Esta es una historia de superación que nos impulsa a todos a perseguir nuestros sueños… Se trata de Iñaki Basiloff, un joven nadador neuquino que sufrió una enfermedad cuando era muy pequeño que le afectó las piernas, pero el deporte le demostró que tenía un gran talento por descubrir. Inició natación como método de rehabilitación, sin pensar que iba a competir internacionalmente y triunfar como campeón del mundo en la categoría de 400 metros libres.
Actualmente, Iñaki tiene 22 años y compite en mundiales de natación, paralímpicos y panamericanos. Su carrera principal son los 400 metros libres y los 200 combinados, pero también participa de otras pruebas, como los 50 metros mariposas o los 100 de espalda.
La enfermedad de Iñaki Basiloff
Cuando tenía 2 años, Iñaki se enfermó de mielitis transversa, causada por la inflamación de la médula espinal. “Para mis papás fue un momento complicado. Ellos decidieron seguir adelante para tratar de hacer lo mejor posible para que yo tenga una vida normal, que tenga todo lo que quisiera y todo lo que me gustaría para poder ser un niño normal”, afirmó el joven en diálogo con VíaPaís.
“Tuve mucho tiempo de rehabilitación. He ido a kinesiología porque me afectó las piernas y la musculación de las piernas. Tuve muchas operaciones y demás para otras cosas, fueron años y años de operaciones y viajes a Buenos Aires para ver a los médicos, hacer tratamientos y un montón de cosas más”, recordó.
El talento del joven neuquino
Iñaki empezó natación como método de rehabilitación cuando tenía 7 años: “De a poco fui como avanzando de niveles. Empecé a ir a una Escuelita de natación y después salté a un club de Neuquén. Por casualidades de la vida, en una presentación de natación que hice cuando era chico me grabaron y ese video llegó a una entrenadora de Buenos Aires, a Marcela Belviso, que es la entrenadora de River Plate y así, también empecé a competir para ese club y llegar a la Selección Argentina”, afirmó.
“No era muy consciente de todo lo que estaba pasando, era muy chico. En ese momento tenía 12 años y no entendía cuál era el rumbo que estaba tomando mi vida. Con el paso del tiempo fui entendiendo cómo era todo el mundo del deporte y, más aun, el deporte paralímpico, pero al principio, no disfrutaba mucho las competencias”, indicó.
Por otro lado, sostuvo que, en un comienzo, “era muy vergonzoso” y no le gustaba que le vieran las piernas. “Hasta que llegué al mundo paralímpico y ahí empecé a comprender todo un poco mejor. Me empezaron a gustar las competencia y los viajes”, sostuvo.
En 2014 representó por primera vez a la Selección Argentina en Colombia: “Me hizo un click la cabeza, empecé a entender que se podía llegar a tener en una vida deportista con mucho esfuerzo. Pero hasta el año siguiente, cuando fui al Panamericano de Toronto, dije realmente: ‘Me gustaría hacer esto’. Me di cuenta que me encantaba viajar y competir, que realmente quería seguir con natación”.
Con todas las medallas colgadas en su cuarto, Iñaki recuerda uno de sus mayores logros: “El año pasado estuve en el Mundial de Portugal, salí campeón en los 400 metros libres, mi prueba principal, y después también gané tres medallas, más una de plata, en 200 combinado, dos de bronce, una en espalda y una en 50 mariposas”.
La reflexión del nadador
El joven recordó un momento que lo marcó en su vida: “Después de los Juegos Paralímpicos de Tokio entré en una depresión bastante grande, que me costó mucho salir. Había llegado al torneo más importante de mi vida. Me preparé muchísimos años para llegar ahí y después de que pasó el torneo, no sabía qué hacer, no sabía cómo seguir adelante, me estaba costando mucho entrenar. Lo trabajé con el psicólogo, con mis entrenadores y con con mis papás, me ayudaron un montón y pude salir de ahí. Fue una etapa de en la que aprendí mucho de mí mismo”.
En esa competencia recordó que había obtenido buenos resultados personales, pero que también tuvo altibajos: “Me fue muy bien en cuanto tiempos de carrera, pero después fue un poco difícil porque en mis dos carreras principales quedé a sólo cuatro centésimas de la medalla y, para un deportista, quedar tan cerca de una medalla de torneo tan importante es difícil. Logré comprender que tenía mucho más por adelante”.
Con respecto a las competencias que participó, Iñaki afirmó: “Son experiencias que he tenido y que han sido buenas y algunas, capaz no tanto, pero de momento que he disfrutado un montón. Hice viajes que me han permitido conocer lugares nuevos, piletas nuevas. También me gusta decir: ‘Quiero mejorar esto, quiero seguir ganando más competencias’ y me ayuda, como es como un método de motivación”.
Por último, el joven se refirió a su enfermedad y aseguró: “Cuando era chico me pasaba que no quería que me vieran. Me gustaba quedarme en casa justamente por eso, al miedo a las otras personas y a las opiniones, pero encontré lo que lo que me gustó y seguí con eso. Dejé de lado todas las críticas y las miradas de los demás hacia mí, me dejó de importar. Hoy en día hago lo que me hace feliz, que es seguir adelante, viajar y competir sin escuchar lo que dicen los demás”.