Barcelona


20/11/2023 a las 07:35

CET


Una investigación de este medio desvela jornadas de más de 10 horas diarias por debajo del salario mínimo entre los obreros de las subcontratas

ampTrabajar más de diez horas cada día, de lunes a sábado, doblando la espalda para retirar escombros pesados, desmontando estructuras metálicas desde varios metros de altura y todo ello bajo calor del verano y este otoño inusualmente tórrido. A cambio de un salario en muchos casos de poco más de 1.000 euros al mes, por debajo del convenio de la construcción y con un precio hora que les sale por debajo del sueldo mínimo.

Estas son las condiciones laborales abusivas en las que opera una parte importante de los trabajadores que están participando en la primera fase de la construcción del nuevo Camp Nou. Una «explotación laboral» según denuncian decenas de testimonios que ha podido recopilar el EL PERIÓDICO tras iniciar una investigación hace cinco meses, el pasado junio, cuando comenzaron las obras.

De esos testimonios, este medio ha podido recopilar cinco nóminas y contratos de cinco trabajadores empleados por cinco empresas distintas y subcontratadas en el Camp Nou, que constatan presuntos fraudes laborales. Y es que no todos los empleados entrevistados han querido ir a pedir su nómina a la empresa y mostrarla, temerosos de posibles represalias o el despido. Es por ello que todos los testimonios que aparecen con nombre en este reportaje lo hacen bajo pseudónimo.

Entran a las ocho de la mañana, y salen entre las seis y las siete de la tarde. Tienen media hora para desayunar y una para almorzar. «Es muy duro, trabajas tanto si hace calor como si llueve. Cuando llegas a casa te tiemblan los pies… acabas destrozado», cuenta Mohamed, un obrero. «Yo tengo mucho miedo de caerme, de hacerme daño y no poder trabajar… es muy difícil, muy duro», coincide Mamadou, peón que se dedica a desmontar piezas de hierro desde varios metros de altura.

Obreros participan en la demolición del Camp Nou

| Manu Mitru / Jordi Otix

Son algo más de unas diez horas diarias que recaen, mayoritariamente, sobre las manos y espaldas hombres marroquíes, pakistaníes, bolivianos, senegaleses y demás personas nacidas en el extranjero y reclutadas para la que promete ser una de las mayores obras civiles de la historia reciente de Catalunya. 

Pese a su especial relevancia, su organización, tanto empresarial como de condiciones laborales, no difiere en muchos aspectos de otras grandes obras, como la futura estación del AVE de La Sagrera o la plaza de Les Glòries. Obras en las que también participan algunas de las empresas subcontratadas en el Camp Nou y de las que este medio ha podido recopilar distintas pruebas de presuntos fraudes laborales.

Pirámide de subcontratación

La faraónica reforma del Camp Nou se asienta sobre una arquitectura empresarial similar a la de una pirámide. En la cima de la misma está el Fútbol Club Barcelona, que encargó vía licitación la reforma del estadio a Limak Construction Europe S.L, la sociedad creada hace nueve meses por el gran constructor turco Limak para iniciar su expansión por Europa y construir el nuevo Camp Nou por un precio de unos 960 millones de euros, a finiquitar en un plazo máximo de tres años.

Limak coordina la obra y pone al personal altamente cualificado. Pero el grueso de los peones, instaladores y demás obreros vienen de empresas subcontratadas -decenas de ellas participan y participarán en la reforma-, que hacen el trabajo más manual y duro. En esta primera fase de la obra -demolición-, las subcontratas se cuentan por decenas, pero cuando a partir de febrero se alcancen picos de trabajo con hasta 1.500 obreros trabajando simultáneamente, su número se multiplicará. 

Es entre estas subcontratas donde EL PERIÓDICO ha podido detectar indicios claros de presuntos fraudes laborales. «En el sector las denominamos ‘piratas‘ o ‘pistoleros‘. Sabemos cuáles son y además las tenemos muy identificadas. Las encontramos en varias obras», afirma el responsable de construcción de CCOO de Catalunya, Andreu Ogayar. «Si el Barça en vez de adjudicar la obra a Limak se la hubiera adjudicado a alguno de los otros dos consorcios que se presentaron [FCC y una alianza entre Acciona y Ferrovial], creo que las condiciones de los trabajadores iban a ser las mismas», añade.

Trabajadores hacen una pausa frente al estadio.

| Manu Mitru / Jordi Otix

Son compañías que operan habitualmente de manera fraudulenta, pagando menos de lo que legalmente deberían a sus empleados para poder ofrecer precios muy competitivos -a un nivel inalcanzable para las que cumplen- y así lograr entrar a muchas obras, según explica el sindicalista. 

