El viernes, Francisco Javier Álvarez Beret, más conocido por su nombre artístico Beret, llenará el WiZink Center de Madrid como punto culminante de su última gira. El recinto de la capital se ha convertido en baremo de éxito artístico para músicos de todo tipo y es el que ha elegido para presentar su segundo álbum, Resiliencia, su trabajo más ambicioso hasta la fecha, que cuenta con colaboraciones de Omar Montes o Estopa. Sin tiempo casi para recuperarse, al día siguiente actuará en la final de la Kings Leage, la competición futbolera creada por Ibai y Gerard Piqué, en el Palau Sant Jordi de Barcelona. Ninguna empresa parece demasiado grande para este joven de 27 años que empezó subiendo sus mixtapes a YouTube medio obligado por un amigo y que, con cuatro millones y medio de seguidores en la plataforma de vídeo, ha llevado su música a territorios aún más amplios. Hace un par de semanas actuaba en El Vaticano ante el Papa y 6.000 jóvenes de todo el mundo junto al italiano Mr. Rain mientras ultimaba detalles de su debut como presentador junto a otros rostros conocidos como Mario Vaquerizo o Maxi Iglesias. Será en el talent show Encuentros con sabor que patrocina la cervecera Mahou y emitirá la Sexta a principios de año que viene.
Toda esa vorágine no parece pasar demasiada factura al ánimo de Beret, a quien casi todos a su alrededor llaman simplemente Fran, que se presta con buen ánimo a una sesión de fotos y entrevista en un descanso entre grabaciones. Como él mismo recuerda, todo esto viene de largo. “Comencé en 2013 sin darme cuenta de que empezaba. Esto es muy importante porque realmente no premedité nada, solamente grababa a gente de mi barrio que rapeaba. Tenía una tarjeta de sonido que compré de segunda mano sin saber muy bien qué estaba haciendo y en una de esas empecé a grabar mi primer rap, algunas canciones que le pasaba a algunos amigos de mi barrio, pero super en privado”, rememora. “Uno de esos amigos subió una canción YouTube sin decirme nada, y un montón de gente empezó a hablarme y decirme que le había gustado la canción. Yo no sabía de qué hablaban. En su momento odié a mi amigo, pero ahora le amo porque me dio el empujón para quitarme los miedos”, recuerda entre risas.
«Uno de esos amigos subió una canción YouTube sin decirme nada. En su momento odié a mi amigo, pero ahora le amo porque me dio el empujón para quitarme los miedos»
Si tenemos en cuenta que el aforo máximo del antiguo Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid supera las 15.000 personas, es más fácil entender el hito que supone para un artista que, durante mucho tiempo, procesó su éxito en formato digital. “Mi primer concierto lo di ante 30 personas, y ahora voy a llenar el WiZink, para mí ese proceso ha sido brutal” confiesa Beret, que cuenta que, sobre todo en sus inicios, pasó mucha ansiedad. “Primero por desconocimiento, y luego porque tenía una vida un poco antítesis de todo esto: nadie en mi familia era músico ni me hacía acercarme a la música, tuve que aprender siendo ya conocido. No había trabajado en toda mi vida, estaba estudiando bachiller. Afortunadamente, la terapia me ayudó a gestionar todo eso, y ahora estoy más tranquilo que nunca”.
Ser sincero con sus debilidades no le resta un ápice de ilusión genuina a la hora de abordar sus retos, y por ello es contundente al asegurar que su concierto del viernes será “el mejor que he dado en mi vida. Voy a hacer un concierto superextenso. A intentar que no suene todo igual que en las plataformas, a cantar canciones antiguas y las que he sacado hace poco tiempo” y dice que el show “es para ese chaval que, con 20 años, va a poder verse cuando tenía 13 y escuchaba una canción mía que le encantaba, y va a escuchar las canciones nuevas, y disfrutar de las colaboraciones que me permitan las agendas en un WiZink lleno, con un montón de gente cantando y gritando todas mis frases”.
Todo empezó con el rap
“Me inspiraban raperos como Violadores del Verso o SFDK”, recuerda Beret sobre sus inicios. “También escuchaba reggae o a cantautores como Sabina, que ponía mi padre”, cuenta, pero añade que la principal fuente de la que ha bebido “diría que es el rap, porque tiene mucho que decir, mucha información. Mi forma de ser y la forma en la que pienso a día de hoy viene mucho de lo que he aprendido con el rap”, asegura. Desde ahí, Beret ha ido construyendo una identidad artística en la que caben pop, sonidos urbanos o hits italianos, y que le ha llevado a colaborar de manera desprejuiciada con artistas como Sebastián Yatra, Estopa, Aitana, Melendi, Pablo Alborán o Lola Índigo. “Me viene gente, una minoría, que me dice que debería hacer algo más parecido mi música más antigua, que es lo que escuchan ellos. Yo les digo que ya no pienso como cuando tenía 17 años”, cuenta, para apostillar: “La gente que está conmigo sabe que, aunque cambie mi música, ellos están ahí por lo que se dice, por las letras, por esas ‘barras’ [versos o frases que se cantan en el rap] que les han ayudado en algún sentido”.
«Si quiero sacar un tema de ‘reggae’ lo sacaré, pero llevaba muchísimo tiempo grabando rap y me cansaba de él”
“Yo sigo rapeando en casa con mis colegas, y sigo cantando reggae. Si quiero sacar un tema de reggae lo sacaré, pero llevaba muchísimo tiempo grabando rap y me cansaba de él”, concluye. El partido a partido parece la filosofía más efectiva para un artista que, días antes de la gran presentación de su segundo disco, no duda en asegurar que no confía en el formato: “Lo he dicho desde siempre: a mí no me gustan los discos, me gustan los singles, ir al estudio, trabajar en un single porque es precioso, buscar la combinación en un disco para que todo tenga un sentido, pero es que a mí me gusta hacer canciones porque resumen una etapa, un momento, mejor que un disco”, confiesa, para rematar, con un aire un tanto pícaro, “te estoy diciendo esto y dentro de 10 años igual te digo que estoy loco con los discos. Yo soy de hacer canciones y llega un momento que digo ‘hostia, que tengo 12131415 temas, vamos a buscar un punto en común entre todos y hacemos un disco’. Porque es verdad que un disco le da también un sentido a la gira«.
En una época en la que la reivindicación de lo natural, del barrio y de la calle se ha convertido en una etapa más del postureo, resulta enriquecedor encontrar a un artista que, aún encaramado a un éxito abrumador, resulta creíble en su sencillez. Por eso no chirría cuando habla de su nuevo proyecto como presentador de televisión (“Me parece superbonito el hecho de salir de ese espacio en el que ya estoy muy tranquilo y poder darme cuenta que soy capaz de hacer otras cosas”) después de admitir abiertamente no ser fan de los talent shows culinarios ni demasiado mañoso con los fogones. Esa realness le lleva a reconocer que la experiencia le puede abrir puertas a un tipo de público que no le conoce, mientras anticipa que está haciendo muchos singles porque ha “currado mucho durante estos meses” y que prepara una gira para 2024 aún más extensa que la de este año. Que el ritmo no pare.