Sin fecha todavía para abrir sus puertas, las estaciones de esquí del Pirineo aragonés han puesto a trabajar este fin de semana los cañones de nieve para aprovechar las buenas condiciones meteorológicas de los últimos días y asentar las precipitaciones caídas en busca de un espesor que garantice el esquí. Una puesta a punto para una temporada que no termina de despejar la duda de cuándo será su inicio.

Una incógnita que, no obstante, descuenta los días para despejarse. La primera en avanzar sus planes ha sido Candanchú que, en declaraciones a Efe, asegura que está considerando su apertura «de cara a los próximos días festivos» si se dan las condiciones adecuadas. Será este próximo lunes cuando anuncien si están en condicones de hacerlo para el puente de la Constitución.

Una realidad meteorológica que este domingo continuará siendo propicia, con nevadas en el Pirineo a cotas de 1.000 metros y fuertes heladas en el tercio norte de Aragón. Las temperaturas serán sensiblemente más bajas, con mínimas bajo cero en toda la cordillera y máximas que solo levantarán por encima de esa referencia en Bielsa (7 grados) y Canfranc (3 grados), según las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología.

Un panorama alentador para el turismo de la nieve después de un pasado año que comenzó de manera errática en el Pirineo aragonés en el último mes del año y que en el caso de la montaña turolense se dilató hasta bien entrado el 2023. En cualquier caso, Aramón prevé que esta temporada de esquí genere más de un millar de empleos directos y un gasto inducido de unos 200 millones de euros.