Toda la carne en el asador. PP y Vox compiten por marcar la oposición más dura contra el Gobierno recién constituido y, muy especialmente, en todo lo que tiene que ver con la ley de amnistía. La pugna se verá ahondada en los próximos días con movimientos en el Congreso y el Senado, donde este martes el partido ultra se quedó solo en una moción que pedía ilegalizar a Junts y ERC. “El PP vuelve a dejarnos solos”, reprochaban en el partido de Santiago Abascal. Desde hace días los ultras exigen a los populares que utilicen su mayoría absoluta en la Cámara Alta para impedir la tramitación de la norma pactada entre el Ejecutivo y los independentistas que confirmará el perdón generalizado a los delitos del procés.
El PP ya ha dejado claro que ese trámite, además de ilegal, es inútil. Porque lo que provocaría es una tramitación exprés de vuelta al Congreso que permitiría una aprobación muy rápida de la ley de amnistía. El partido de Alberto Núñez Feijóo está jugando a la estrategia contraria: dilatar al máximo los plazos, incluso modificando el reglamento del Senado en una operación sin precedentes.
Sin embargo, Vox tiene claro que seguirá poniéndole piedras en el camino al PP. Y este miércoles pretende hacer una exhibición de fuerza con la presencia del propio Abascal en Estrasburgo, donde se celebrará un debate monográfico sobre la situación del Estado de derecho en España. La propuesta nació del PP europeo y fue apoyado rápidamente por los liberales (donde sigue representado con cierta fuerza Ciudadanos) y los conservadores y reformistas a los que pertenece Vox también.
El PP ya avanzó la semana pasada que Feijóo no viajaría a Europa. Abascal ha decidido acudir, lo que le garantiza el foco mediático. La portavoz del PP en el terreno comunitario, la catalana Dolors Montserrat, participó en una rueda de prensa con el líder de su partido en Europa. Manfred Weber, quien tiene una relación de mucha cercanía con Feijóo y con Esteban González Pons. La escena estaba pensada al milímetro con el alemán hablando abiertamente de “gran preocupación” por la situación que vive España.
Como publicó este diario, los populares están decididos a dar la batalla contra la amnistía en la arena comunitaria, convencidos de que es donde realmente existe más margen. El PP recurirrá ante el Tribunal Constitucional, pero las esperanzas son nulas. Hasta ahora Vox se había movido en el terreno de la política nacional, con recados muy duros a su adversario de la derecha. Durante el discurso de investidura de Pedro Sánchez, Abascal exigió al PP utilizar esa mayoría absoluta en el Senado para intentar frenar la ley, incluso dejando entrever que podrían replantearse su apoyo en comunidades y ayuntamientos si no lo hacían.
Al PP le molestó la advertencia, a pesar de que no le dieron ningún valor. “¿Y qué van a hacer? ¿Romper los gobiernos?”, se preguntaban con ironía a la salida del pleno. La visita a Estrasburgo de Abascal se produce en un momento de auge para Vox a nivel internacional, con la victoria de Javier Milei en Argentina, al que el líder ultra ya conoció personalmente y ha brindado un apoyo clarísimo, y después de verse también con la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, cuya formación es su homóloga en el país transalpino.
La pelea en la calle también está servida. El PP cree haber capitalizado el malestar social contra los pactos de Sánchez y los independentistas, habida cuenta de la afluencia que han logrado en todas sus convocatorias en las últimas semanas, y viendo a Vox muy esquinado con su respaldo a las protestas en Ferraz. El hecho de que Abascal ordenara a los suyos abandonar el debate de investidura de Sánchez para plantarse en la sede del PSOE, reflexionan en el PP, “nos deja todo el espacio”.
Y Feijóo avanzó ayer en el programa ‘Espejo Público’ que su partido ya valora una nueva convocatoria en las calles el primer fin de semana de diciembre. Aunque el nivel de manifestaciones tendrá que bajar con el Gobierno constituido, como publicó este diario, el PP planea mantener la oposición en las calles en forma de actos y concentraciones, convencidos de que el clamor social continuará.
Sin ir más lejos el PP mira ahora a la semana del 12 de diciembre, cuando debería celebrarse el pleno en el que se tome en consideración la proposición de ley de amnistía. Después llegará el debate de totalidad (donde, previsiblemente, tanto PP como Vox harán sus propuestas) y ya después pasará a la comisión para el trabajo de enmiendas parciales. Todo ese proceso antes de aprobarse en el Congreso, ir al Senado y regresar de manera definitiva a la Cámara Baja.
Con las modificaciones que además ha hecho el PP en la Cámara Alta, es difícil que el texto esté aprobado antes de la primavera. Eso quiere decir, como calculan en Génova, que coincidirá también en plena precampaña de las elecciones europeas, quizá coincida de lleno con las vascas y a la espera quedan las gallegas.
En todo caso, como reconocen dirigentes tanto de PP como Vox, aún quedan por venir “momentos de tensión” y “puntos calientes” en todo lo que tiene que ver con la ley de amnistía, tanto en España como en Europa, y ninguno está dispuesto a ceder el protagonismo de la oposición.