Lo primero que hay que hacer es borrar de la cabeza cualquier experiencia previa con el 3D, olvidarse de las antediluvianas gafas bicolor y de otras ocurrencias (fallidas) amontonadas en el tren de la historia, y prepararse para el ‘shock’. El impacto, tan pronto te colocas las gafas inmersivas, es importante, como un desafío a los sentidos, y a medida que te vas habituando, cuestión de segundos o de minutos, te puedes sentir (peligrosamente) tentado de perder de vista el mundo real. Si es que podemos seguir llamándolo así.
Las gafas y auriculares de realidad virtual de Meta Quest 2, con lentes Oculus, el modelo testeado por este periodista, te coloca de saque frente a un mural en tres dimensiones en el que se despliega un menú con todas sus aplicaciones, a partir del cual puedes seleccionar la oferta musical, mediante sendos controladores o ‘joysticks’ con sus punteros láser (uno en cada mano) y verte, por ejemplo, en un plis plas colocado en medio de un concierto del cantante y rapero estadounidense Macklemore. No en una localidad cualquiera, sino sobre el mismo escenario, sintiéndote como una mezcla de espía y de invitado ‘premium’, compartiendo la situación con el artista y sus coristas e instrumentistas.
Una clase de batería
Giras la cabeza y el plano visual sigue, y ves al público entonando las canciones, cantando, levantándose, bailando, configurando una situación envolvente. Tú formas parte de la audiencia desde un lugar de privilegio. Lo cual permite otras muchas utilidades relativas a la música, como atender a un tutorial de batería donde el maestro toca platos y timbales a un palmo de tus narices. Ahí puedes captar detalles y matices cambiantes e inaccesibles en un video tradicional de Youtube.
J. Balvin, Travis Scott y Billie Eilish son algunos de los artistas que han ofrecido conciertos en Meta, la compañía de Facebook. Se ha reconstruido hasta el ‘show’ de un artista que ya no está entre nosotros, el rapero Notorious B. I. G. (asesinado en 1997 a los 24 años), revivido en forma de avatar hiperrealista. Y alimentan el mural ‘shows’ inmersivos de k-pop, el pop coreano, que va un paso por delante.
Se interpretan estos avances como un camino de acceso al metaverso. Por lo pronto, la sensación que produce Meta Quest, en aplicaciones para la música en vivo, ofrece un realismo muy competitivo con el episodio físico tradicional. Y en comparación con el concierto de toda la vida, te ahorras desplazamientos y, tal vez, colas, empujones, vistas tapadas por cabezas molestas o suelos pegajosos de cerveza.
¿Y el factor social, compartir el concierto? Irá siendo posible a medida que se perfeccione la cita con otros usuarios, representados por avatares, en esa realidad paralela. Pero ya no hablamos de ciencia ficción. La inmersión permite hacerte olvidar que vives, pongamos, en un pequeño entresuelo sin luz y sentirte instalado en una mansión tropical o un alto tríplex en Manhattan, lugar desde el cual desfilas graciosamente hacia la mejor localidad posible del ‘show’ de tu artista favorito. Sí, llegará a ser muy tentador quedarte a vivir para siempre en el metaverso.