La digitalización de la infancia y la juventud se ha convertido en un tsunami tecnológico que sacude a la generación destinada a tomar el relevo de los padres y educadores de hoy. Estos adultos no saben cómo encajar las oportunidades y riesgos del uso temprano de Internet y redes sociales por parte de los más jóvenes y vulnerables. Una iniciativa de la Fundación Fide, el Club Mi Avatar Digital (CMAD), ofrece una respuesta rigurosa y práctica a esta problemática.

La digitalización de la infancia y la adolescencia es un fenómeno global que ha tenido un impacto significativo en la vida de los niños y adolescentes de todo el mundo. A medida que la tecnología digital se ha vuelto más omnipresente, los más pequeños han pasado cada vez más tiempo conectados a Internet y a las redes sociales.

Los datos de este impacto son categóricos: según informa la ONU con datos de 2022, un 75% de los jóvenes de todo el mundo, con edades comprendidas entre los 15 y los 24 años, tienen conexión a internet, frente al 65% del resto de la población mundial. De ellos, el 53% utilizan las redes sociales.

En España, según un estudio de Save the Children de 2021, el 92% de los alumnos de entre 10 y 17 años tienen acceso a Internet. De ellos, el 87% están presentes en las redes sociales.

En Francia, según un estudio de Axa, casi uno de cada dos niños de 9 a 11 años (el 52%) está conectado a Internet todos los días o casi todos los días. Y el 22% ya está registrado en una o más redes sociales, pese a la prohibición a menores de 13 años que existe en el país desde 2013.

También en Alemania y USA

En Alemania, los jóvenes de entre 12 y 19 años pasan una media de unos 204 minutos al día en Internet, según datos de 2022. En comparación con 2007, el tiempo dedicado a utilizar Internet se ha más que duplicado en los últimos 15 años. El 93 por ciento de los jóvenes utiliza WhatsApp a diario o varias veces por semana y el 62% lo hace en Instagram, según datos de Statista. Según un  informe del Centro Federal de Educación para la Salud (BZgA), alrededor del 15 por ciento de los niños de 6 a 7 años utilizan Internet todos los días, y los niños de 8 a 9 años lo utilizan alrededor del 25 por ciento de su tiempo. Y casi el 40 por ciento de los niños de 10 a 11 años están en línea todos los días. Según un estudio del Instituto de Investigación de Medios de Múnich de 2023, el 92% de los escolares de entre 10 y 17 años son usuarios de las redes sociales.

En Estados Unidos, el 97% de los adolescentes usa Internet a diario, en comparación con el 92% de los adolescentes en 2014-15 que dijeron lo mismo. Además, la proporción de adolescentes que usa Internet casi constantemente ha aumentado: ya son el 46%, frente a solo aproximadamente una cuarta parte (24%) de los adolescentes que dijeron lo mismo en 2014, según una encuesta del Pew Research Center relativa a 2022.

Oportunidades…

Esta digitalización intensiva ha abierto un universo tanto de oportunidades como de riesgos para los más jóvenes. Entre las oportunidades, hay consenso respecto a que esta tecnología puede ayudar a los alumnos a aprender, ya que les proporciona una gran cantidad de recursos educativos, como libros, vídeos, juegos y aplicaciones.

También se asume que esta tecnología puede ayudar a los niños y adolescentes a mantenerse conectados con sus amigos y familiares, incluso cuando están separados físicamente.

Por último, se reconoce que la digitalización puede proporcionar a los hijos en edad escolar un espacio para expresarse creativamente, a través de la escritura, la fotografía, el vídeo o la música.

… y riesgos

Sin embargo, el consenso, pero sobre todo la preocupación, se centra en los riesgos, ya que esta tecnología puede exponer a los más jóvenes a graves situaciones como el ciberacoso, capaz de generar un impacto negativo en su salud mental.

La mayor preocupación se centra asimismo en que esta generación puede estar expuesta a contenido dañino en Internet, ya sea violento, pornográfico o de odio. Esta experiencia puede tener un impacto negativo en su desarrollo.

Por último, está la adicción a la tecnología, que puede tener un impacto negativo en la vida social, académica y personal de los más jóvenes.

La presidente de Fide, Cristina Jiménez, explica la iniciativa Mi Avatar Digital. FIDE


Avatar Digital

Lo que está universalmente aceptado es que estamos ante una nueva realidad que ha llegado para quedarse. Esta constatación plantea la necesidad de que padres, educadores y responsables políticos asuman estos riesgos imprevistos y tomen medidas para proteger a los más jóvenes, según los expertos.

