Veinte años de historia, reivindicación, inversión multimillonaria y batalla política se concentraron en once minutos: el tiempo que tardó el Alvia 10021 en recorrer el trayecto bajo el túnel principal de la Variante de Pajares, de 24,6 kilómetros de longitud, a una velocidad punta de 201 kilómetros por hora. Asturias derribaba así un histórico muro de incomunicación ferroviaria, con el viaje inaugural que materializaba una histórica reivindicación de los asturianos y que pone fin a una histórica demanda no exenta de vicisitudes y problemas, pero que alcanza la luz al final del túnel. No en vano, ya se han vendido 70.000 billetes para este trayecto desde que se anunció su apertura.
El reloj marcaba las 16.07 de la tarde cuando el convoy inaugural, en el que viajaban, entre otras autoridades, el rey Felipe VI; el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; el ministro de Transportes, Óscar Puente, y los presidentes autonómicos de Asturias y Castilla y León (el socialista Adrián Barbón y el popular Alfonso Fernández Mañueco, que se subió al convoy en León), se sumergía en la oscuridad del gran túnel de Pajares, emblema de una conquista colectiva y quebradero de cabeza en unas obras que han supuesto un hito en la ingeniería ferroviaria española. “Es algo más que un camino de hierro, es un camino de soluciones”, enfatizaría más tarde Pedro Sánchez en el acto institucional celebrado a la llegada en Oviedo.