde el ‘speaker’, Mike Johnson, también ha dejado claro que ese endurecimiento en la política migratoria es indispensable para lograr su luz verde. Y son malas noticias para Kiev y para la Casa Blanca, que el lunes advirtió de que se ha quedado sin fondos para Ucrania y que era imperioso lograr una aprobación de nueva financiación antes de que acabe el año.
En una comparecencia este miércoles antes de la votación, Biden insistía en los riesgos de la situación, denunciando que los republicanos “están dispuestos a dar a Vladímir) Putin el mayor regalo que podría esperar y abandonar nuestro liderazgo global”. “Si Putin toma Ucrania no parará allí”, decía también Biden, que trataba de reforzar el mensaje de urgencia recordando que si Rusia ataca a un aliado de la OTAN podría producirse un escenario peor que el actual: “tropas estadounidenses combatiendo contra tropas rusas”.
En la comparecencia Biden se ha mostrado dispuesto a “hacer significativamente más” para arreglar el sistema migratorio, reconociendo que este “no funciona”. También, no obstante, ha acusado a los republicanos de estar “haciendo politiqueo”, de “secuestrar la financiación de Ucrania con políticas de frontera extremistas y partidistas” y de adoptar una posición de “todo o nada” en las conversaciones sobre reforma de inmigración. “Esto tiene que ser una negociación, piensan que pueden obtener todo lo que quieren sin compromiso, esa no es la respuesta”, ha dicho el presidente.
El paquete completo de ayuda solicitado por Biden ha sumado también en las últimas horas el rechazo del senador independiente Bernie Sanders, aunque en su caso los reparos los han generado 10.000 millones de dólares propuestos para prestar ayuda militar ofensiva a Israel. El progresista de Vermont ha denunciado como “inmoral” la estrategia que Tel Aviv está usando en Gaza y aunque ha respaldado darle los 4.000 millones solicitados por Biden para defensa ha mostrado su oposición a entregar sin condiciones más fondos que le permitan mantener una ofensiva que, ha asegurado, está implementando “en violación del derecho internacional”. “EEUU no debería ser cómplice de esas acciones”, ha dicho Sanders.