Se puede decir que Alejandro Méndez, tapiego de once años de edad, lleva el motor en las venas. Forma parte de la tercera generación de una familia, los Méndez de La Roda, que lleva décadas estrechamente ligada al mundo del kart. Sus padres supieron hacer de su pasión una oportunidad de negocio, fundando en 2010 el kartódromo de Tapia, una instalación única en muchos kilómetros a la redonda.

Sin embargo, el pequeño no mostró interés alguno por el mundo de la competición hasta 2022, y en enero de este año debutó en la competición en Ponferrada (León). Pese a su estreno tardío en el kart (lo habitual es iniciarse en la competición con entre siete y ocho años), el chaval apunta maneras. En su primera temporada logró quedar subcampeón de Asturias y campeón de Galicia en la categoría Mini. «Es poco habitual ganar el primer año. Se le da bien, le gusta y eso le ha permitido una progresión rápida. Pasó de ir por la mitad en las primeras carreras a luchar por las primeras plazas en las últimas», señala su madre, Laura Méndez.

Tanto ella como su marido, Alejandro Méndez, pilotaron en su juventud y también llegaron a dirigir su propio equipo antes de montar el kartódromo. La pareja coincide en la idea de no presionar a ninguno de sus dos hijos (tienen otra niña de siete años) con la competición. Sin embargo, los dos pequeños se criaron en el kartódromo y desde que Alejandro cumplió los tres años tuvo un «baby kart» para circular por la instalación tapiega. Fue en 2020 cuando le compraron uno de competición, pero «nunca lo vimos muy entusiasmado por competir, así que ni lo comentábamos». Sin embargo, hace un año el niño empezó a tener inquietud por conocer otros circuitos.

«Nosotros sabemos bien lo que es el mundo de la competición, algo muy serio que supone dinero, tiempo y sacrificio, pero, como mostró interés, decidimos probar», cuenta Laura Méndez. El pequeño Alejandro se fue con su padre a rodar en Ponferrada y el progenitor, mecánico de profesión, llegó «sorprendido» con las aptitudes que demostró. «Ahí ya nos empezamos a ilusionar, porque los dos tenemos buenos recuerdos de aquella época», cuenta la madre, prima del también piloto Bruno Méndez, que, además, es padrino de Alejandro.

Por si fuera poco, el abuelo materno del pequeño, que también se llama Alejandro Méndez, compitió durante varias temporadas junto a su hija Laura.

El joven piloto de La Roda, que está a punto de cumplir 12 años, debe ahora cambiar de categoría y pasar a la junior, donde ya se usan karts grandes. Si todo va bien, debutará en la nueva categoría entre enero y febrero del año que viene, con motivo del campeonato social de Ponferrada. Antes, en diciembre, tiene previsto acudir a una competición en Valencia.

«Este es un deporte para aprender los valores del esfuerzo, del sacrificio y lograr superarte. Entonces, vamos a inculcarle eso a Ale, vamos a avanzar sin pretensiones para aprender. Tanto a su padre como a mí nos sirvió mucho la competición. Él aprendió como piloto la base para convertirse en preparador mecánico y, después, hicimos de nuestra pasión por el kart un medio de vida», reflexiona Laura Méndez, que cuenta que a su hijo mayor también le gusta mucho la mecánica.

Los padres del joven piloto llevan muchos años apartados de la competición y advierten muchos cambios en este mundo. No todos para mejor. «Ahora está todo muy profesionalizado. Llegar a un campeonato regional está difícil para una persona con poco conocimiento de este mundo. Se perdió la magia de antes, cuando cualquier padre con afición llegaba con su hijo a las carreras. Ahora hay mucho nivel», añade. Con todo, se queda con lo que competir aporta a nivel de aprendizaje y esfuerzo. «El trabajo realizado este año fue muy bueno para Ale, lo veo con más autoestima, confianza y seguridad en sí mismo», sostiene. Ya solo por eso, añade, habrá merecido la pena la aventura competitiva que tan grandes resultados presagia.