Los Warriors, 110-112 arriba en la casa de los Clippers a falta de 36 segundos, le pedían a Stephen Curry. Pero, Steph, 22 puntos y 11 asistencias pero demasiada tralla ya encima y con Terance Mann encima, uno de esos pesados de verdad, fallaba el tiro en suspensión con 15 segundos por jugar. Raudo y determinado, corría Paul George, se detenía en el perímetro, se levantaba y asestaba el bofetón a los Warriors con un triple letal (113-112). El que vio a PG elevarse sin poder hacer nada para detenerle, Klay Thompson, quien se llevaba las manos a la cabeza. El escolta, mustio en su juego y en su expresión corporal, era la más representativa imagen de desolación de unos Warriors que ganaban 48-67 al descanso. La decadencia gana terreno en la Bahía.

Tras el acierto decisivo de George, Draymond Green falló el triple. La blanda defensa de Klay, entre los dos errores. No hay tampoco secuencia más definitoria de la realidad de los Warriors y cómo se parte su tridente, todavía para muchas fiestas Curry -7/18 en tiros de campo y 4/9 en triples-, y un Green que se multiplicó con 21 tantos, 9 rebotes y 4 asistencias.

Pero ninguno de los dos no alcanzan a cubrir el agujero del otro de los Splash Brothers, 17 tantos pero justito en lanzamientos con un 5/13 en TC y un 4/11 en triples y fallando en el clutch. En los Clippers, Paul George, Kawhi Leonard y James Harden siguen sin acabar de jugar a una pero se repartieron bien las responsabilidades de estrella con 25, 20 y 21 puntos, con Westbrook aportando 8 desde el banquillo en 19 puntos.

Golden State, que había ganado al conjunto angelino el jueves, se hunde con un récord de 3-11 desde que empezara su racha de derrotas y vuelve a estar en negativo en el Oeste, décimo con 9-10.

Sin Andrew Wiggins, Chris Paul ni un Gary Payton II fuera para el resto de la temporada, los Warriors dejan patente que sin CP3 la segunda unidad sigue siendo un problema, sólo dando el callo el rookie Brandin Podziemski con 12 tantos. Como otra evidencia de la inestabilidad, Dario Saric arrebató el puesto de pívot titular a Kevon Looney aunque sin el impacto deseado, con 6 puntos, 2 rebotes y 3 asistencias en 20 minutos y un más-menos de -10 por los 7 tantos, 8 capturas y 3 pases de canasta para Looney y un +3. El croata puede ser más completo en ataque pero su defensa no fue convincente.

Por su parte, no pueden presumir tampoco mucho los Clippers. Pero, con sus defectos, los de Lue son más que Golden State. La clasificación también les aprieta -undécimos con 8-10-, pero, en lo que acaban de ajustar la química entre su multitud de estrellas, tienen defensa, un banquillo más consistente y ese carácter obstinado innegociable para Tyronn Lue que convierten las remontadas en un hábito.

Harden, que repartió también 9 asistencias, despertó en la segunda mitad con 17 puntos por los 4 de la primera, con un 7/14 en lanzamientos y un 2/7 en triples. Se reactivó en gran parte gracias a las transiciones entregadas por los Warriors, a la inocencia de Podziemski, que cayó en todas las trampas de un astuto perro viejo como la Barba, que abrazó el duelo con el estadounidense de origen polaco sin jugar pick and roll.

Sin embargo, sigue sembrando muchas dudas el MVP de 2018 en el ataque estático cuando no es capaz de superar la primera línea, optando por triples que falla más que acierta. O entregando el balón directamente a Kawhi y George cuando precisamente los Clippers le trajeron de los Sixers para liberar de la tarea de crear a su dúo. Y salvo cuando Harden les encuentra abiertos en el perímetro o uno de los dos se desbloquea para buscar el poste o el tiro de media distancia, se echan de menos más mecanismos para que Leonard y PG puedan tomar lanzamientos más sencillos.

Chirría también el rol de Westbrook, su eficacia cuando espera abierto y deja que Kawhi o George inicien la posesión cuando se supone que él es el segundo base. Con PG y él en pista, los Warriors se sintieron cómodos mandando 2×1 a George.

Sin embargo, los ajustes en el otro lado de la cancha del conjunto angelino -segunda mejor defensa de la NBA tras el 17 de noviembre-, le impulsaron hacia la remontada. Y es que Stephen Curry es mucho pero a la vez poco cuando la ofensiva de Golden State, que ha perdido esa armónica y coral fluidez de movimientos sin balón, se encomienda sólo al señor de los triples, limitado a 4 tantos en la segunda mitad.

Tras una primera parte, en la que Curry ya tomó tiros complicados, los Clippers focalizaron su defensa en él en la segunda mitad, con más ayudas y recurriendo a 2×1 más o menos agresivos. Draymond Green, obligado a expandir su rol ofensivo en esta crisis, fue un gran apoyo con cuatro triples en el primer cuarto, sus asistencias y penetraciones desde la cabecera y sus cortes al aro cuando Curry estaba muy vigilado en las esquinas.

Pero poco más, poco amenazador Thompson saliendo de pantalla, sin que Kevon Looney pudiera hacer mucho daño tampoco en el poste como principal foco ofensivo de los de Kerr en la segunda parte con el ’30’ y el ’23’ en el banquillo. Los Clippers, con más vigilancia sobre Draymond Green en la segunda mitad, tomaron también la inteligente decisión de no jugar el pick and roll con el grande en el segundo tiempo para no implicar al ’23’, eficiente cubriendo en el perímetro a cualquiera de las estrellas del equipo de Lue.

Más preocupaciones para Steve Kerr, quien, en la anécdota que contaba Antoni Daimiel en Movistar +, andaba dando vueltas en la cama el martes a las 2 de la mañana tras la derrota en Sacramento angustiado por la situación de su equipo. Pero el estado de estos Warriors es como para no pegar ojo. Se apagan las luces de la  dinastía de la NBA de la última década.

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