El Mallorca porque hasta la noche del lunes sigue fuera del descenso, lo que se prolongará ocurra lo que ocurra en el Celta-Cádiz.
Larin porque cambió la dinámica de su equipo en la segunda parte, aunque siga negado ante el gol.
Sivera, portero del Alavés, porque evitó que, precisamente, Larin estrenara su casillero goleador.
Aguirre porque un punto es un punto y además acertó dando entrada a Larin tras el descanso, aunque habrá quien piense, como yo mismo, que se equivocó al sacarle del once titular.
Y, supuestamente, la afición bermellona porque si Aguirre dijo que estaban contentos con su equipo por el empate ante el Cádiz, deben seguir sintiéndose felices con otro empate ahora ante el Deportivo Alavés.
Y no me olvido de otro contento, Luis García Plaza, el entrenador del equipo vasco, que como extécnico del Mallorca fue recibido por la afición local con mucho cariño.
Así que, aquí todos contentos, qué demonios (o Dimoniós), no hay que darle importancia a una victoria en quince partidos o un gol en los últimos seis.
El Mallorca tenía dos partidos seguidos en casa ante rivales comunes y no ha ganado ni perdido ninguno. Ahora volverá a jugar en casa ante el Sevilla, comparable también en la tabla, y después en casa del colista. Veremos y contaremos.