En la galería de los retratos del Ateneo, el miércoles debieron pasárselo de lujo Unamuno, Valle-Inclán y José Echegaray. Pero especialmente debieron disfrutar del barullo Emilia Pardo Bazán y Clara Campoamor, que posiblemente nunca imaginaron el desfile de mujeres empresarias al que un día atenderían desde sus marcos. Inversoras, fundadoras, divulgadoras del mundo de las startups charlaban a sus pies con verdadero ímpetu. Sobre sus proyectos, pero también sobre las piedras que encuentran en el camino por motivos de género.
Precisamente debajo de todos esos cuadros, durante el café del Female Founders Day Madrid, veo a Cris Carrascosa, experta en criptomonedas a la que conozco gracias a Twitter -bueno, ahora X-, y a María Speaks English, una tiktoker que está triunfando gracias a sus vídeos de “truquitos” para aprender inglés. El Ateneo bullía con señoras tomando café, otras pidiendo silencio porque estaban grabando una entrevista y periodistas que no quitaban la vista de sus ordenadores. Mientras cerca del escenario un técnico se desvive por localizar a las ponentes de la siguiente mesa para microfonarlas, se me acerca Carolina Iglesias, del podcast Estirando el chicle, se me presenta como cualquier otra asistente que acaba de dar de alta su SL y me da dos besos: “Hola, soy Carolina, encantada”. Veo que la presentadora Inés Hernand estaba en la escaleta, pero ha cancelado su presencia porque el evento le coincidía con los Ondas la llaman, y todavía no tiene el don de la ubicuidad -aunque está cerca-.
Las cofundadoras de la asociación sin ánimo de lucro Female Startup Leaders llevan meses trabajando para el evento, pero por los ojos vidriosos de ponentes y participantes, ha merecido la pena.
Estoy aquí porque tengo muchísima suerte, pero no merezco nada. Con esa voz convivo»
carmen hidalgo
“Soy un fraude. Estoy aquí porque he tenido muchísima suerte, porque me encontré a las personas adecuadas, porque caí bien, yo qué sé. No lo sé muy bien, pero fue un cúmulo de circunstancias el que me llevó hasta aquí, no merezco la posición que ocupo, no merezco estar aquí arriba, no merezco nada”, verbalizó Carmen Hidalgo, cofundadora de Female Startup Leaders, el sentimiento de muchas, con un discurso que levantó al auditorio. “Con esa voz convivo, tomo decisiones, agarro oportunidades o la dejo pasar y esa voz me persigue todos mis días de mi vida”, confesó, aprovechando la oportunidad para animar al público a dejar de lado esa autoexigencia para seguir adelante.
Se trataba de una cita empresarial, aunque ahora se bauticen en inglés y se vistan de tecnología, pero no podía distar más de las que celebran todas las semanas las patronales de todos los sectores. En la tercera edición de Female Founders Day, los hombres eran algo casi mitológico -casi daban ganas de decir: ¡mira, ahí hay uno!, como jugando a buscando a Wally-, las jóvenes llevaban la voz cantante y las historias personales dominaron el día. Que la maternidad retrasa y complica el desarrollo profesional, los mayores fondos no tienen a ninguna mujer en su dirección e invierten menos en empresas dirigidas por mujeres, que el acoso es casi inevitable, y que nosotras somos nuestras propias enemigas por no creérnoslo lo suficiente fueron algunos de los mensajes que se repitieron a lo largo del día.
Nuestro antídoto contra la brecha de género es destacar a las líderes que demuestran que el talento no depende del género»
“Nuestro antídoto para superar la brecha de género en el mundo del emprendimiento es destacar a las mujeres líderes que demuestran que el talento y la tecnología no dependen del género”, destacan desde la organización, también exclusivamente femenina. Con ese motivo, las jornadas, además de reunir a un buen puñado de fundadoras, inversoras y representantes de redes de apoyo y comunidades para startups, había un premio. Lo ganó Beatriz Crespo, fundadora de Freedom & Flow, que lo agradeció entre lágrimas, recordando lo complicado que le había sido arrancar su startup y contando que ha sido madre hace nueve meses.
Casos similares se repetían entre las asistentes. Adela Torralba, que se me acercó creyendo que nos habíamos conocido en el mismo evento el año pasado, era asistente de ginecología y en 2003 recondujo esa experiencia para lanzar una marca de copas menstruales que vienen con una app móvil de seguimiento de la regla. «Toma, tócala, verás que es diferente», me dice, explicándome que Naturcup comenzó fabricando en España y que ahora ha trasladado la producción a Francia, y también las ventajas de la aplicación que han desarrollado: te recuerda cuándo te va a bajar la menstruación y te pide que detalles el flujo y el dolor, para poder llevar un seguimiento.
Las mujeres como Adela, “¡las que peinamos canas! ¡Que somos muy necesarias!”, decía una de ellas, tuvieron un espacio reservado en el evento. “Si te has caído, levántate, te sacudes, y sigues. No se acaba el mundo”, trataba de combatir el miedo al fracaso Elena Yordá, cofundadora de Rikki, una de las presentes con más experiencia en el mundo startup y una de las integrantes de la mesa El talento no tiene edad.
La mañana terminó con la emotiva presentación de María Berruezo, fundadora de LactApp, una aplicación móvil que tiene su origen en la pérdida de lactancia de su creadora. La hoy CEO sufrió un accidente de coche tras el que dejó de producir leche para su bebé y no sabía cómo recuperarla. Lo consiguió con la ayuda de una profesional, y eso le dio una idea: ese conocimiento debía estar en el móvil de todas las madres del mundo. Y esa fue otra de las claves del día: como la mitad de la población, las mujeres fundadoras tienen el poder de inventar soluciones a los problemas de su colectivo.
Seis horas después de entrar, ponentes, asistentes y organizadoras volvieron a la realidad. Ha sido solo un acto en el que apenas han tenido tiempo de conocerse unas a otras, pero confían en que las tarjetas intercambiadas y los problemas compartidos florezcan al cabo del tiempo. A la espera de conocer a dónde les llevará este aprendizaje, se despiden con solo una cosa clara: la promesa de volverse a ver el año que viene.