El Ejército estadounidense en Japón ha trasladado su unidad de operaciones de drones de reconocimiento a la isla de Okinawa a pesar de la objeción local, después de su despliegue temporal en la región suroeste de Kyushu, como parte de las medidas para fortalecer la vigilancia de las actividades chinas en aguas cercanas.

El ministro de Defensa nipón, Minoru Kihara, dijo a los periodistas a principios de este mes que ocho aviones no tripulados ‘MQ-9 Reaper’ comenzaron a operar en la base aérea estadounidense de Kadena, en la prefectura de la isla del sur, y permanecerán estacionados allí «por un período indefinido», según ha informado la agencia Kiodo.

El 21 de noviembre del año pasado, los ‘MQ-9’ fueron desplegados tentativamente durante un año en la Base Aérea de Kanoya de la Fuerza Marítima de Autodefensa, en la prefectura suroeste de Kagoshima, a unos 600 kilómetros al noreste de la base de Kadena.

La reubicación de los ‘MQ-9’ es parte de los esfuerzos de Washington para impulsar las actividades de vigilancia e inteligencia cerca de la cadena de islas Nansei, en el suroeste de la nación asiática, donde se ha visto la creciente asertividad marítima de Pekín.

La cadena, que se extiende al suroeste desde Kyushu hacia Taiwán, incluye las islas Senkaku, controladas por Japón y reclamadas por China, en el mar de China Oriental. Los buques de la Guardia Costera china han entrado repetidamente en aguas japonesas alrededor de los islotes deshabitados.

Okinawa tiene importancia estratégica debido a su proximidad a posibles focos geopolíticos, como Taiwán, una isla democrática autónoma bajo una presión cada vez mayor de la China liderada por los comunistas, que ve a Taiwán como una provincia renegada que debe unirse al continente, por la fuerza si es necesario.