EL PERIÓDICO ha podido verificar de distintas fuentes que las cinco empresas de las que ha podido obtener nóminas de trabajadores subcontratados en el Camp Nou hace años que están en el radar de la Inspección de Trabajo. Algunas, como Deinoa S.L., hace relativamente poco que operan en Catalunya y las pesquisas de Inspección en las obras donde han estado no han detectado fraudes. Otras, como Solrigol S.L., acumulan un dilatado historial de expedientes.  

«El FC Barcelona no tiene ninguna relación contractual directa con las empresas subcontratadas, sino que la relación contractual es únicamente con Limak», enfatizan fuentes del club blaugrana. 

Los presuntos fraudes hallados por este medio no están tanto vinculados con las condiciones de seguridad, donde Limak ha recurrido a los servicios de la multinacional suiza SGS, una de las referencias en cuanto a prevención de riesgos laborales. También a la asesoría legal de la consultora KPMG, una de las ‘big four’. La principal queja que trasladan los entrevistados por este medio es en materia salarial, con nóminas mal redactadas entre algunas de las subcontratas operantes. 

Salarios bajo mínimos

“Me dijeron que me pagarían ocho euros la hora, que tenía que trabajar 10 horas al día y que firmara el contrato”, cuenta Mamadou, empleado por Solrigol S.L. Son las mismas condiciones que le ofrecieron a Ibrahim y a Mor, que han sido contratados por Rinko Instalaciones S.L. y Deinoa S.L., respectivamente. A Mohamed, la empresa Servicon Terrassa S.L. ya le dejó claro que cobraría un sueldo de 6,5 euros la hora, una cifra directamente por debajo del salario mínimo interprofesional, que fija un suelo de 7,82 euros la hora. 

Pero según las cinco de las nóminas de cinco trabajadores de cinco empresas diferentes que ha podido recabar este medio, las compañías les pagan habitualmente unos 400 euros brutos menos al mes de lo que estipula el convenio. Si bien en uno de los casos detectados el presunto fraude es menor, 47,85 euros de menos, y en otro mayor, de 567,9 euros menos. 

Ese cómputo no tiene en cuenta las horas adicionalmente trabajadas y que, de momento, ninguno de los trabajadores entrevistados ha cobrado. Ni como horas extras, ni como sábados trabajados (una práctica habitual). Cabe recordar que, según el convenio de la construcción, seis horas faenadas un sábado equivalen a, como mínimo, 103,74 euros a la semana. Lo que equivaldría al mes a 414,96 euros menos. Es decir, la merma mensual en sus salarios, entre nóminas mal redactadas y horas no pagadas, puede alcanzar los 1.000 euros. Una merma notable, teniendo en cuenta que, por más de 55 horas a la semana, esos trabajadores se van a casa con entre 1.100 y 1.300 euros de sueldo al mes.

Operaciones de demolición del Camp Nou

| Manu Mitru / Jordi Otix

«Limak no tolera ningún caso de irregularidad con los trabajadores. Por el momento, no se ha identificado ninguna queja por parte de ningún empleado de las empresas subcontratadas. Los horarios de trabajo están claramente sujetos a la regulación actual, así como el trabajo que se realiza los sábados está correctamente solicitado a las autoridades, y desde Limak se obliga a las empresas subcontratadas a que únicamente trabajen el sábado aquellos empleados que no hayan sobrepasado las horas de trabajo durante la semana», afirman desde Limak a preguntas de este medio.

Distinto testimonio dan de ello los trabajadores entrevistados. La prolongación de jornada está siendo una práctica habitual entre las subcontratas del Camp Nou, que, junto a las horas extras no pagadas, podría incurrir en un fraude ante la autoridad laboral. Según distintos testimonios recabados por este medio, una jornada ordinaria de un empleado rondaría las 10 horas al día, cuando legalmente no debería superar las nueve.

Cada semana trabajan 56 horas, cuando legalmente la semana laboral no puede superar, de manera habitual, las 40 horas. En ese cómputo entra el trabajo en sábados, una práctica habitual y rutinaria que explican los empleados consultados y que está explícitamente vetada en el convenio colectivo de la construcción en la provincia de Barcelona. 

Esos derechos laborales les son desconocidos a los trabajadores consultados por este medio. La mayoría firmó su contrato sin saber lo que ponía, algunos son analfabetos. «Yo no sé leer en español, me dijeron que cobraría eso y que firmara… confié en ellos», dice uno de los empleados en la obra.

Al descubrir esta diferencia en los salarios, todos ellos sienten que están siendo víctimas de abuso y extorsión. «No es justo, se aprovechan de que no somos nadie», dice Mor. «Claro, todos somos inmigrantes que no llevamos mucho tiempo aquí: no sabemos leer ni escribir, ni cómo funciona la ley. Por eso nos engañan y se aprovechan de nosotros», asume Mamadou. “Me siento como un esclavo, que no tengo ningún derecho. Se aprovechan de tí y tu no puedes hacer nada porque necesitas el trabajo», cuenta Mohamed. «Ellos saben que esto que hacen es ilegal, nos roban las horas para quedarse ellos con el dinero», apunta Ibrahim, otro empleado. Abdala, que fue despedido, es taxativo: «Es una explotación física y psíquica«.

