No fueron pocas las veces en las que Concha Velasco visitó las islas, a las que le gustaba ensalzar cuando viajaba para representar alguna función, era invitada o, simplemente, se escapaba para, como ella misma decía, disfrutar de su gastronomía y sus paisajes. Sus manos están grabadas para siempre frente al Auditorio Alfredo Kraus, en el pequeño paseo de la fama de Las Palmas de Gran Canaria. En 2001 le rindieron un homenaje a su amplia trayectoria con la lady Harimaguada en el II Festival Internacional de Cine de la capital isleña.

Cuenta su fundador y director desde 1999 a 2014, Claudio Utrera, que «fue la primera estrella que fui a buscar personalmente al aeropuerto de Gran Canaria». Y es que a ambos les unía entonces «una buena amistad», relata.

«Nos habíamos conocido unos años antes en una fiesta en Madrid, y yo ya estaba preparando el Festival de Cine. Cuando la llamé más adelante para decirle que íbamos a entregarle este premio en Las Palmas de Gran Canaria, quedó encantada», rememora. «Recuerdo que entonces atravesaba una etapa muy delicada de su vida por sus avatares con el que fuera su marido, Paco Marsó, aunque pasarían unos años más hasta que se separaron».

Velasco recibió el premio honorífico del festival grancanario de manos de José Manuel Soria, entonces alcalde capitalino, en una gran ceremonia en el Auditorio Alfredo Kraus, conducida por la modelo José Toledo. Entre los asistentes desfilaron invitados del celuloide como María de Medeiros o Eduardo Noriega. Además, a su paso por la capital grancanaria, la actriz imprimió la huella de sus manos en el pequeño paseo de las estrellas situado frente al Auditorio, en la Avenida de Las Canteras. «Concha era una mujer encantadora, y con ideas progresistas, filosocialista, a pesar de que se la identificara como artista del régimen. En definitiva, una tía estupenda», manifiesta Utrera, quien también fue coordinador de la Filmoteca Canaria o presentador de televisión.

la actriz Concha Velasco mantiene una conversación con el artista canario, César Manrique, en Lanzarote. LP/DLP


«Me encanta ir a Las Palmas, me encanta ir al Cuyás, donde he hecho muchas cosas, ¡que maravilla, qué recuerdos!», dijo durante una entrevista en La Provincia en 2019. El director del teatro Cuyás, Gonzalo Ubani, no es capaz de recordar durante sus 23 años al frente de la institución la cantidad de veces que la actriz se subió al escenario de la capital isleña, que sí asegura que ha venido en todos los que ha hecho porque una obra con Velasco «tenía una vida de dos o tres temporadas». Y, en este sentido, agrega que «ha tenido espectáculos absolutamente memorables». Ubani recuerda especialmente Concha, yo lo que quiero es bailar, «que fue un espectáculo maravilloso, con cuatro músicos, cantantes y ella sola, dirigida por Josep María Pou». En esta obra, representada al inicio de la década de 2010, la artista se mostraba en estado puro, reflexionaba y hablaba de su trayectoria, de sus personajes, de las obras que hizo, de sus éxitos y de sus fracasos.

También ensalza Reina Juana, el penúltimo espectáculo que representó en el Cuyás, en 2017, en la que la actriz representaba la tragedia de Juana la Loca, un papel que le valió el segundo Premio Nacional de Teatro. En el Cuyás no fue una excepción. Se agotaron todas las entradas para las dos funciones programadas y el teatro decidió programar una tercera. «Fue un espectáculo memorable, escrito para ella por Ernesto Caballero», apunta Ubani.

Sus manos están grabadas en el pequeño paseo de la fama frente al Alfredo Kraus

La última función de la artista en las Islas, la comedia El Funeral, era «un espectáculo menor», indica Ubani, pero el Cuyás la programó «por los servicios prestados, por hacerle un homenaje». Suponía, añade Ubani, «la oportunidad que tuvimos de despedirnos», porque probablemente fuese la última vez que Velasco se subiera al escenario, ya que contaba con 80 años y «sabíamos que su carrera encarrilaba su recta final».

Ubani no quiere dejar de recordar que Velasco era «una verdadera profesional, de la antigua escuela». En esta línea, trae a colación que fue «junto a Pepe Sacristán y otros muchos, quienes iniciaron huelgas en pleno franquismo para reivindicar el día de descanso de la gente del teatro. Porque antes se hacían nueve funciones a la semana. Concha fue detenida en más de una ocasión por reivindicar eso. Iba mucho más allá de lo interpretativo y lo señorial», añade. Por ello, le resulta «imposible» que haya fallecido. «Es de esa gente que te acompaña a lo largo de tu vida, tuvo más de 60 años de carrera y dices, pero ¿de verdad se ha muerto?».

«Era una mujer encantadora», recuerda el fundador del Festival Internacional de Cine

Además, rememora una anécdota, cuando el Teatro Cuyás conmemoró su 15 aniversario. Se elaboraron una publicación especial editada por el Cabildo de Gran Canaria que se remitió «a gente muy especial vinculada» con la institución, como Nuria Espert o Luis Gómez. «Recibimos muchos mensajes de todos. Pero la única que llamó por teléfono fue Concha Velasco, para agradecerlo», relata Ubani. «Era muy querida. Solo había que ver el termómetro de la puerta de salida de las funciones. Siempre había decenas de personas esperándola y eso no es habitual», concluye.

Desde Tenerife, el director artístico Juan José Pérez Afonso la recuerda como «una mujer arrolladora, amante de su trabajo, con una enorme capacidad de sacrificio, una voluntad de hierro. (…) un terremoto que se crecía ante los retos imposibles». Durante una entrevista de Jorge Dávila en el periódico El Día, Pérez Afonso rememora que trabajó con Velasco durante cuatro años en Madrid a finales de la década de 1980 y la consideró su maestra. Según Pérez, que mantuvo una amistad con Velasco que se prolongó durante más de tres décadas, «el arte siempre estaba por encima de todo».

A la salida de sus funciones en la capital grancanaria, la gente siempre la esperaba

A Velasco los vínculos con Canarias le llegan desde antes de nacer. Cuando su padre era militar, fue destinado al Sáhara español y ella recordaba durante una entrevista que «él quería ir a Canarias, pero lo enviaron a Marruecos». También en sus viajes entre España y América, las islas se convertían en puntos de paso ante los extensos trayectos. «Soy de Valladolid, pero cuando piso las islas me siento muy feliz», le gustaba decir.

En la imagen principal de la página, la actriz Concha Velasco mantiene una conversación con el artista canario, César Manrique, en Lanzarote. Sobre estas líneas, recoge el premio Lady Harimaguada acompañada por el exalcalde de la ciudad, José Manuel Soria, en el Auditorio Alfredo Kraus. A la derecha, Concha Velasco en su paseillo para recoger el galardón que le concedieron durante la segunda edición del Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria. |