La Comisión Europea ha propuesto este miércoles retrasar tres años -hasta el 31 de diciembre de 2026- la entrada en vigor de los aranceles a los vehículos eléctricos y baterías comerciados entre el Reino Unido y la UE para evitar problemas en el abastecimiento y garantizar la salud del sector europeo, tal y como solicitó la asociación europea de fabricantes de automóviles (ACEA) antes del verano. “Hemos escuchado a los afectados y hemos puesto sobre la mesa una propuesta justa”, ha explicado el vicepresidente de la Comisión, Maros Sefcovic. “Esto dará previsibilidad y estabilidad a la industria del automóvil y los fabricantes de baterías en un momento de fuerte competencia mundial”, ha añadido el vicepresidente Valdis Dombrovskis.

Una de las consecuencias de la salida del Reino Unido de la UE era la imposición de aranceles del 10% a la exportación de vehículos eléctricos. Bruselas plantea ahora retrasar esta medida y se escuda en que las circunstancias desde que se produjo el ‘brexit’ han cambiado. Desde entonces se ha producido una pandemia de covid19 y una guerra de Rusia contra Ucrania que han afectado a las cadenas de suministro y han llevado a una situación en la que el sistema europeo de baterías se ha desarrollado con una mayor lentitud de la prevista inicialmente.

De ahí la propuesta de la Comisión de prorrogar las reglas de origen aplicables actualmente a los vehículos eléctricos y las baterías incluidas en el Acuerdo de Comercio y Cooperación. Este aplazamiento, que permitirá a la industria europea quedar exenta de un arancel del 10%, llegará acompañado de una partida de 3.000 millones de euros en tres años para impulsar la industria de las baterías en el marco del fondo de innovación. Algo que, según Bruselas, creará “importantes efectos indirectos” para toda la cadena de valor de las baterías europea además de respaldar el ensamblaje de vehículos eléctricos en Europa.

La propuesta, que ahora tendrá que ser negociada con los gobiernos, ha sido recibida con satisfacción por la asociación de fabricantes ya que Reino Unido sigue siendo el principal mercado de exportación para la industria automovilística europea. “Es vital para garantizar el bienestar no sólo de la fabricación de vehículos eléctricos en la UE, sino también de toda la cadena de valor europea de baterías», ha explicado la directora general de ACEA, Sigrid de Vries. “Si no se aprueba la propuesta, se reduciría la competitividad de nuestras exportaciones. También tendría un impacto negativo en la demanda de baterías y materiales de batería europeos, debido a la pérdida de cuota de mercado de los vehículos eléctricos frente a competidores de terceros países”, añade en alusión a China y otros fabricantes.