En 1958, España registró más de 650.000 nacimientos. Echa a nadar una generación que se alargaría hasta finales de los 70, marcada por la posguerra y la dictadura franquista. Crecen con la televisión, viven la lucha por los valores sociales, se benefician de la entrada de España en la Unión Europea y son testigos de la incorporación de la mujer al mercado de trabajo. Unos años que se denominaría como el ‘baby boom’, dejando 14 millones de nacimientos en dos décadas.

50 años después, esa generación ha crecido y España ha pasado de la explosión de natalidad a una población en la que 2 de cada 10 personas tienen más de 65 años. Se calcula que la cifra seguirá aumentando para situarse en 3 de cada 10 en 2030. Pasaremos de tener nueve millones de personas en edad de jubilación a tener más de 15.

Del ‘baby boom’ a la ‘España envejecida’

España es ahora mismo el segundo país europeo con menor tasa de natalidad y tiene un altísimo número de población mayor. De hecho, en 2022 murieron 132.000 personas más de las que nacieron. En la última década, la natalidad ha caído un 40%.

Los altos precios, los bajos sueldos, la falta de conciliación y unas ayudas mal enfocadas son impedimentos clave para tener hijos. Pero además, es que las ayudas son escasas y España gasta el doble en abortos que en prestaciones a las mujeres embarazadas.

La ayuda media que recibe una mujer embarazada en España es de 46 euros. Solamente el 1,6% del PIB está dedicado a la familia. La gran mayoría de las ayudas son autonómicas, varían según la región, y la que más aporta es la Comunidad de Madrid, con mucha diferencia y casualmente, es la comunidad en la que más nacimientos se producen. Si hablamos de provincias, solo hay 6 en las que hayan aumentado los alumbramientos.