El Gobierno británico está cada vez más lejos de cumplir con las promesas en materia migratoria incluidas en el programa del Partido Conservador para las elecciones de 2019. La cifra neta de inmigrantes —la diferencia entre salidas y llegadas al país— alcanzó un nuevo récord en 2022, con un total de 745.000 personas, según los últimos datos publicados este jueves por la Oficina Nacional de Estadística (ONS, en sus siglas en inglés). Las nuevas cifras han puesto en pie de guerra al ala más dura de los ‘tories’, que urgen al primer ministro, Rishi Sunak, a tomar medidas para evitar una debacle en las próximas elecciones generales.
El grupo New Conservatives, un reducido pero influyente grupo representado por una veintena de diputados conservadores, ha sido el primero en reaccionar a los datos migratorios. “No podemos culpar a circunstancias excepcionales; se trata de una tendencia constante. Ha sido causada directamente por las decisiones políticas de este Gobierno y se ha prolongado durante demasiado tiempo”, ha alertado la facción conservadora a través de un comunicado. Los representantes de este grupo fueron especialmente críticos con la destitución de Suella Braverman como ministra del Interior, defensora de la mano dura contra la inmigración, a mediados de este mes.
Personal sanitario
Algunos defensores de Braverman sostienen que Sunak ha renunciado a poner freno a la llegada legal de migrantes y le acusan de rechazar la propuesta de la exministra de limitar la entrada de cuidadores y de personal sanitario extranjero, así como de familiares y estudiantes, para situar la migración neta por debajo de las 226.000 llegadas registradas en 2019. Las cifras publicadas este jueves muestran que el aumento ha sido impulsado en gran parte por la llegada de trabajadores del Sistema Nacional de Salud (NHS) —la mayoría de ellos procedentes de países externos a la Unión Europea—, algo que ha avivado las protestas del ala más dura del Partido Conservador.
El Gobierno ha tratado de quitar importancia a estas cifras, que atribuye en gran medida a la concesión de visados para refugiados procedentes de Ucrania y de Hong Kong, pero ha reconocido estar estudiando posibles medidas para frenar las llegadas. “Estamos trabajando para prevenir la explotación y manipulación de nuestro sistema de visados y para acabar con aquellos que se aprovechan de la flexibilidad del sistema migratorio”, ha asegurado el nuevo ministro del Interior, James Cleverly, a través de un comunicado. “Anunciaremos los detalles de las nuevas medidas en su debido momento”, ha añadido. Sobre la mesa está la limitación a la concesión de visados para los familiares de los trabajadores del sector sanitario.
Llegadas irregulares
Sin embargo, el Ejecutivo es consciente de que la llegada de mano de obra extranjera es fundamental para algunos sectores de la economía británica, que se ha visto afectada por la falta de personal derivada del Brexit y de la pandemia. Uno de los principales objetivos de Sunak es devolver al mercado laboral a millones de trabajadores que están inactivos en este momento, ya sean parados de larga duración o personas con problemas de salud, para poder abastecer a estos sectores con trabajadores nacionales, pero el propio Ejecutivo reconoce que este proceso llevará tiempo. Es por este motivo que, más allá de la preocupación por las cifras sobre migración neta, la principal prioridad sigue siendo la de acabar con la entrada irregular de inmigrantes a través del Canal de la Mancha.
En ese sentido, el Gobierno ha sacado pecho por su gestión en el último año, que ha conseguido reducir en más de un 30% el número de llegadas de forma irregular este año, respecto al mismo período del año pasado. “El Gobierno sigue completamente comprometido con la reducción de los niveles de migración legal y, al mismo tiempo, está concentrado de forma implacable en nuestra principal prioridad, que es detener la llegada de embarcaciones», ha remachado Cleverly.