Pero una serie de circunstancias que rodean al entorno familiar y educativo dificultan muchas veces la adecuada gestión de la digitalización por parte de padres y educadores, tal como se puso de manifiesto este lunes en Madrid, en la presentación del Club Mi Avatar Digital (CMAD), una iniciativa de la Fundación Fide (el think-tank jurídico-económico líder en España) orientada especialmente a ofrecer una respuesta práctica a esta problemática.

El CMAD se presenta como un foro de formación, reflexión y acción para padres y madres de familia que quieren ser verdaderos referentes para sus hijos en el marco de la sociedad digital. Ofrece a sus miembros conocimientos y habilidades para acompañar a sus familias en un uso positivo, seguro y responsable de entornos y servicios digitales.

Contenidos, herramientas y asesoramiento

A través de tres áreas, una educativa que ofrece contenidos, otra tecnológica que ofrece herramientas y una tercera jurídica que ofrece asesoramiento sobre derechos y obligaciones de este nuevo escenario tecnológico, el CMAD se perfila como una comunidad de referencia para aportar conocimientos, habilidades y seguridad a la gestión del uso de las tecnologías por parte de niños, adolescentes y jóvenes.

A lo largo de la presentación del CMAD participaron desde expertos policiales en prevención de delitos asociados a estas tecnologías, hasta los directores de las correspondientes áreas del club: María Zabala (especializada en tecnología y sociedad digital, que lleva el área educativa), José María Pérez del Valle (consultor especializado que lleva el área de tecnología) y Juan Antonio Orgaz (subdirector de Asuntos Regulatorios en Atresmedia, que lleva el área jurídica).

El CMAD no nace huérfano: está respaldado por el Grupo Pictet, una sociedad de inversión independiente que gestiona 653.000 millones de euros en activos; Tikehau Capital, un gestor de activos e inversores paneuropeo que gestiona un fondo de 45.000 millones de euros; GAM Investments, una firma de gestión global que gestiona casi 70 mil millones de euros en activos, y Allianz Global Investors (AGI), una de las comunidades financieras más sólidas del mundo que gestiona 546.000 millones de euros en activos. Representantes de todos estos fondos participaron en la presentación del CMAD, dejando constancia de su compromiso con la formación e investigación en el impacto social que las tecnologías tienen en las vidas de las personas.

Medidas a tomar

A lo largo de las diferentes intervenciones se habló de las medidas que se pueden tomar para proteger a los hijos de los riesgos asociados a la digitalización, enfatizando especialmente la necesidad de educar a los usuarios más jóvenes sobre el uso seguro y responsable de la tecnología digital.

También se habló de la importancia de establecer límites al tiempo que los pequeños pasan conectados a Internet y se plantearon dudas sobre la efectividad de prohibir el uso de móviles en determinadas edades, recomendándose más bien la supervisión del uso que hacen los menores de la tecnología digital.

Pero, sobre todo, se puso énfasis en hablar con los niños y adolescentes sobre los riesgos asociados a la tecnología digital.

¿Y los padres y educadores?

Menos tiempo se dedicó al tema de cómo los padres están encajando el uso de estas tecnologías por sus hijos, un factor de la ecuación de esta problemática que se centra en la necesidad de dedicar tiempo a escuchar lo que dicen sobre sus problemas cotidianos y lo que representa la digitalización para sus vidas.

Todo lo que se dijo en la presentación del CMAD está enmarcado en un contexto que refleja que la preocupación sobre esta problemática es de naturaleza global: se ha constatado que tanto los padres como los educadores de diferentes países están preocupados por los riesgos asociados al uso de la tecnología digital por parte de sus hijos, como el ciberacoso, el contenido dañino y la adicción a la tecnología.

Sin embargo, también son conscientes de las oportunidades que ofrece, como el aprendizaje, la conexión social y la expresión creativa. Lo difícil es alcanzar el punto de equilibrio.

Tsunami tecnológico

Es en este contexto en el que el CMAD emerge como una iniciativa centrada en el ámbito español para dar respuesta a una necesidad social: cómo encajar un tsunami tecnológico (tal como se dijo en la presentación) que está sacudiendo los cimientos de nuestra sociedad por un flanco especialmente sensible, el de la infancia y la adolescencia.

Este flanco representa a la generación que tomará el relevo de los padres y educadores actuales: estos adultos no saben muy bien qué hacer con la digitalización y, especialmente, con la Inteligencia Artificial que elevará hasta el paroxismo la Escala de Richter de este terremoto tecnológico que estamos viviendo.