El Gobierno de Eslovaquia ha comunicado esta semana que prorrogará y extenderá el veto a una serie de productos agrícolas de Ucrania. «El año pasado, los agricultores en Eslovaquia calcularon que importar grano ucraniano les causó una pérdida que alcanzó aproximadamente 110 millones de euros», ha justificado el ministro eslovaco de Agricultura, Richard Takáč. El bloqueo se suma a protestas similares de Hungría, Bulgaria, Rumanía y Polonia, países de una UE aliada de Ucrania en el conflicto bélico con Rusia, pero que han puesto el grito en el cielo por algunas medidas de solidaridad de Bruselas para asistir al sector de un país que ha sido invadido.
En verdad, Ucrania es una de las grandes potencias agrícolas del mundo. De sus infinitos campos salen trigo, maíz, colza, aceite de girasol y todo tipo de semillas. Y ni la guerra ha logrado acabar con esta riqueza. Lo señalaba días atrás un análisis de imágenes satelitales de NASA Harvest que indicaba que, a pesar de la reducción de tierras de cultivo (entre 6,5% y 8,5% del total del las acres de tierra cultivables de Ucrania) por las minas o la ocupación rusa, la productividad agrícola ucraniana ha aumentado este año debido a condiciones climáticas favorables.
Problema: Ucrania pidió y obtuvo que, dada su difícil situación por la guerra y su industria muy afectada por el conflicto, el transporte ucraniano pueda temporalmente operar en las mismas condiciones que lo harían las compañías de Estados miembros de la Unión Europea (UE). Pero esto ha enfurecido al sector agrícola de sus países vecinos en Europa del este, que se niegan a cumplir con la orden europea. Por eso, desde hace meses, están en una guerra comercial contra Kiev, que ni ocultan.
Corredores salvavidas
Tan solo esta misma semana, grupos de camioneros polacos seguían bloqueando tres pasos fronterizos con Ucrania con el argumento de que, a raíz de las exportaciones ucranianas, «los mercados agrícolas en Polonia están arruinados», como dijo Michal Kolodziejczak, líder del Partido Agrario. Kolodziejczak planteó como posible solución que los agricultores polacos reciban «compensaciones» por el supuesto daño económico que, dicen, les supone la decisión de la Comisión Europea (CE).
Sin embargo, mientras se busca una solución, el daño, sin duda, recae en Kiev. Según Oleg Nivyevsky, economista de la Kyiv School of Economics (KSE), la razón radica en que en la actualidad Ucrania prácticamente solo puede exportar a través de estos «corredores salvavidas» por ferrocarril o carretera en sus fronteras terrestres. «La ruta marítima del sur [por donde antes de la invasión pasaba el 80% de las exportaciones ucranianas], aunque no está completamente bloqueada, tiene poco uso», afirma Nivyevsky, explicando que la amenaza allí proviene de la presencia de buques rusos. Por lo tanto, «si esos países [europeos] mantienen sus bloqueos, la economía ucraniana podría perder hasta el 8% de su PIB«, estima en declaraciones a EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica.
El conflicto, que ha tenido repercusiones políticas internas en los países europeos involucrados (en abril, dimitió un ministro en Polonia), se ha vuelto a intensificar desde septiembre pasado. Fue entonces cuando la UE decidió levantar su veto a la importación de grano ucraniano al considerar que ya no existirían distorsiones en los mercados de los países europeos involucrados. Ucrania y la CE se comprometieron también a vigilar la situación para hacer frente a «situaciones no previstas». Pese a ello, a continuación, se recrudeció nuevamente el enfrentamiento entre Kiev y Hungría, Eslovaquia, Rumanía, Bulgaria y Polonia.
20% del PIB
Kiev, cuyo sector agropecuario supone un 20% de su PIB, ha respondido últimamente con desesperación. En septiembre, incluso emprendió acciones legales (luego paralizadas) contra Polonia, Hungría y Eslovaquia por sus prohibiciones unilaterales a la exportación de grano ucraniano. Estos países están violando «sus obligaciones internacionales», dijo Kiev a la Organización Mundial del Comercio (OMC). Posteriormente, el Gobierno ucraniano también anunció su propio veto a la importación a su territorio de determinadas hortalizas y frutas polacas.
En la misma línea, la CE también ha criticado la actitud de los países vecinos de Ucrania. En el caso de los bloqueos de los camioneros de Polonia, el pasado miércoles, la CE dijo que «la situación es absolutamente inaceptable» y amenazó con abrirle un expediente a Varsovia. «Desde el principio de las protestas hemos estado implicados intentando discutir con todas las partes. No hay buena fe para encontrar una solución y hay casi una completa falta de implicación de las autoridades polacas», afirmó la comisaria europea de Transporte, Adina Valean. El deselance del caso, sin embargo, aún se ha de conocer.