Desinflación, estancamiento económico y recorte de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE). Es lo que le espera a la zona euro en 2024, según las previsiones de ING. Creen que es probable que el crecimiento del consumo se vea limitado por el cambio en el mercado laboral y ven una ampliación de los diferenciales en los mercados de bonos soberanos.

Según detallan los expertos de la entidad, la eurozona se enfrentará en 2024 a otro año de estancamiento, mientras el consumo privado decepciona. «Esperamos que el crecimiento del consumo de la eurozona se mantenga moderado en 2024, manteniendo el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) por debajo del 0,5%«, dicen.

Como explican, a finales de 2022, la crisis energética provocó una fuerte contracción del consumo privado de la que hasta el momento la zona euro no se ha recuperado. «Si bien el crecimiento de los salarios reales está volviendo a ser positivo nuevamente, seguimos siendo cautos en cuanto a las perspectivas de gasto, proyectando un crecimiento de solo el 0,8% para 2024″, frente al pronóstico del 1,6% del BCE y del 1,2% de la Comisión Europea.

Un aumento gradual del desempleo limitará el crecimiento del ingreso agregado, a lo que se sumará probablemente que el crecimiento del consumo se vea limitado por el cambio en el mercado laboral. «Esto generalmente también aumenta el ahorro preventivo», apuntan.

Mientras tanto, los tipos de interés más altos aumentarán los pagos hipotecarios y dificultarán las compras a crédito. Precisamente, en cuanto a los tipos de interés, los analistas creen que el recorte vendrá antes del verano. «Con una economía de la eurozona más débil de lo esperado, la desinflación de 2024 permitirá al BCE quitar el pie del freno de la política monetaria. Esperamos que comience a recortar los tipos en verano y que lo haga en un total de 75 puntos básicos el año que viene».

Consideran que el organismo europeo corre el riesgo de subestimar el ritmo de la desinflación, de igual manera que subestimó la fuerza y ​​el ritmo del aumento de la inflación en 2021 y 2022. Calculan que el Índice de Precios de Consumo (IPC) general ronde el 3% en 2024 y que la inflación subyacente caiga al 2,3% a finales de año.

Por su parte, sobre la política fiscal destacan su desigualdad y que siempre ha sido un factor de riesgo potencial para la eurozona.

«El reciente fallo del Tribunal Constitucional alemán generará nuevas tensiones sobre la política fiscal y el marco fiscal en la eurozona. Es difícil ver cómo un gobierno alemán, que lucha por su supervivencia política e implementa nuevas medidas de austeridad en su país, aceptará una relajación de las reglas fiscales de la eurozona, también conocidas como el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC)». Mientras, el resultado de las elecciones holandesas «también podría dificultar un compromiso sobre el PEC, manteniendo más o menos las viejas reglas».

Al mismo tiempo, debido a las próximas elecciones europeas, creen que es poco probable que la Comisión Europea inicie acciones correctivas o medidas contra países con déficits fiscales considerados demasiado elevados antes del verano. «Todo esto significa una política fiscal muy desigual en toda la eurozona. Si bien Alemania se embarcará en una austeridad autoinfligida, el resto de la eurozona parece dispuesto a retrasar importantes esfuerzos de consolidación. Es probable que esto conduzca a una ampliación de los diferenciales en los mercados de bonos soberanos en el transcurso de 2024″.

Por otro lado, desde ING se plantean diferentes escenarios para el próximo ejercicio. Uno de ellos, su principal, es que los altos tipos de interés provocarán una leve recesión técnica durante el invierno y que el BCE comenzará a recortarlos aproximadamente al mismo tiempo que la Reserva Federal de EEHH (Fed).

«Los riesgos a la baja provienen del aumento de los precios de la energía, lo que elevaría la inflación y empujaría a la economía a una recesión más profunda. En ese escenario, el BCE querría evitar el riesgo de que una mayor inflación se arraigue y mantendría las tasas altas durante todo el año. La combinación de una recesión con tipos de interés que se mantienen altos crea tensión dentro de la unión monetaria, lo que eleva los diferenciales de los bonos soberanos», comentan.

Mientras tanto, en un escenario alcista prevén que la eurozona evite por completo la recesión y que la inflación caiga más rápido de lo esperado. «Este escenario de ricitos de oro permitiría al BCE flexibilizar su política monetaria más rápidamente, y los rendimientos de los bonos también bajarían. Los Estados miembros más endeudados se beneficiarían, lo que daría lugar a diferenciales de rendimiento de los bonos más estrechos», afirman.