El 3 y 4 de diciembre se cumplen 10 años del acuartelamiento de la Policía de Córdoba, que derivó en una de las noches más oscuras en la historia de la provincia. En este marco, Vía Córdoba, habló con uno de los uniformados que se resguardó en el cuartel de barrio Cerveceros.

El hombre (NN) que prefirió no identificarse recordó la sucesión de hechos, el reclamo de las fuerzas de seguridad, el sentimiento al ver a vecinos armados defendiéndose en las calles y una frase que suena en su cabeza hasta el día de hoy: “Nos dejaron solos”.

CÓRDOBA. Acuartelamiento de policías durante el 3 y 4 de diciembre de 2013 (La Voz/Archivo).

¿Qué fue el acuartelamiento policial de 2013?

“El acuartelamiento fue una medida de fuerza espontánea que tomó la Policía de Córdoba y estuvo motivada, principalmente, por la cuestión salarial”, explicó el uniformado que se resguardó en la base policial ubicada en calle Celso Barrios.

La sobrecarga horaria, el trato con el personal y el acceso a licencias fueron el caldo de cultivo de una medida “impensada e inesperada” para parte de las fuerzas de seguridad y, principalmente, la sociedad cordobesa.

“Personalmente, no pensé que íbamos a llegar a ese punto”, recordó el sujeto que -en aquel momento- trabajaba en una comisaría e integraba una patrulla del Comando de Acción Preventiva (CAP).

En 2013, un acuartelamiento policial derivó en graves saqueos en Córdoba. (La Voz)

En 2013, un acuartelamiento policial derivó en graves saqueos en Córdoba. (La Voz)

RECUERDOS DEL INICIO DEL ACUARTELAMIENTO POLICIAL

El integrante de la Policía comenzaba su turno a las 7 de aquel 3 de diciembre y la noticia le llegó por su madre. “Me levanté a las 5.30 en un departamento que alquilaba. Mientras me preparaba, mi vieja me llamó alarmada para preguntarme ¿Qué había pasado?”, contó.

“Ella me dijo que la Policía se había acuartelado. Inmediatamente, prendí la televisión, la radio y la computadora y me informé de lo que pasaba mientras me alistaba”, recordó. Posteriormente, comenzó a recibir una serie de mensajes de sus compañeros.

Elevan a juicio el acuartelamiento policial de Córdoba que derivó en saqueos en 2013

Elevan a juicio el acuartelamiento policial de Córdoba que derivó en saqueos en 2013

Ya informado de lo que pasaba, se presentó en su dependencia de turno donde estaban cinco compañeros. Cuatro de ellos lo acompañaron en un móvil y se acoplaron a la medida de fuerza que había comenzado a las 2.30.

“¿Por qué se sumó a la medida?”, fue una de las preguntas de este medio y NN explicó que en 2013, estaba soltero, pagaba un alquiler en un departamento de un barrio accesible de la ciudad y aún así, a fin de mes “vivía a base de mate cocido y pan”.

Al llegar al sudeste de la capital, el uniformado se encontró con compañeros, compañeras y familiares que hacían una especia de guardia en el edificio que fue el foco de las noticias de Argentina por 36 horas. “Jamás me imaginé esa cantidad, éramos cerca de 1.000 personas en el ingreso”, recordó.

Las negociaciones en medio del acuartelamiento en Córdoba

Ya dentro del establecimiento rodeado de familiares, carteles con mensajes de apoyo y cientos de periodistas, los reclamos y denuncias del CAP comenzaron a aparecer. “Fue un poco desorganizado. Se armó como una suerte de mesa de negociación con representantes de las diferentes direcciones y servicios, con la idea de plasmar un reclamo formal”, rememoró.

En este sentido, analizó que “por la falta de experiencia” les faltó negociar adecuadamente una pauta salarial, pero “lograron que un recién ingresado tuviera salario de bolsillo de 14.000 pesos″.

Paralelamente, recordó la aparición del abogado representante, Miguel Ortíz Pellegrini. “Fue un oportunista que se autodenominó negociador y vocero de lo que decidíamos”, criticó, pero manifestó: “fue un mal necesario porque medianamente conocía la rosca política” y en aquel entonces fue visto con buenos ojos.

Miguel Ortíz Pellegrini fue el abogado representante de los uniformados que se acuartelaron.

