Lo dicen en los hospitales públicos -en algunos las listas de espera se han multiplicado por tres- y lo constatan también en los centros privados especializados. La pandemia ha disparado los casos de TCA. Han aumentado los ingresos de los menores entre 12 y 14 años, con pérdidas de peso «rápidas y graves», explica la psicóloga clínica Montse S. Povedano, directora y fundadora de la clínica de Barcelona eãtica.
«Si nos fijamos solamente en las pacientes que han requerido ingreso de 24 horas y en edades menores de 18-20 años, la manifestación más frecuente que hemos atendido es la de anorexia nerviosa, restrictiva y purgativa, formas no tan frecuentes antes de la pandemia, cuando las manifestaciones más frecuentes se acompañaban de descontrol alimentario y vómitos», señala S. Povedano.
Explica que «los TCA son trastornos que migran en su manifestación; a lo largo del tiempo el paciente va pasando normalmente de una expresión más pura de ciertos síntomas, principalmente restrictivos, a incorporar otros más relacionados con el descontrol, y en general, mezclar síntomas de anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, y trastorno por atracón, o no acaban de cumplir criterios para uno u otro. Estas formas no puras, trastornos alimentarios no especificados, son los más frecuentes«, añade.
Con una trayectoria de 25 años en TCA, la psicóloga clínica repasa los cambios a los que ha asistido. Admite que cada vez se enfrentan a inicios más tempranos y hace un apunte final: situaciones que pueden desencadenar un TCA en un adolescente y ante las que hay que prepararlos. Un ejemplo, los viajes de estudio al extranjero. «En ningún momento decimos que este escenario va a llevar a padecer un TCA, pero en ciertos perfiles de personalidad, pueden hacer a algunos jóvenes más vulnerables al estrés que esta situación supone y a utilizar la comida, sea de forma restrictiva o descontrolada, como un medio de paliar o calmarse«.