“No está muerto, sigue vivo”. Con estas palabras sobre la ambición climática de que la temperatura mundial no supere los 1,5 °C respecto a los niveles preindustriales, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha dado comienzo a la 28ª Conferencia de las Partes (COP28) de Naciones Unidas sobre Cambio Climático en Dubái.
Una cumbre que, a pesar de las dudas que genera que se celebre en un petroestado, ha concluido su primera jornada con un acuerdo que, se espera, pueda llegar a ser histórico (de cumplirse). Sultan Al-Jaber, magnate del petróleo emiratí y presidente de la COP28, anunciaba pocos minutos después de abrirse sesión que Emiratos Árabes Unidos se comprometían a aportar 100 millones de dólares al fondo de pérdidas y daños del cambio climático que los países en vías de desarrollo y los pequeños Estados insulares llevaban años reclamando.
Así, asegura en un comunicado, “allana el camino para que otros países se comprometan a contribuir a este fondo de vital importancia”. Y dicho y hecho: varios países miembro de la Unión Europea se comprometían a los pocos minutos a contribuir con 225 millones de euros a este fondo de pérdidas y daños.
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Esta cifra, explicó durante su intervención en el plenario Valvanera Ulargui, directora de la Oficina Española de Cambio Climático, podría incrementarse en los próximos días con anuncios de nuevas aportaciones por parte de otros Estados miembro. Para Ulargui, la COP28 ha empezado de la «mejor manera» posible gracias a este anuncio.
Y eso que poco antes Guterres alertaba, durante la presentación del informe El estado del clima de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), de que “estamos viviendo un colapso climático en tiempo real”. De ahí que, el secretario general de ONU insistiese en que la descarbonización “completa” es necesaria. Es más, ese, ha dicho, es el objetivo que deberían buscar los más de 100.000 delegados registrados para el encuentro en Dubái.
Porque las consecuencias de no hacerlo se han visto a la perfección en lo que llevamos de 2023. Megaincendios, sequías, lluvias torrenciales… este año ya es, según la OMM y Copernicus, y tal y como informamos en ENCLAVE ODS, el “más cálido jamás registrado».
Por eso, ya en las cumbres de Glasgow (COP 26) y Sharm el-Sheij (COP27) las pérdidas y daños por el cambio climático ocuparon gran parte de los discursos, especialmente de los países más vulnerables, como los pequeños Estados insulares.
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Los compromisos hasta ahora
En el momento en el que se escriben estas líneas, al finalizar la primera jornada de la COP28, son cinco los países que se han comprometido a invertir en el fondo de pérdidas y daños, además de la UE como conjunto.
Más allá de los 100 millones de dólares (más de 90 millones de euros) de EAU, la Unión Europea asegura que aportará 225 millones de euros, de los que 100 millones serán alemanes.
Por su parte, Reino Unido aseguró que aportará al fondo 40 millones de libras (más de 46 millones de euros) y otros 20 millones para otros acuerdos. Japón aportará 10 millones de dólares (más de 9 millones de euros) y Estados Unidos, 17,5 millones de dólares (poco más de 16 millones de euros).
Tal y como aseguran desde The Guardian, muchos delegados se han mostrado “contentos” por este preacuerdo que, sin embargo, no se hará oficial hasta el final de la cumbre del clima. El presidente y CEO del World Resources Institute, Ani Dasgupta, reconoció en declaraciones al diario británico que “este acuerdo ha sido muy disputado, pero es un claro paso adelante”.
Eso sí, insistió en que su “éxito” depende de “la rapidez y escala en que los fondos empiecen a llegar a la gente que los necesita”. Y es que, matizó, la población de los países más vulnerables a la emergencia climática se enfrenta, de cara a 2030, a pérdidas de hasta 580.000 millones de dólares. Todas ellas relacionadas con fenómenos climáticos extremos.
Para Ghiwa Nakat, directora ejecutiva de Greenpeace para Oriente Medio y el Norte de África, este preacuerdo sobre pérdidas y daños es muy positivo. “Cada contribución cuenta”, aseguró a The Guardian. Y añadió: “Este es el tipo de liderazgo que esperamos del país que acoge la COP, e instamos a que otros sigan su ejemplo”.
Nakat insistió en que “los países ricos y desarrollados tiene que dar un paso adelante” y “hacer contribuciones cuantiosas” a este nuevo fondo. “Las industrias más contaminantes también deben pagar”, concluyó.
Las polémicas de la COP28
A pesar de este “paso en la dirección correcta”, como lo han llamado algunos delegados, la cumbre del clima de Dubái no está exenta de controversia. Como explica Fiona Harvey, editora de medioambiente de The Guardian, en un editorial, para Emiratos Árabes no ha sido “para nada un inicio ideal”.
Y es que poco antes del inicio de la COP28, la BBC publicaba una información en exclusiva en la que aseguraba que los delegados emiratíes “planeaban cerrar nuevos acuerdos de gas y petróleo mientras durante las negociaciones climáticas”. Eso sí, la comitiva emiratí ha negado la información.
Además, en los meses previos a la cumbre, han sido muchas las organizaciones y activistas que han venido mostrando su escepticismo hacia lo que Al-Jaber pueda conseguir en las próximas dos semanas, teniendo en cuenta su afiliación con los combustibles fósiles.
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¿Adiós a los combustibles fósiles?
En declaraciones a la agencia francesa AFP, Guterres insistió en la mañana del 30 de noviembre en que está a favor de “cualquier tipo de acuerdo” que hable de la “eliminación progresiva” de los combustibles fósiles, incluso si incluye “un plazo razonable”. La necesidad de descarbonizar el planeta es, según los últimos informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climática (IPCC), imperiosa.
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“Es ahora o nunca”, ha dicho en diversas ocasiones el secretario general de Naciones Unidas. En la primera jornada de la COP28, además, insistió en que “tenemos el potencial, la tecnología, la capacidad y el dinero”. Y matizó: “Porque el dinero está ahí, y tenemos que asegurarnos de que llegue a quien tiene que llegar”.
Sin embargo, recalcó, “lo único que falta es voluntad política”. Y esa es precisamente la alargada sombra que recae este año sobre la cumbre del clima.
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