Alberto Granados (Madrid, 1965) preside desde hace dos años Microsoft España, la compañía que va a desembarcar en tierras aragonesas con una milmillonaria inversión para abrir un campus de almacenamiento de datos líder en Europa. Serán la memoria y la base de la pionera inteligencia artificial generativa, llamada a romper con los moldes establecidos y a revolucionar la relación entre humanos y tecnología. Se le invita a leer un artículo sobre la prohibición de utilizar teléfonos móviles a los alumnos del IES Reyes Católicos de Ejea de Los Caballeros, lo que convierte a este centro en el primer espacio educativo libre de móviles de todo Aragón.
¿Qué opina?
La tecnología tiene que estar aplicada en su debida forma y tiene que tener un impacto positivo en la formación y en los estudiantes. Hay que saber utilizarla de manera responsable, debe estar regulada y tiene que ser humana, inclusiva y tener empatía. Bien usada, permite utilizar Minecraft (un famoso videojuego) para que chavales con síndrome de Down o con autismo simulen actividades cotidianas, como coger un bus o comprar el pan.
¿Está descontrolado?
En los años 70 hablábamos de profesores de universidad en huelga para que no se usaran calculadoras en las clases. Cuando un orfebre alemán descubrió en 1450 la imprenta, el imperio otomano la prohibió. Ya se conoce qué regiones se desarrollaron más.
Si hay reticencias a utilizar los teléfonos móviles en un instituto, ¿cómo no va a haberlas a la inteligencia artificial?
Elaboramos un informe, el Work Trend Index de Microsoft, con 30.000 compañías para saber cómo la gente usa la tecnología. Tenemos una deuda digital, una dependencia a utilizar más herramientas de comunicación en vez de las de creación. Un 57% de los encuestados utiliza su tiempo para usar el correo, Teams o hacer videollamadas, lo que lleva menos tiempo a crear, es decir, a utilizar Word, Power Point o Excel. La IA permitirá rebalancearlo porque va a digerirnos la información que nos quita tiempo sin aportar mucho valor. Nosotros usamos el concepto de copiloto, lo que implica que la IA no te está sustituyendo, sino que tienes a alguien sugiriéndote la pregunta que tienes que hacer adaptándose al contexto.
«La inteligencia artificial va a retar al ser humano y eso es algo que siempre le ha venido muy bien»
¿Para qué servirá?
Tendremos más tiempo para crear. Un médico tendrá más tiempo para estar con el paciente o un estudiante podrá desarrollar el espíritu crítico. Será como cuando el profesor ponía el examen con libros. Ese era el que más te tenías que trabajar, en el que más exprimías tu sentido común y en el que más juicio tenías que aplicar. Pero ojo con lo que se pide a la IA, que igual te lo da: la pregunta es si nuestro cerebro está preparado para absorber esa creatividad.
¿Está preparado?
Al ser humano le viene muy bien que le reten. Siempre que ha pasado en la historia, el ser humano ha reaccionado bien. Cuando se introdujo la fotografía, hubo una corriente que criticaba que era el final del arte y del retrato. Y fue entonces cuando surgió el impresionismo, el arte abstracto o el cubismo en el que quizás es el siglo de más creatividad del arte.
«La pyme es la gran asignatura pendiente. El beneficio vendrá cuando activemos el tejido industrial de la pyme y no solo el de las grandes compañías. No podemos dejar que nadie se quede atrás»
¿Comprende que haya miedo? A la pérdida de empleos, por ejemplo.
Creo que no se percibe así. En esa encuesta que antes citaba, el 43% de los trabajadores decía que tenía ciertas reservas a utilizar la IA generativa pero el 70% afirmaba que delegaría tareas, incluso las que tienen creatividad. Nosotros lo que hemos lanzado es el concepto de copiloto y tiene resultados asombrosos: mejoran los niveles de productividad un 70% y mejoran las ventas. El 41% de las empresas de más de 250 empleados en España ya las están utilizando.
