La vicepresidenta segunda asegura que el SEPE ha conseguido “por primera vez superávit fiscal”, de 4.800 millones de euros
«Sí es posible el acuerdo del salario mínimo interprofesional (SMI) por el bien de nuestro país”. Así de contundente se mostró la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, durante su primera visita oficial a Galicia en su recién reestrenado cargo. En el marco de la presentación del libro “¿Sociedad de mercado o sociedad decente? Crítica de la gran abducción neoliberal”, publicado por el economista gallego Albino Prada, la también ministra de Trabajo y Economía Social aseguró este jueves que “los salarios no son los causantes de la inflación, son las víctimas de la misma”. “No vamos a permitir la pérdida de poder adquisitivo”, respondió a la pregunta realizada por Julio Pérez, jefe de Sección de Economía de FARO y moderador del evento.
La número tres del Ejecutivo de coalición progresista afirmó que el objetivo debe ser “seguir mejorando una sociedad que también quiere ser europea”. Conforme indicó, todavía existe “un diferencial negativo de 25 puntos” respecto al sueldo medio del bloque comunitario.
No es el único balance positivo que hizo de su gestión; de hecho, la vicepresidenta segunda del Gobierno anunció que el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) ha conseguido “por primera vez superávit fiscal”. Nada menos que 4.800 millones de euros.
La política aprovechó la ocasión para ratificar que el nuevo Ejecutivo de coalición progresista seguirá trabajando en su “modelo de protección social”, con medidas destinadas a promover la participación de los trabajadores en los consejos de administración de las empresas, a fin de “desarrollar la democracia” en estos espacios. De igual manera, entre otras cuestiones, confirmó su intención de reducir la jornada laboral en España. Por otro lado, Díaz criticó los recortes, a la que además acusó de haber “demolido” el empleo industrial hasta hacerlo caer un 17%.
Contra la abducción noeloberal
En la presentación del libro, Albino Prada dejó claro que, frente a los colapsos producidos por las desigualdades que imperan por la abducción neoliberal, “una sociedad decente es aquella en la que hacemos un uso de la riqueza que hace posible que todos los ciudadanos, independientemente de donde nacieran, tengan las mismas oportunidades para tener una vida digna”.