«El de Sarrià fue su primer desplazamiento con el Valencia. Viajaron todos, mi padre, mi madre, que después de muchísimos años volvió a Barcelona, donde había nacido, mi hermano mayor, José Manuel, y Jorge… Todos, menos yo. A mí me tocó verlo en casa con la abuela», evoca Javier Iranzo. Javi es la punta de lanza del triángulo, trazado a fuerza de valencianismo, que mantiene vivo el recuerdo de Jorge Iranzo (1959-2016). Manuel López, peñista de la PV Ayora, y Jesús Roig, miembro de ‘Últimes Vesprades a Mestalla’, conforman los otros dos vértices. El primero sigue luciendo en la espalda de la camiseta oficial de cada temporada el nombre del aficionado incondicional. De su amigo. El segundo cumple religiosamente en las redes sociales con el ritual de escribir antes de cada partido la frase del valencianista incondicional. De su amigo. «Hoy, (ganamos) de tres para arriba».

Esta semana, concretamente el 14 de noviembre, se han cumplido siete años del fallecimiento de Jorge Iranzo. Javier abrió a SUPER las puertas de casa, donde convirtió hace años una de las habitaciones en un santuario valencianista repleto de toda clase de documentos, objetos y reliquias referentes al club blanquinegro. El paisaje ideal para hablar largo y tendido de su hermano, y del Valencia CF, «un todo» inseparable del día a día vital en la familia Iranzo.

«Un día de abril del 68 me invitó al fútbol. Nunca antes había estado en Mestalla. Me impresionó. Ganábamos 2-0 y el Espanyol remontó en los diez últimos minutos, 2-3», revive como si fuese ayer. La siguiente cita llegó en el Valencia-Athletic, una victoria con gol de Nebot, ariete de Nules, que puso la Liga en bandeja al Atlético. El amor, sin embargo, brotó con la final de Copa del 70, perdida en el Camp Nou frente al Real Madrid (3-1), vista por la televisión, y, sobre todo, con los campeones de 1971.

El doctor José Iranzo, papá de Javi y Jorge, fue directivo del Valencia CF Miguel Ángel Montesinos


Conquista de España

Entre los tesoros que conserva Javier Iranzo, hay un espacio reservado a la bandera con la que Jorge y su padre celebraron el título de Liga en el estadio del Espanyol. Un banderín con un escudo, pintado entonces con rotulares por el pequeño Javi, que medio siglo después perdura brillante como el valencianismo de los Iranzo. Aquella derrota del 18 de abril de 1971 (1-0), gracias al empate en Madrid entre el Atleti y el Barça, continúa siendo la más dulce en 104 años de historia.

Apasionado del dibujo, la imagen y la importancia de lo icónico, Javi comenzó a canalizar su pasión por el Valencia a través del coleccionismo: cromos, recortes y los programas de los días de partido en casa, que empezaron a editarse aquella campaña 70/71, fueron invadiendo su habitación. «Había una revista de tirada nacional, ‘Actualidad española’, que durante toda la temporada se volcó con el campeón. Era de información general, pero yo le hacía comprarla a mi padre para guardar reportajes, fotos, pósteres… Fue con el material de esta revista con la que empecé a coleccionar todo lo relacionado con el Valencia CF», relata Javi Iranzo, hoy uno de los mayores coleccionistas sobre temática valencianista que existe.

El VCF del 68 presidía el dormitorio de los hermanos Miguel Ángel Montesinos


La colección Iranzo, repartida entre lo que conserva en el hogar y lo cedido a la Asociación de Futbolistas, a la que donó el pañuelo con el que Jorge solía viajar, reúne un sinfín de piezas de extraordinario valor. Entre ellas, la primera portada para el Valencia en un medio nacional (1923, Sports de Barcelona), almanaques de los campeones de la delantera eléctrica, carteles anuncio de partidos en la década de los 70, un diploma de las peñas a Mario Kempes, camisetas y fotos dedicadas por leyendas como Mestre, el ‘Matador’ y Di Stéfano… o la misma citación de puño y letra del entrenador, Pasieguito, antes de viajar desde Paterna a levantar la Copa del 79 en el Vicente Calderón.

Otra final de Copa, la del 71 contra el Barça en el Bernabéu, fue la primera que Javi pudo disfrutar en vivo al lado de su hermano Jorge y de su padre, José Iranzo Lloret, médico otorrino que compartió directiva con el presidente José Ramos Costa, y presidente del Mestalla entre 1977 y 1983. Mientras Javier disfrutaba coleccionando toda clase de material blanquinegro, Jorge necesitó colmar su amor por el Valencia acompañándolo ‘in situ’. Así, siendo aún menor de edad, no tuvo más remedio que recurrir a los desplazamientos en autobús. Más tarde, el dolor del descenso en 1986 redobló sus energías. «Estuvo en el 3-0 de Barcelona, y se dijo: ‘En Segunda tengo que ir a todos, hay que estar con el equipo cuando más se le necesita’. Fue un punto de inflexión», admite Javi.

La hoja de citación para la final de Copa del 79 Miguel Ángel Montesinos


Calendario del doblete

La entrega de Jorge Iranzo a su equipo llegaba al límite de «quedarse con solo tres o cuatro días de vacaciones». Curiosamente, los famosos calendarios de todos los partidos de la temporada que popularizó entre aficionados y periodistas nacieron en 1997 de su preocupación para poder cuadrar permisos en el trabajo y acudir adonde jugase el Valencia. «Yo soy como Romario, si no viajo, no rindo», le decía al jefe tratando de persuadirlo. Y lo logró. Los calendarios del doblete, como los bautizó, fueron impresos por él entre 2000 y 2016 y, en sus primeros años, patrocinados por la empresa en la que trabajaba, ‘Casper Jeans’.

Los viajes por y para el Valencia de Jorge Iranzo se convirtieron en santo y seña del valencianismo. Su optimismo irreductible o sus tres golpes de claxon al rebasar la frontera de la Comunitat Valenciana. Unas andanzas en las que solo hizo amigos, nunca enemigos, y que dejaron anécdotas imborrables, como la de aquella vez que, por orden de Españeta, madrugó más de la cuenta para que Santi Cañizares tuviese en Valladolid toda la ropa en el calentamiento.

La crueldad del cáncer le sobrevino en enero de 2016 y acabó quitándole la vida en noviembre, sin embargo, no pudo detener su motor valencianista. Su despedida de Mestalla fue un Valencia-Barça, y el 6 de noviembre estuvo en Balaídos al lado del equipo entrenado por Cesare Prandelli. Días después de su muerte, la presidenta Layhoon Chan, escribía en una carta a los familiares: «Sabía que su enfermedad avanzaba, pero siguió viajando con su equipo como un soldado fiel. Solo hace dos semanas vino al partido contra el Celta, no podía imaginar que sería el último viaje juntos». En mayo, el club le había concedido la insignia de oro y brillantes y, después, le reservó sitio en el avión del Valencia desde septiembre.

El club entregó el asiento de Jorge a la familia Miguel Ángel Montesinos


«Actualmente, Manuel (López), Jesús (Roig) y yo repetimos las tradiciones que él tenía antes de cada partido en Mestalla… Como si estuviese con nosotros. Quedamos en la Asociación, nos tomamos un café y hablamos del Valencia antes de separarnos e ir a nuestra zona del campo», concluye Javier Iranzo. Jorge une eternamente al triángulo de amigos. Vive en ellos y en la ilusión de la afición valencianista.