El ecosistema empresarial aragonés y español está dominado por las pymes y parece que la IA no pasa el umbral de la mediana empresa.
La pyme es la gran asignatura pendiente. El beneficio vendrá cuando activemos el tejido industrial de la pyme y no solo el de las grandes compañías. No podemos dejar que nadie se quede atrás. Nuestro objetivo es democratizar la IA generativa. Hablo de que no sea complejo utilizarla, que sea intuitiva, que abras mañana Microsoft Teams y nuestro copiloto te haga un resumen de la llamada que acabas de colgar o que te sugiera la siguiente pregunta que debes hacerle al cliente al que acabas de colgar la llamada. Para eso formamos parte de IndesIA, una asociación para impulsar el uso de los datos en la industria española, y contamos con 500 socios en Aragón.
Más miedos. ¿Qué opinión tiene de lo sucedido en OpenAI, la empresa que creó ChatGPT y ha vivido un terremoto político esta semana?
Tenemos un partner sólido con ellos. Estamos súper orgullosos de la relación que tenemos con Sam Altman y su equipo, la relación nunca fue mejor y vamos a continuar trabajando con ellos. Cito a nuestro CEO cuando dijo que se alegraba muchísimo de la vuelta de Altman a OpenAI. Tenemos una relación muy estrecha porque apoyamos con nuestra nube toda su innovación, que también compartimos con ellos. También compartimos el pensamiento de que la IA tiene que ser responsable, y esa fue una de las razones por la que nos aliamos con ellos. En el top de su mentalidad tienen el principio básico de que la responsabilidad de la IA tiene que estar por encima de todos. Nuestro compromiso es proteger el dato y siempre pensamos que la IA debe tener un género humano, tener unas guías de responsabilidad ética que ponemos a disposición de los gobiernos pero que nosotros mismos nos autoregulamos.
Se ha publicado que parte del equipo decía que se estaba yendo demasiado rápido, incluso que eran una amenaza para la humanidad. ¿Se les puede dar crédito?
Tiene que estar regulada como está regulada. Con ejemplos muy concretos: aplicamos una tecnología que nos permite utilizar tu voz, grabarla y generar contenidos como si estuvieras hablando. Esto lo tenemos reservado, hay que pedir autorización para cada uno de los proyectos, porque mal utilizado puede tener un impacto negativo, porque imagínate que se utiliza para suplantar la voz de una persona. Otro ejemplo: los enfermos de ELA que van a perder la voz y podemos conservarla. ¿De verdad no utilizaríamos esa tecnología? Creo que la IA generativa tendrá un impacto para la humanidad brutal, porque hablamos de incrementos del PIB de alrededor de 4,4 billones de euros a nivel mundial.
Microsoft acaba de anunciar su desembarco en Aragón, con una inversión que rondará los 2.200 millones. ¿Por qué Aragón?
La infraestructura de Aragón desde el punto de vista de terrenos, energía o agua es fantástica. Hay además un aspecto fundamental: el tejido industrial que ya existe en Aragón, avanzado, con talento y donde es fácil encontrar predisposición de las empresas. Tiene talento gracias a un buen nivel de universidades y casi lo más reseñable: existe una importantísima colaboración público-privada. La forma profesional en la que el Gobierno de Aragón ayuda a este tipo de multinacionales es muy loable.
Desconocemos hasta que punto este campus de datos es importante en la escala de Microsoft. ¿Dónde lo podríamos ubicar en la escala de la multinacional?
Uno de los más importantes de Europa. Estamos hablando de una región de datos muy grande. Cuando hablamos de región son múltiples centros de datos. Y hasta ahí podemos contar.
¿Van a ser simples almacenes de datos? Hay voces discordantes que dudan del impacto directo de estos centros y piensan que es luz de gas.
