Los precios de los alimentos son un tema de preocupación global. En los últimos años, hemos presenciado un aumento constante en el coste de los productos alimenticios básicos. Especialmente, desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania. Debido a ello cada vez son más las familias que viven tesituras complicadas en lo económico.
Hay muchos factores que influyen en el incremento en los precios de los alimentos. Las temporadas de sequías e inundaciones afectan negativamente la producción agrícola en muchas zonas. El precio del petróleo también juega un papel significativo, ya que es esencial para la maquinaria agrícola y el transporte de alimentos. Cuando todo sube el que lo paga, como siempre, es el consumidor. Eso sí, cuando los costes caen los precios no bajan tanto.
Un asunto que repercute en la salud
El aumento en los precios de los alimentos puede tener graves consecuencias para la salud pública. Las familias con ingresos limitados pueden verse obligadas a recortar gastos en alimentos de calidad, optando por opciones más económicas pero menos saludables. Esto puede contribuir a problemas de salud a largo plazo, como la obesidad y enfermedades relacionadas con la mala alimentación.
En un mundo en constante cambio, los precios de los alimentos siguen siendo una preocupación importante. Abordar este problema debería aunar la colaboración de gobiernos, empresas y consumidores para garantizar que todos tengan acceso a alimentos asequibles y nutritivos. Pero ya sabemos que hay otros intereses en muchas de las altas esferas.
Alertan de una posible subida alarmante del precio del pollo
No hay carne tan básica en la compra semanal como el pollo. Sin embargo, este alimento podría convertirse ahora en un lujo. La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) ya se está reuniendo con las autoridades del Gobierno y las Comunidades Autónomas para presentar un informe del impacto socioeconómico de la nueva medida que baraja la Unión Europea.
Y es que en Bruselas se prepara la nueva Normativa Europea Reguladora del Modelo de Producción de Carne, que prohibirá las jaulas en la producción de pollo, cerdo y conejo. La COAG denuncia que estas normas no se basan en evidencias científicas ni tienen en cuenta el impacto socioeconómico. De este modo, el pollo podría ser el nuevo aceite de oliva y ver disparado su precio.
Las subidas de precio que estima el mencionado grupo son las siguientes:
- Una granja de 8.000 ponedoras de huevos debería gastar 141.426 euros para adaptarse.
- El precio del pollo se triplicaría para el consumidor.
- Una granja de 1.200 cerdas debería gastar 523.332 euros para adaptarse o reducir el censo y gastar 324.932 euros.
- Las granjas de conejo perderían entre un 40 y un 50 por ciento de la producción.