Son animales que juegan un papel fundamental en el ecosistema y con múltiples beneficios a la humanidad
El 40 por ciento de las especies de anfibios está en riesgo de extinción a nivel global, según una investigación científica internacional en la que participan investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (MNCN-CSIC) y que califican la situación de «alarmante».
Esta conclusión, que recoge un artículo que publica ‘Communications Earth and Environment’, llega tras un estudio de evolución realizado desde 2004 que apunta entre las principales amenazas para los anfibios la destrucción del hábitat, las enfermedades causadas por patógenos como el hongo quitridio Batrachochytrium dendrobatidis, y el cambio climático, que agravará las anteriores.
En concreto, apunta que las especies Atelopus es uno de los grupos de anfibios más amenazados y conocido como el de las «ranas arlequín». De hecho, el estudio señala la necesidad de buscar nuevas vías de conservación.
El investigador Ignacio de la Riva, que ha participado en el trabajo, ha explicado que el género Atelopus alberga 130 especies que llaman la atención por su colorido y que se distribuyen por América central y del sur, desde tierras bajas tropicales hasta zonas de alta montaña. Así, añade que de acuerdo con el último análisis realizado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en 2022, de las 94 especies evaluadas 62 se clasifican como ‘En Peligro Crítico’, de las cuales 39 están posiblemente extintas.
De la Riva destaca que dado que la situación de ese grupo «ejemplifica el peor escenario actual» para las especies de anfibios, por lo que considera que este era el caso perfecto para diagnosticar el estado de conservación general de estos vertebrados.
Los investigadores analizaron desde 2004 los datos de las especies recogidas, ya que en ese año comenzaron los programas de conservación. Durante esos años, De La Riva explica que observaron que, a pesar de que más de 30 especies de Atelopus que se creían desaparecidas, «no lo están», pero ninguna población ha mejorado desde entonces; lo que indica que «las estrategias planteadas no están funcionando y que la situación de crisis para los anfibios continúa».
Además, el investigadora de la Universidad de Triers (Alemania) Stefan Lötters hace hincapié en que hace ya 30 años investigadores, conservacionistas y otros expertos detectaron la crisis que atraviesan los anfibios y, desde entonces, se han puesto en marcha varias iniciativas a escala mundial, regional y local para salvaguardar su diversidad, incluidos numerosos planes de gestión y acción.
Aunque valora que gracias a investigaciones como esta ha aumentado «enormemente» el conocimiento de dónde se produce el declive y de los mecanismos que lo explican y cómo interactúan las amenazas, observa que es necesario incrementar las medidas de mitigación como la protección de los hábitats, mejorar la investigación y gestión de enfermedades como la quitridiomicosis y promover programas de cría en cautividad.
Por qué son importantes los anfibios
Según recoge el portal herpetologica.es, de la Asociación Herpetológica de España, estos animales presentan importantes beneficios para los ecosistemas y para la propia humanidad:
Bio-controladores de enfermedades y plagas. Los anfibios son voraces cuando se alimentan, dentro de su dieta hay una gran variedad de insectos y artrópodos. Algunas de estas presas, pueden ser transmisores de enfermedades como la malaria, dengue y la fiebre hemorrágica del Congo. Otras presas, podrían convertirse en plaga de cultivos afectando la producción de diversos alimentos.
Aliados contra el cambio climático. Investigaciones en Norteamérica, han confirmado que las salamandras sin pulmones (Plethodontidae) contribuyen de manera importante a disminuir el cambio climático, controlando a las poblaciones de insectos que degradan la hojarasca, reduciendo la rápida liberación de carbono a la atmosfera y ayudando a mantener el carbono en el suelo.
Flujo de energía entre tierra y agua. Los anfibios que tienen una etapa ligada a cuerpos de agua y una etapa adulta terrestre, son considerados valiosos puentes ecológicos, transfiriendo nutrientes y energía del medio acuático al terrestre, a través de la cadena alimenticia e influyendo en ciclos del carbono y del nitrógeno.
Sustancias y procesos de importancia médica. A partir del estudio farmacológico de sustancias extraídas de los anfibios se ha logrado patentar medicamentos de uso veterinario y humano, tales como supresores de dolor o controladores de inflamaciones. También se han investigado los procesos regenerativos de tejidos (con gallipatos) para tratar de aplicarlos en medicina regenerativa.
Aportes a la cultura. Una gran variedad de anfibios se encuentra representada en vasijas, esculturas, murales, poemas, canciones, pinturas, cine, etc. Los anfibios están presentes desde épocas prehistóricas en importantes representaciones. Por otro lado las toxinas de algunos grupos de anfibios se han utilizado históricamente como potentes alucinógenos, induciendo fenómenos de trance en ceremonias mágico-religiosas (Meigas en Galicia y Brujería vasca en Zugarramurdi).
Control de algas y mantenimiento del medio acuático. Algunas especies de anfibios depositan sus huevos en los cuerpos de agua, de los que emergen renacuajos que al alimentarse de algas contribuyen a la reducción de la eutrofización, evitando la proliferación descontrolada de algas nocivas, mejorando el paso de luz y el equilibrio de oxígeno disuelto en el agua.
Fuente de alimento. Se estima que más de 210 especies distintas de ranas, sapos y salamandras son consumidas como alimento, en distintas culturas y países alrededor del mundo, incluyendo a España y Francia por el plato llamado ancas de rana (un criadero en Villaverde, Zamora es el mayor productor de España y el segundo de Europa).
Bio-indicadores. Durante décadas se ha pensado que la presencia de anfibios es sinónimo de un ecosistema saludable y equilibrado, esta aseveración aplica para muchas especies. Sin embargo, existen otras especies que resisten ciertos niveles de perturbación de los ecosistemas. Los anfibios pueden ser indicadores de una buena o mala salud de los ecosistemas, esto depende de la especie.
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