Esto no es algo que no hayamos hecho antes. Tenemos más de 300 centros de datos en 60 regiones. El año pasado abrimos un data center cada tres días y tenemos mucha experiencia en estos centros. Y sabemos el impacto positivo que tiene dentro del ecosistema. Hablo de ecosistema porque un centro de datos responde a una necesidad de cómputo, de digitalización, de inteligencia artificial y de proyectos detrás. Todo esto genera un ecosistema de empresas socias, de empleo directo e indirecto, de universitarios que se forman. En la región que abrimos en Madrid ratificamos un estudio en el que se preveían crear 62.000 empleos en toda España entre 2022 y 2025. Para Aragón hemos hecho un estudio muy parecido y hablamos de 69.000 empleos dentro del ecosistema en toda España, que serán unos 2.100 en Aragón.
Esas cifras tan grandes son difíciles de creer.
Pero son estudios que hemos ratificado en otras regiones y otros países. No son proyecciones: se han cumplido porque necesitamos más gente; el 46% de los proyectos de digitalización no encuentran el empleo que necesitamos. Y claro, en un país con un paro juvenil tan alto con proyectos que no encuentran gente… Por eso trabajamos activamente con la Formación Profesional, el Ministerio de Educación y aquí vamos a trabajar también para tener planes formativos para especializarse en Microsoft. Es una cascada, un efecto virtuoso en la creación de empleo.
«La inteligencia artificial será como ir a un examen con libros. Ese era en el que más exprimías tu sentido común»
Google ha abierto en Málaga un centro propio de Ciberseguridad. ¿Microsoft va a hacer especialista a Aragón en alguno de estos subsectores?
Es pronto para saberlo. Sí te anticipo que la digitalización de procesos industriales o financieros y la inteligencia artificial son tremendamente demandadas. No estamos aquí abriendo una región de datos solo para hospedar almacenamiento y cómputo. Trabajamos con Microsoft 365, Dynamics 365, Azure 365, Power Platform y todas las nubes y sus elementos de ciberseguridad requieren múltiples especializaciones. Aragón tiene que aspirar a lo que es fuerte: logística, automoción, finanzas, agricultura de precisión…
Lo bueno sería que el empleo cualificado estuviera asentado aquí, ¿no?
En eso estoy pensando. Aragón va a dar servicio a todo el sur de Europa, por lo que puede crear un hub de talento que permita hacer que muchas empresas necesiten personal cualificado en conocimiento e IA y si se abordan proyectos europeos desde aquí puede ser muy interesante. Aragón tiene que pensar a lo grande en la oportunidad que se nos abre.
El entorno de Zaragoza se ha convertido en apenas dos años en el reino de los datos. ¿Cómo va a ser su relación con Amazon Web Services, que abrió su región hace un año?
Me siento muy orgulloso de que esto ocurra. El hecho de que tengamos grandes empresas invirtiendo en nuestro país es una excelente señal de que da confianza. Y el hecho de que Aragón se encuentre de repente con dos grandes tecnológicas es muy postivos. Nos une un bien común, queremos apostar por esta región y desarrollarla y creo que es muy bueno.
Los centros de datos consumen ingentes cantidades de luz y agua. ¿Se puede controlar?
El compromiso medioambiental es una de nuestras mayores prioridades. Estamos cumpliendo los objetivos que nos marcamos: ser neutros en emisiones para 2025, negativos para 2030 y para 2050 devolver todo el CO2 que hemos generado desde la creación de la compañía en 1975. Esto lo cuento muchas veces porque ninguna compañía se ha mojado tanto. Estamos invirtiendo en sofisticar nuestros centros de datos para consumir el mínimo necesario, concentrar aplicaciones en menos servidores o hacer que el refrigeración sea sostenible. –
Y aún así, ¿es sostenible que sigamos generando tantos datos al nivel que lo hacemos hoy?
Si movemos cualquier centro de datos de una empresa privada a nuestra nube ganamos un 98% de eficiencia. El hecho de que se construyan centros de datos privados que no consiguen el nivel de eficiencia que sí logramos los grandes hiperescalares como nosotros es lo que probablemente hace que no tenga sentido.