Miguel Ortíz Pellegrini fue el abogado representante de los uniformados que se acuartelaron. (Cadena3/)

14 puntos conformaban el reclamo de las dependencias y distritos policiales de Córdoba. La primera respuesta del Gobierno de la Provincia llegó cerca del mediodía. Luego, apareció el comunicado del gobernador José Manuel De La Sota solicitando restablecer el servicio.

El entrevistado estimó que “como mucho, a las 19 se iba a resolver todo y los superiores no iban a dejar que llegue la noche”. Pero, cuando vieron que el reclamo se extendía, se mantuvieron unidos y se resguardaron a pesar de la falta de luz y agua.

LA NOCHE MÁS OSCURA DE CÓRDOBA: SAQUEOS, HERIDOS Y MUERTOS

“Cuando cayó la tarde, nos dimos cuenta que teníamos que quedarnos todos por el tono amenazante de las autoridades. Si nos separábamos, nos quedábamos sin trabajo e íbamos presos”, recordó NN quien había conformado un grupo de 10 integrantes y con uno de ellos salió en un vehículo para buscar alimentos, bebidas, mantas y colchas.

“Vimos el primer saqueo en el Cordiez de la avenida O’ Higgins y a comerciantes soldando rejas para defenderse”, dijo haciendo referencia a esas imágenes que aún continúan en su cabeza.

Recordó que sintió culpa y que sentían el reproche de la gente en sus miradas. Mientras que, otros, los “apoyaron porque se mostraba el descontento que había con De La Sota en ese momento”. Luego de un viaje fugaz, regresaron al lugar del acuartelamiento.

Saques nocturnos en Córdoba. (La Voz)

Saques nocturnos en Córdoba. (La Voz)

“Volvimos y era de noche. Había decenas de fogatas con personas amontonadas en el patio del hangar, era un campamento vikingo”, indicó con lujo de detalles el entrevistado que estuvo de acuerdo con la medida de fuerza.

Ya entrada la noche, rememoró que se escuchaban ruidos y gritos producto de los saqueos en diferentes comercios a lo largo y ancho de Córdoba. Los acuartelados dormían “de a ratos” por las novedades en la información y los estruendos.

2013. El 3 y el 4 de diciembre, un grupo de policías se acuarteló. La desprotección derivó en saqueos y en vandalismo en la provincia. (La Voz / Archivo)

La desprotección derivó en saqueos y en vandalismo en la provincia. (La Voz / Archivo)

“Escuchábamos escopetazos del Eter y algunos compañeros lloraban porque al uniforme lo sentís de alguna u otra forma y le tomas cariño”, contextualizó y manifestó: “Sabías que tenías que estar con tus compañeros (defendiendo a los vecinos), pero te tenías que quedar (en el acuartelamiento) por tu familia porque si no lo hacías vos, no lo hacía nadie”.

A raíz del reclamo, señaló que se aislaron del afuera y sólo se enteraban de lo que ocurría gracias a la prensa. “Habían muchas fake news porque se decía de todo y no había canal de comunicación directo con el Gobierno. Escuchábamos Cadena 3 desde la radio del auto personal de uno de los compañeros. Era el único canal de información”, confesó.

La llegada de César Almada, el jefe de la Policía en 2013

Pasada la medianoche, César Almada, por entonces jefe de la Policía que estuvo tres meses en ese cargo, llegó al edificio. Según explicó el entrevistado, Almada tenía una reputación excelente con el personal subalterno y su condición humana destacaba en un rol donde no era común verla.

“El comportamiento humano en los superiores es raro que esté. Te dejan 10 horas en una esquina con 40 grados…”, ejemplificó. Hasta el día de hoy, recuerda el mensaje final del exjefe, quien “ya sabía que estaba fuera” de su cargo: “Manténganse unidos, les dijo.

César Almada nació en barrio Alta Córdoba. Está casado y tiene dos hijos, ambos estudiantes de la carrera de Ingeniería. Ocupó distintos cargos en filas policiales, entre ellos en la División de Bomberos, hasta llegar ahora a la Jefatura (Facundo L

César Almada fue el jefe de la Policía por tres meses. (La Voz)

A pesar de la hermandad entre compañeros, la preocupación por sus seres queridos empezó a suscitar en las mentes de los acuartelados. “Un amigo del interior quería volver a su pueblo para ver a su familia”, recordó.

