Los magos están hechos de polvo de quimeras y de retazos de espejismos personificados. Uno de esos cabalistas es el mago Numis (si, Numis de numismática, porque sus primeros trucos fueron con monedas) quien desde bien pequeño declaró su amor eterno a la magia y esas pequeñas piezas metálicas. Con el mago Numis hablamos de vocación, de profesión, pero sobre todo…. de ilusión.
¿Cómo descubriste tu vocación por la magia y cuándo supiste que querías ser un mago profesional?
Empecé en el mundo del ilusionismo cuando tan solo tenía 9 años. Por aquel entonces, recuerdo comprarme mis primeros DVDs de magia con monedas de un tal David Roth (uno de los mejores magos del mundo en lo que a la magia con monedas se refiere) y al que le debo en parte mi actual nombre artístico “Mago Numis”, que me lo puse como guiño a la numismagia (el arte de hacer magia con monedas). Fueron esos primeros juegos con monedas y las increíbles reacciones de la gente, lo que poco a poco despertó en mí una vocación mágica.
¿Puedes compartir alguna anécdota especial sobre cómo comenzaste tu camino en la magia?
Tengo un recuerdo muy especial, que guardo con mucho cariño, del día que gané mi primer concurso de magia. Yo tenía por aquel entonces 14 años recién cumplidos cuando decidí presentarme a “La magia está en ti”, un concurso nacional de magia para niños convocado por la fundación antena 3 y la fundación abracadabra. Una vez terminado el concurso y después de haber recibido el premio “Mago de honor”, el gran Jorge Blass, uno de los magos más prestigiosos y que yo admiraba desde muy pequeño, se acercó a mi y me dijo: “Quiero que sepas que muy pocas personas con tu edad son capaces de hacer lo que hoy has hecho con las monedas”. Han pasado 13 años y sigo teniendo las mismas monedas y la misma ilusión.
¿Qué es para ti lo más importante a la hora de crear un espectáculo de magia?
Crear pensamientos alegres. Pensamientos que nos recuerden que lo último que se pierde en la vida es la ilusión y que todos, a pesar de los años, seguimos teniendo un niño escondido en nuestro interior que nunca dejará de asombrarse e ilusionarse. De esa manera recuperamos lo que algunos han perdido, otros han olvidado, pero en el fondo todos tenemos: la ilusión de un niño. Eso es para mí lo más importante y lo que intento transmitir al público cada viernes a las 21:00 de la noche en el Teatro Arapiles 16 en Madrid con mi espectáculo “Lo llamaban ilusión”.
¿Recibiste entrenamiento formal o alguien te enseñó los secretos de la magia? ¿Cómo fue esa experiencia de aprendizaje?
Nunca he tenido un profesor o maestro de magia como tal, aunque han sido muchos los ilusionistas que he visto y que han sido fuentes de inspiración para mí. Magos que veía en la tele de pequeño o en los inicios de Youtube, y cuyos trucos aprendía a través de los DVDs y libros de magia que mis padres me compraban por mi cumpleaños. Libros y vídeos que disfrutaba todos los días con gran entusiasmo en cualquier hueco libre que tuviera, ya fuera en casa, en la calle, en el colegio o en la Universidad.
¿Qué aspecto de la magia encuentras más fascinante o emocionante en tu carrera como mago?
Creo que la parte más fascinante y divertida es el momento de la creación de cualquier nueva ilusión. Me refiero a ese momento creativo en el que los magos pensamos cómo hacer realidad algo que aparentemente y de primeras es imposible. Un reto que afrontamos con entusiasmo, jugando con la imaginación y pensando siempre fuera de la caja.
¿Has enfrentado desafíos significativos en tu carrera como mago? ¿Cómo los superaste?
Han sido muchos los desafíos personales a lo largo de mi carrera, pero el más significativo y especial para mí, sin lugar a dudas, fue el día que hice desaparecer la decimotercera Champions del Real Madrid de la sala de trofeos del estadio Santiago Bernabéu. Un golpe de magia e ilusión que después de meses de preparación, me permitió hacer realidad el sueño de Nacho el Guay, de la fundación Cadete, de tocar y besar la Copa de Europa.
En esta temporada festiva, los magos son verdaderos artesanos de la ilusión, compartiendo alegría y esperanza a través de su extraordinario talento. Así que un buen regalo para niños y adultos puede ser un magnífico espectáculo de magia: Puedes adquirir entradas aquí
Con la magia recuperamos lo que algunos han perdido, otros han olvidado, pero en el fondo todos tenemos: la ilusión de un niño
¿Qué puedes decir sobre la comunidad de magos en la ciudad y cómo ha influido en tu crecimiento como artista?
Lo que más me gusta y lo que más le agradezco a la comunidad de los magos es el compañerismo y la cercanía que se respira en cada uno de los encuentros que compartimos. A la edad de 18 años, viví esa experiencia muy de cerca cuando tuve la suerte de ganar el premio a “mejor mago del año” en el concurso Arturo de Ascanio. Me presenté con un juego que ideé con la ayuda de varios amigos magos que me animaron y aconsejaron durante la preparación del concurso. Sin su apoyo y asesoramiento, seguramente nunca hubiera ganado el premio.
Para aquellos que desean aprender magia, ¿Qué consejos les darías para comenzar y mejorar sus habilidades?
“Sal y queda mal” ese es mi consejo favorito. El mismo que me dieron a mí en mis comienzos cuando por primera vez quise subirme a un escenario delante de una multitud de desconocidos. Recuerdo que, hecho un manojo de nervios, me acerqué a un amigo y le hice justo esa pregunta: ¿Qué consejo me puedes dar? Y me contestó esas cuatro palabras. A día de hoy le sigo dando toda la razón. Si quieres llegar lejos en este mundo de la magia, lo primero que tienes que hacer es perder el miedo a que te salga mal un truco, lo importante es salir siempre al escenario pensando que vas a divertir y a divertirte.