La Policía Nacional tuvo que cargar contra alrededor de 300 seguidores zaragocistas que aguardaban en la puerta de vestuarios de La Romareda a la salida de los futbolistas y de Fran Escribá.
Los seguidores permanecieron hasta dos horas después del partido en los aledaños del estadio profiriendo insultos y sin intención alguna de irse de la zona. Hubo carreras y algún que otro porrazo y algunos jugadores tuvieron que salir por otras puertas.