Antes de que se cumpla la primera semana del nuevo Gobierno, Pedro Sánchez ya orienta todo el foco hacia la agenda social. Hacia medidas a corto plazo, como la ley de paridad o el impulso de vivienda social, o a medio plazo como la universalización de la educación de cero a tres años o las políticas transversales feministas. Todo ello enarbolando una contraposición entre el PSOE y la alternativa de PP y Vox, con la dicotomía del avance «frente a quienes quieren volver al pasado». Este fue el mensaje de fondo de Pedro Sánchez durante un mitin este domingo en Madrid, defendiendo la amnistía como un medio para poner en marcha su hoja de ruta, además de profundizar en la «convivencia».
Refiriéndose directamente a la ley de amnistía, minimizó la oposición política y social a la norma porque, según vaticinó, de sus resultados «se van a beneficiar también los que se manifestan en contra». Esto es, según argumentó, porque servirá «para vivir en un país más cohesionado, con más convivencia» y un país «más unido que nunca».
Tras las tensiones diplomáticas con Israel, Sánchez se ha reafirmado en sus posiciones para condenar tanto los atentados terroristas de Hamas como «matanza indiscriminada de palestinos». Una cuestión que situado al margen de los partidos o las ideologías, «sino de humanidad», reclamando a la oposición «que estén con los derechos humanos».
El PSOE ha querido celebrar un acto de reafirmación y orgullo de pertenencia. De exaltación identitaria tras semanas convulsas por la falta de pedagogía respecto a la ley de amnistía y, sobre todo, por las protestas y ataques a las Casas del Pueblo en contra de sus pactos de investidura con los soberanistas. «Sabemos que han sido momentos difíciles, por eso hoy es el día de deciros ‘muchísimas gracias’, recnonoció la presidenta del PSOE, Cristina Narbona, durante la apertura del acto. «Pueden pintarrajear las paredes de nuestras sedes, con insultos y amenazas, pero mientras hacen eso los socialistas seguiremos escribiendo el futuro en el BOE», contrapusó la presidenta del partido.
«Nos va a unir más»
El expresidente José Luis Rodríguez Zapatero ha actuado como maestro de ceremonias, levantando al público como reconocimiento a su papel protagonista en la campaña del 23-J. En contraposición al expresidente Felipe González y la denominada vieja guardia que ha criticado tanto la ley de amnistía como los pactos de investidura. El propio Sánchez le brindó la victoria del 23-J porque «cuando lsa cosas se pusieron difíciles, y se pusieron muy difíciles, José Luis estuvo ahí, echando una mano, y esta victoria es también de Zapatero».
El mensaje que lanzó Zapatero ante los socialistas que en privado no esconden sus dudas y preocupación sobre la amnistía es que la ley «nos va a unir más», tanto a España con Cataluña como entre catalanes. Una norma para la que «hay que tener valentía» porque «solo los grandes cambios que de verdad hacen un país mejor, que reforman, se hacen con valentía y quiero reconocer la valentía de Pedro Sánchez y del PSOE apoyando esta ley de amnistía».
El expresidente ha defendió que la amnistía «abre la puerta a la estabilidad, la normalización y la convienvencia» y que en pocos años España estará «más integrada y cohesionada». Nada más lejos de los temores a una desintegración territorial, que Zapatero ha negado también basándose en la estabilidad económica en este contexto. Zapatero se remontó al recurso de inconstitucionalidad del PP contra la ley del matrimonio igualitario, que impulsó su Gobierno, para deslegitimar los argumentos que sitúan la norma fuera de la Carta Magna. «Es inconstitucional porque la promueve el PSOE y porque mira al futuro, a una España fuerte y una Cataluña que la compartamos los que piesan de una manera y los que piensan de otra, por eso va a ayudar la ley de amnistia», concluyó.
Tampoco sorteó la crisis diplomática con Israel tras expresar el presidente del Gobierno, en su minigira a Oriente Próximo, que no se estaba cumpliendo con el Derecho Internacional Humanitario por la «respuesta desproporcionada» en Gaza. Israel lo ha interpretado como un apoyo al terrorismo de Hamás, lo que Zapatero también ha minimizado por las críticas que recibió en el mismo sentido tras la retirada de las tropas españolas desplegadas en la guerra de Irak.
Banderas de España
El mitin en IFIMA (Madrid), el espacio que suele reservar el partido para sus grande actos, ha reunido a unos 9.000 militantes y simpatizantes (de fuera de Madrid llegaron un total de 200 autobuses), según la organización. En primera fila han estado presentes todos los ministros socialistas del nuevo Gobierno, así como los barones del partido en Asturias, Adrían Barbón, Navarra, María Chivete, Comunidad Valenciana, Ximo Puig, o Euskadi, Eneko Andueza. Las banderas españolas, junto a las de la UE y las del PSOE, han inundado el acto como no lo habían hecho durante las últimas campañas electores. Reafirmación también de la defensa de España frente a las críticas de la oposición con el “España se rompe”, lucha cultural para que la derecha no se apropie en exclusiva de la bandera, y con un ojo puesto ya en las próximas elecciones europeas.
«Me encanta ver banderas de España aquí porque nosotros también somos España«, reivindicó Sánchez. Una España que definió como un país abierto y tolerante; feminista y ecologista; amante de la paz y la justicia social. En contraposición a dirigentes como «Trump, Bolsonaro y Milei» que incluyó en el mismo paquete que Feijóo y Abascal. Frente a la posibilidad de gobiernos de derecha y ultraderecha, celebró que habrá «cuatro años más de avances sociales de un gobierno progresista».
El expresidente José Luis Rodríguez Zapatero ha actuado como maestro de ceremonias, levantando al público como reconocimiento a su papel protagonista en la campaña del 23-J. En contraposición al expresidente Felipe González y la denominada vieja guardia que ha criticado tanto la ley de amnistía como los pactos de investidura.
La receta del Gobierno pasa por bajar la pelota, llamar a la calma frente al «ruido» de la oposición y las críticas subidas de tono. Frente a las tensiones y la estrategia de oposición, «responderemos con mucha calma y a los insultos con humor». La estrategia que el propio Pedro Sánchez ha resumido tirando del clásico «Keep calm and carry on». Esto es, calma y a seguir adelante.