Los argentinos arrojaron al aire la moneda de la desesperación y mostró el rostro ganador de Javier Milei. El histriónico candidato de la ultraderecha se impuso a Sergio Massa. Su rival reconoció el traspié antes de que se conociera el resultado oficial y hablara el vencedor. «Fue una campaña larga, difícil, con tintes ríspidos que deben ser abandonados. Se pusieron en juego dos propuestas de país. Argentina tiene un sistema democrático sólido y respeta siempre los resultados. No son los que esperábamos. Me he comunicado con Milei para saludarlo«.

El ganador de estos comicios -atravesados por una fuerte tensión y celosamente custodiados por miles de uniformados- ha prometido soluciones draconianas a cambio de una remota prosperidad y capturó el favor en las urnas y el fervor incluso de una parte decisiva de la sociedad. Lo eligieron los millonarios, deseosos de terminar con el populismo, la clase media furiosamente antiperonista y millones de pobres que habían dejado de creer en nada porque lo han perdido todo: trabajo, educación, seguridad. Todos pasaron por alto sus excentricidades: la condición de enviado celestial, la especialidad en sexo tántrico, la comunicación telepática con los perros, a los que considera sus «hijos de cuatro patas», y su flamante novia imitadora de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, futura Primera Dama.

Massa apostó por el milagro. No pudo alcanzarlo porque la economía se encuentra en un naufragio permanente y, además, debido al respaldo de la derecha tradicional, que había quedado relegada en el primer turno, fue también determinante en esta contienda. De esta manera, el expresidente Mauricio Macri se convierte en el segundo ganador de este domingo. Algo más que el articulador de esos apoyos tras el primer turno, que había sido adverso para Milei. Se espera que, a su modo, tenga un fuerte peso en el Gobierno de La Libertad Avanza, ubicando ministros en el gabinete del ultraderechista y diseñando una hoja de ruta. La derecha tradicional tendrá 94 diputados. Si se pliegan todos a los 38 legisladores de LLA, tendrán quorum propio. En el Senado estará obligado a otras negociaciones.

La jugada de Macri habría caído en el vacío de no ser por las razones profundas que permitieron a un economista desconocido, misógino y gritón llegar al firmamento electoral. El outsider Milei es hijo victorioso de un país arruinado, sin reservas internacionales en el Banco Central y con un 150% de inflación anual que azota especialmente al 40% de la población pobre. El 60% de los niños y adolescentes se encuentran en esa condición. Los desfavorecidos de siempre optaron, bajo esas circunstancias, por un economista que considera a la justicia social una aberración y debe imperar la ley del más fuerte. Los alivios fiscales y el aumento de subsidios no alcanzaron para torcer el rumbo de los acontecimientos.

Seguidores del candidato a la Presidencia de Argentina, el líder de La Libertad Avanza Javier Milei. Juan Ignacio Roncoroni


Razones de un triunfo

Milei, el anarco capitalista que viene del mundo empresarial, sedujo a los unicornios de la economía y a los cuentapropistas, propuso lo inverosímil, desde delegar la soberanía monetaria a Estados Unidos, privatizar la salud y la educación, promover la venta de órganos, rechazar las políticas de género y alabar a Margaret Thatcher. Incontinente, atacó al papa Francisco. La Iglesia Católica no cerró filas públicamente con el Pontífice. Puso en duda la magnitud de la represión de la última dictadura militar (1973-83) y se burló del cambio climático. La desilusión colectiva tuvo más peso que las amenazas y jactancias, al punto de ganarse la simpatía de más de la mitad de los jóvenes. El discurso «anti casta» penetró en la ciudadanía capilarmente. No solo Massa ha sido derrotado sino la política tradicional, en todas sus gamas ideológicas, incapaces de frenar lo que también es observado como una catástrofe.

 El futuro presidente gobernará sin gobernadores provinciales, con los sindicatos, los colectivos feministas, las minorías sexuales y los movimientos sociales en contra. La Argentina está partida en dos por razones que ya exceden la polaridad kirchnerismo-antikirchnerismo. Milei tomarás las riendas del país a cuatro décadas del recambio institucional que, de la mano de Raúl Alfonsín, puso en marcha la transición democrática después de siete años de una dictadura militar que ha comenzado a ser reivindicada por la ultraderecha, en particular la candidata a vicepresidente, Victoria Villarruel.

El factor Villarruel

La abogada no perdió oportunidad de criticar la política de derechos humanos después de ejercer su derecho al voto. “Es desubicado pintar en un jardín de infantes carteles sobre los 30.000 desaparecidos y el Nunca Más. Es como ir a un cementerio y pintar al Oso Barney», dijo esta hija de un oficial del Ejército que participó de la represión durante los años setenta y se negó a jurar por la Carta Magna mientras gobernaba Alfonsín. La vicepresidenta electa manejará las áreas de Defensa y Seguridad. Logró provocar entusiasmo en cientos de represores condenados que esperan ser amnistiados.

La transición

Massa propuso que Milei se reúna con Fernández mañana mismo. «Un minuto después de que se conozca el resultado comienza la transición», dijo Diana Mondino, quien suena como próxima ministra de Exteriores. El lunes es feriado en Argentina. El candidato triunfante se verá obligado a ofrecer algunas precisiones de su Gobierno 24 horas más tarde. La expectativa de los mercados es enorme, pero también la de los argentinos en general. Los mecanismos de contención del precio del dólar, que ha experimentado escaladas brutales durante los últimos meses, y la renegociación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) obligarán a Milei a emitir señales urgentes. No se descartaba una corrida cambiaria que termine de pulverizar el peso, la moneda nacional, para allanar el camino de una eventual dolarización de la economía. Los analistas esperarán corroborar la distancia entre sus propuestas de campaña –entre ellas la dolarización y el cierre del Banco Central- y la realidad. Durante las últimas semanas ratificó sus propósitos y se desdijo muchas veces. Su voluntad de llevar adelante un ajuste de proporciones –reducción de un 15% del gasto público- es inequívoca y el posible factor de malestar social.

 El ultraderechista ya ha avisado su decisión de subordinarse no solo a Estados Unidos sino alinearse de manera inequívoca con Israel. El futuro presidente también prometió convertirse al judaísmo. El traspaso de mando es incierto: el equipo de LLA nunca ha conversado con las actuales autoridades de un Gobierno que concluye el 9 de diciembre.

Las elecciones argentinas pusieron en escena una disputa política que la excede. El bloque conservador regional, con la inclusión en España de los expresidentes Mariano Rajoy y José María Aznar, le habían dado un respaldo a Milei.