Los premiados tuvieron voz en la gala en dos momentos distintos. El mayor protagonismo fue el del catedrático de Historia e Instituciones Económicas de la UA, Joaquín Melgarejo, quien ofreció al comienzo del acto una breve lección sobre la planificación hidrológica en España, desde 1879 a 2023, en el que vino a delimitar de dónde venimos y hacia dónde vamos, con duras críticas a la gestión de dos presidentes de Gobierno: José Luis Rodríguez Zapatero, cuando impulsó el programa AGUA; y Pedro Sánchez, con las medidas que van encaminadas a liquidar el trasvase Tajo-Segura. Pero terminó con una esperanza: un nuevo Plan Hidrológico que permita, dijo, «crear una auténtica economía circular del agua».

María I. Berga, Antonio Jiménez y Federico Estrada reciben el premio de Ana Serna y María Gómez. | TONY SEVILLA


Lección

Fue la suya una lección desde la rigurosidad técnica en la que ahondó en cómo el Estado, a través de leyes e inversiones, vertebró la fórmula para garantizar lo que, por primera vez, se consideró a finales del siglo XIX, un bien público de competencias estatales. El catedrático enumeró momentos históricos e iniciativas que hicieron nacer una política hidráulica que llevaron a una «dinamización y modernización de España». El catedrático dio relevancia al papel que jugó Manuel Lorenzo Pardo, de quien dijo fue «el instigador» de que se crearan las Confederaciones Sindicales Hidrográficas en 1926. Durante las cuatro décadas siguientes, especialmente entre 1964 y 1977, todas estas obras favorecieron de forma decisiva los profundos cambios que sufrió el país gracias a que la política hidráulica se convirtió en un instrumento útil porque no solo se garantizaron los abastecimientos, sino que se tuvo en cuenta la aparición de usos turísticos-recreativos.

Melgarejo citó la importancia que tuvo en 2001 el Plan Hidrológico Nacional, que fijó el trasvase Tajo-Segura en 450 hectómetros cúbicos, pero también abordó soluciones para otras cuencas deficitarias, aunque dos acontecimientos cambiaron este curso. «El gran viraje», dijo, de Rodríguez Zapatero con el programa AGUA, que en 2004 pretendía corregir el déficit hídrico de las cuencas mediterráneas y que dio paso a la política de la desalación, ahorro y modernización de abastecimientos y regadíos.

Pepe Vegara, Joaquín Melgarejo, Carlos Mazón y Toni Pérez Tony Sevilla


«Fiasco»

«Casi 20 años más tarde podemos concluir que fue un gran fiasco, que acabó con la solución de reequilibrar los recursos hídricos en la cuenca del Mediterráneo a través del trasvase del Ebro. La propuesta fue sustituirlo por desalación. Los 621 hectómetros previstos para la Comunidad se han quedado reducidos a menos de 300». Esta etapa se superó en 2013 con el memorándum que otorgó seguridad jurídica al trasvase Tajo-Segura gracias a un «acuerdo histórico y sin precedentes entre el Gobierno y cinco comunidades». Pero, dijo Melgarejo, con el gobierno de Sánchez, «se entró en un ciclo de incertidumbre, que se ha manifestado en 27 recortes sistemáticos y arbitrarios de los volúmenes a trasvasar a la cuenca del Segura». Y sentenció que las reglas de explotación, «significan la reducción traumática de los volúmenes que afectarán especialmente al sector agrario».

90 años

En otro momento del acto, tras la entrega de los galardones, fue Federico Estrada, director del Centro de Estudios Hidrográfico «La casa del agua», quien tuvo la oportunidad de dirigir unas palabras a los asistentes y agradecer el galardón en el año en el que cumple su 90 aniversario. «Es nuestro regalo de cumpleaños», bromeó. De hecho, esta institución nació gracias a Lorenzo Pardo.

Dio valor a como las políticas hídricas resolvieron los problemas del agua en cuencas deficitarias como la nuestra, destacando obras de ingeniería como el acueducto de Orihuela, el túnel de Talave o el pantano de Bolarque y, principalmente, la oportunidad que siguen teniendo en este organismo técnico de trabajar en libertad e independencia, tal y como se concibió por el ingeniero que da nombre y sentido a estos premios.