Cuando María José García consiguió el carnet de culturista profesional, creyó que ya lo había logrado todo en el deporte y que «su cuerpo no daba para más». Pero estaba equivocada. El pasado sábado, esta ovetense, que compagina el culturismo con la docencia y la nutrición, se proclamó subcampeona del mundo en Braga (Portugal). Lo hizo en una competición organizada por la IFBB (la federación clásica de culturismo), en la que fue la segunda mejor del mundo en la categoría Welness, destinada a mujeres con físico atlético que muestran más masa corporal en su tren inferior.
Mientras aún asimila el éxito, García destaca la dificultad de enfrentarse a las culturistas africanas y brasileñas. «Hay un componente genético y viendo los cuerpos de mis rivales creía que no tendría ninguna opción», reconoce. Y explica todo el sacrificio que hay detrás de esa plata: «La gente piensa que esto son cuatro forzudos levantando peso y no es así, la mayoría somos gente muy preparada que renuncia a muchas cosas para competir». A Portugal le acompañó su marido, el también culturista Omar Quintana, que finalizó segundo y tercero en dos pruebas de categoría amateur.
Pero, pese a poner el nombre de Asturias y España en el mapa del culturismo (era la única española de la final en categoría profesional), García no vive de ello. Recibió 2.000 euros por ser subcampeona del mundo y lamenta que las mujeres estén mal pagadas en la disciplina. Además, por motivos laborales solo pudo asistir a dos competiciones internacionales este año. Tras regresar el domingo de Portugal, este lunes estaba dando clases en el colegio público den el que trabaja y, por la tarde, en su clínica de nutrición. Un sacrificio diario que seguirá haciendo a la espera de conocer las fechas de la próxima temporada: «Solo por el crecimiento personal ya merece la pena. Cualquier problema del día a día te parece poco«.
Por otra parte, la también ovetense Carmela Fernández fue subcampeona en el Mundial de fisioculturismo que se disputó el domingo en Málaga.