Los acuartelados no tenían ninguna manera de contactarse con el exterior ni con sus familiares ya que, la mayoría de los celulares ya no tenían batería. Así las cosas, llevó en un auto a su amigo a la Terminal de Ómnibus para ver si había alguna unidad para viajar.

“Salimos de madrugada y fue ver lo mismo del día anterior, pero mucho más crudo. Cuando entramos a barrio Nueva Córdoba, nos encontramos con barricadas, contenedores de basura apilados y motos carbonizadas en la calle”, contó sobre el campo de guerra que se había formado.

Córdoba era una zona de guerra.

Córdoba era una zona de guerra. (El Doce/)

En el trayecto, divisó “personas en pijama, y armadas con palos y cuchillos para defenderse”. Eran vecinos que intentaban defenderse de los saqueadores que protagonizaron cientos de hechos de violencia a lo largo y ancho de la capital. Si bien llegaron a la terminal, tuvieron que regresar ya que no había actividad alguna.

UN ACUARTELAMIENTO QUE LLEGABA A SU FIN

Pasado el mediodía del 4 de diciembre, los uniformados acuartelados se enteraron que el Gobierno provincial “torció el brazo”. De esta manera, comenzaba el final de un reclamo que terminó con dos muertos, cientos de heridos y miles de saqueos.

Salimos y sentimos euforia por la victoria tras lo conseguido. Agarramos la calle Celso Barrios y eran cuadras de gente aplaudiéndonos”, recordó sobre el momento en el que dejaron atrás el acuartelamiento.

Las familias de los acuartelados celebrando lo conseguido tras una negociación con el Gobierno.

Las familias de los acuartelados celebrando lo conseguido tras una negociación con el Gobierno. (El Res/)

Sin embargo, no se olvida de esa parte de la sociedad que los insultaron, arrojaron botellas y piedras. “Entendí a la gente, pero yo tenía que pelear por lo mío y lo de mis compañeros”, dijo el uniformado que se presentó en su jurisdicción alrededor de las 14.30.

Como su relevo ya estaba presente, solo notificó que ya estaba reincorporado y disponible para su próximo turno así que se dirigió a su hogar. En el camino, se encontró con “un desolador panorama” y percibió “cierta paranoia” en la sociedad.

Saqueos. “Un policía no puede abandonar nunca su tarea y en Córdoba lo hicieron”, dijo De la Sota (La Voz / Archivo).

Miles de saqueos, cientos de heridos y dos muertos. (La Voz / Archivo).

“Al no ver a nadie en la calle, puse el arma en la falda por miedo a cualquier cosa que pudiera pasar. Sentí inseguridad hasta que llegué a mi departamento”, cerró el hombre que no duda en volver a tomar la misma medida en caso de ser necesario.

Es así que justificó: “Como trabajador, soy consciente de lo que me merezco por la prestación. No siento culpa, porque nadie la sintió cuando yo me cagaba de hambre”.

“NOS DEJARON SOLOS”, LA REFLEXIÓN DE UN POLICÍA ACUARTELADO

A 10 años de lo acontecido, el entrevistado dio su perspectiva de los hechos y reconoció el desencuentro entre las autoridades federales, nacionales y provinciales: “Se tiraban la pelota para ver quién no había actuado: o fue falta de colaboración de Fernández de Kirchner o De La Sota nunca se comunicó con ella para poder echarle la culpa”.

Más allá de las sospechas, el acuartelado recuerda dos frases dichas en ese momento que, hasta el día de hoy, siguen resonando en su cabeza: “Nos dejaron solos”, una oración que resumió las condiciones laborales de la Policía de Córdoba y el descontento social que provocó la medida de fuerza; y “Córdoba se resfría y estornuda en todo el país”, por las réplicas de saqueos que hubo en otras provincias como Santa Fe y Tucumán.

Otro cantar. Capitanich y De la Sota, del papelón de diciembre a una coordinación rápida y eficiente en la jornada de ayer (DYN/Archivo).

Jorge Capitanich y José Manuel De la Sota estuvieron en el ojo de la discusión por los saqueos de 2013 en Córdoba.(DYN/Archivo).