Wang Yi, ministro de Asuntos Exteriores de la República Popular de China, ha dicho en una entrevista al Diario del Pueblo que la reunión entre Xi Jinping y Joe Biden se celebró en un momento en que las relaciones diplomáticas entre ambos países se encuentran en un momento crítico. Y es que más allá de las declaraciones de Biden sobre si Xi era un dictador, o si se hicieron comunicados por separado, el ministro chino señala que las cuatro horas de reunión sirvieron para que el río vuelva a su cauce. Y esto es lo más importante, más allá de nimiedades.
Es importante porque España no deja de ser parte de la Unión Europea, y la misma se encuentra entre los dos mundos. Por un lado, económicamente atada a China y Asia, a través de los diferentes conectores comerciales que unen las ciudades chinas y las ciudades europeas. Y por otro, militarmente vinculado a la OTAN, y por lo tanto con alianza militar con Estados Unidos y Canadá. Es decir, es importante que la Unión Europea reivindique su papel como actor global, y al mismo tiempo ayude a que no haya tensiones innecesarias entre los Estados Unidos y China para garantizar un crecimiento y una cooperación plena. Estamos en medio de dos gigantes.
En los comentarios previos a la reunión, ambos mandatarios coincidieron en que era el momento de dejar de darse la espalda, mejorar la confianza y, una idea que creo que es muy importante, que la competencia no se convierta en conflicto. Además, si reparamos en los comunicados publicados por la Casa Blanca y por el Diario del Pueblo, podemos encontrar que existe una voluntad sincera por parte de Estados Unidos y de la República Popular de China de tomar un nuevo punto de partida para mejorar las relaciones bilaterales entre ambos.
Las relaciones entre Australia y China también están en una etapa de mejoría, después de casi una década de malas relaciones diplomáticas. La visita del primer ministro australiano, Anthony Albanese, a la feria de muestras de Shanghai para apoyar a los empresarios australianos se vio como un primer paso del deshielo entre ambos países.
Las llamadas relaciones Wang-Wong, por el ministro chino Wang Yi y la ministra australiana, Penny Wong, han dado sus frutos. Y a pesar de que el foco no se ha centrado tanto en las relaciones EEUU-China, que se hayan vuelto a reunir la semana pasada ambos ministros en Pekín, después de la cumbre de Bali, tiene especial trascendencia. Australia es uno de los países aliados de Estados Unidos en Oceanía, y también uno de los que se ve como contrapeso al papel de China en el sur.
Que ambos encuentros, el de China con Australia y el de China con Estados Unidos, se hayan celebrado después de la cumbre de Bali en una semana de diferencia es un gesto interesante. Hay voluntad por parte del bloque Occidental de encarrilar las relaciones con China, y más con la invasión rusa de Ucrania marcada ya como un conflicto a largo plazo. Además, las tensiones en Oriente Próximo también facilitan que Estados Unidos y China busquen el entendimiento.
Ambos países tienen aliados regionales importantes, por un lado, Estados Unidos y Arabia Saudí han vuelto a la cordialidad absoluta después de un período de tiempo, y por otro lado China y la República Islámica de Irán ejercen de contrapunto. Por medio están Siria e Irak: en Irak se esperan grandes inversiones occidentales, y en Siria por parte de China e Irán.
No sabremos si la situación en Palestina, con la invasión israelí de Gaza, ha provocado que urja a ambos países que se haya producido una reunión. El vacío de poder que ha dejado Rusia en Oriente lo está llenando China, es una evidencia que la vemos en Argelia, Egipto, Siria, entre otros.
A finales de septiembre podíamos leer en algunos medios regionales, y también internacionales, que China se había convertido en el principal socio de Bashar Al Assad para la reconstrucción de Siria. Así pues, el papel de Pekín en la región no es pequeño. Debemos ser conscientes que detrás de un Estado está otro más grande, y que al lado otros de pequeñitos. Y de la misma forma que Israel es un aliado estratégico de Estados Unidos, que China surja en Damasco es relevante.
Para China y EEUU la cumbre ha sido positiva; es un punto de partida, no una meta
Más allá de esto, quizás la voluntad de que haya buenas relaciones entre ambos existe. Por un lado, Xi Jinping le mostró los coches chinos y la tecnología automovilística china, comparándola con el automóvil del presidente de Estados Unidos. Y, por otro lado, Biden le enseñó a Xi una foto del dirigente chino de joven en el Golden Gate, y le preguntó si conocía a ese joven de la imagen. El gobernador de California le regaló una camiseta de los Golden State Warriors, equipo de la NBA. Es interesante este hecho porque en China la NBA es muy seguida, y cuenta con una gran cantera de fans.
En conclusión, podríamos decir que la cumbre entre Estados Unidos y China ha sido positiva, a pesar de que algunos destaquen más los desacuerdos que los acuerdos. Pero recordemos que ambos países lo ven como un punto de partida, y no como una meta.
De momento, pero, como símbolo de la buena confianza entre ambos se ha restablecido el contacto militar entre Pekín y Washington. El teléfono rojo que tantas cosas evitó en el pasado entre Moscú y Washington vuelve a estar operativo ahora a través del Pacífico. Cabe destacar que ambos países nunca han perdido el contacto, y comparten más objetivos comunes en el Pacífico que contrarios, empezando por la situación coreana.
Guillem Pursals es doctorando en Derecho, máster en Seguridad, especialista en conflictos, seguridad pública y Teoría del Estado.