En la voz del apacible secretario general de la Unión General de Trabajadores (UGT) en Canarias, Manuel Navarro, se filtra el pesar por la muerte del histórico Jerónimo Saavedra, exministro y expresidente del Gobierno regional. Un Saavedra que mantuvo hasta su fallecimiento, y de hecho aún mantiene, el carné de afiliado al sindicato, ese al que llegó a comienzos de la década de los setenta, todavía en el franquismo, para luchar por los intereses de la clase obrera y pese a los riesgos que ello conllevaba en aquella España aún gris. «Fue un luchador en la clandestinidad», recuerda el secretario general de la UGT Canarias.

En aquellos tiempos, Saavedra llegó a ser, rememora Navarro, miembro de la comisión ejecutiva confederal del sindicato, «con lo difícil que era entonces». Hoy su vertiente política cobra especial relevancia, pero el máximo representante de la UGT en las Islas no se olvida del papel que el histórico dirigente socialista desempeñó en la lucha por la visibilidad y el reconocimiento pleno de los derechos de la comunidad Lgtbi. Fue un «referente político», subraya Navarro, pero también un «referente social». «Y por supuesto sindical», agrega.

Navarro explica que Saavedra no era un afiliado más, sino que continuó hasta sus últimos días interesándose, participando y colaborando en el día a día de la UGT. Mantenía vivo aquel activismo sindical y social que lo llevó a la organización allá en 1972, cinco años antes de ocupar su escaño en las Cortes Constituyentes en representación de los ciudadanos de la provincia de Las Palmas.