Primeras irregularidades detectadas por Inspección

La Inspección de Trabajo tiene bajo su lupa la obra del Camp Nou y prevé redoblar su vigilancia a partir del año que viene, cuando las operaciones pasen de la demolición (actualmente operan unos 400 trabajadores) a la construcción (cuando se alcanzarán picos de hasta 1.500). La ‘policía laboral’ ha realizado, hasta la fecha, tres actuaciones sin aviso previo, según confirman fuentes oficiales del Departament de Treball de la Generalitat. Una en julio, otra en septiembre y otra en octubre. Y en una de estas visitas ya ha hallado las primeras irregularidades, según ha podido confirmar este medio por distintas fuentes consultadas.

No obstante, los recursos de Inspección son limitados. «En la construcción hace años que venimos solicitando por activa y por pasiva a la Administración que ponga más inspectores, tanto para vigilar los incumplimientos de condiciones laborales, como en materia de seguridad laboral», apunta la responsable de construcción de UGT de Catalunya, Juani Arenas.

Empleados en la pausa del almuerzo, junto al estadio

| Manu Mitru / Jordi Otix

En esta segunda materia, los trabajadores entrevistados por este medio y todas las fuentes consultadas señalan que en las obras del Camp Nou se cumplen con los requisitos de prevención. El casco y las gafas son imprescindibles, así como los arneses con los que trabajan en altura. La higiene está cuidada, con duchas para los obreros, un comedor y fuentes de agua repartidas por todo el estadio. Y, según ha podido corroborar este medio, en las tres actuaciones sorpresa que ha llevado a cabo la Inspección de Trabajo, en ninguna ha podido acreditar deficiencias en materia de seguridad.  

Tanto el Barça como Limak, a preguntas de este medio, insisten en que hasta la fecha han pasado todas las inspecciones de Trabajo sin deficiencias en este aspecto.

Cuestión de imagen

Limak y el FC Barcelona son directamente responsables legales de cualquier incidente que se produzca en materia de salud laboral. Además, un siniestro fatal no solo tendría un potencial riesgo legal, sino también reputacional para ambas entidades. El Barça vería empañada su filosofía de «més que un club» y Limak su reputación de socio fiable, cuando pretende hacer del Camp Nou su puerta de entrada al mercado europeo. O así leen las distintas fuentes consultadas por este medio la oferta a la baja que hicieron los turcos, con unos 300 millones de euros menos de diferencia respecto al resto de sus competidores. 

“Con la adjudicación de las obras de renovación del futuro Spotify Camp Nou después de una licitación competitiva, este proyecto muestra cómo podemos ampliar nuestra visión y horizonte en Limak”, reza el comunicado de la empresa emitido cuando el Barça oficializó la licitación.

Y es que el sector de la construcción destaca por sus elevados índices de siniestralidad, comparado con otros sectores. El sindicato CCOO se lamentaba hace poco en un comunicado de que en las últimas cinco semanas, cinco trabajadores habían muerto en la obra en Catalunya. En el conjunto de España, entre enero y septiembre de este año, han perdido la vida 99 personas en el sector y otras 747 han sufrido accidentes graves. Y es que el índice de siniestros mortales duplica a los de la industria y quintuplica al sector servicios.

Obreros pasan por delante de un cartel publicitario con los jugadores del Barça.

| Manu Mitru / Jordi Otix

Los trabajadores que trabajan en el Camp Nou saben de esos peligros. Algunos, no obstante, los ven escasos en comparación a cómo han trabajado en otros países. Un empleado venido de la India muestra en su teléfono móvil como fue su experiencia laboral en las obras de Qatar: andamios inestables de madera y sin ningún tipo de protección, herramientas en mal estado o ausencia total de cursos de prevención, entre otros. «Prefiero estar trabajando aquí que en un bar, 12 horas cada día [la mitad ‘en negro’] y sacarme 600 euros», cuenta. 

A pesar de que todos los trabajadores que aparecen en este reportaje son víctimas de un presunto fraude laboral, ninguno de ellos tiene pensado ir a denunciarlo ante las autoridades. «Estás acojonado porque si pierdes el trabajo no puedes hacer nada… estás muerto«, sigue Mohamed. Tienen miedo a dar el paso, que corra la voz, y no poder volver a trabajar en el sector de la construcción. «Yo tengo miedo de no poder hacer otra cosa, prefiero aguantar. Vengo de muy abajo y necesito el dinero, aunque sea poco», se resigna Mamadou.