Galicia celebra elecciones autonómicas en 2024. En el PPdeG, no descartan un adelanto técnico y que la cita con las urnas sea en marzo, pero todas las opciones están encima de la mesa, y la última y única palabra la tiene el presidente Alfonso Rueda. La cercanía de los comicios, en los que el PPdeG se juega mantener el bastión gallego tras la marcha de Alberto Núñez Feijóo, y en las que el PSdeG aspira a debilitar el liderazgo de Feijóo con una derrota en su tierra, tensionará y mucho las relaciones del Gobierno autonómico y el central, unas relaciones que ya son muy tirantes.
El Ejecutivo de Pedro Sánchez acaba de llevar al Tribunal Constitucional dos leyes gallegas: la ley del litoral y la de acompañamiento de presupuestos de este año. En la primera, la Xunta asume las competencias en la costa, traspaso que ahora el PSOE promete al PNV. El secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, llegó a decir que esta norma, ahora suspendida, es “casi una declaración de independencia” de la Xunta.
El Gabinete de Alfonso Rueda tampoco da tregua a Moncloa. Son continuas las denuncias por los incumplimientos y los atrasos del Gobierno con Galicia, aunque algunos vienen de muy atrás y no son imputables solo a Pedro Sánchez: los fondos europeos para blindar la factoría de Stellantis en Vigo y la conexión de alta tensión para esta misma planta siguen siendo solo una promesa, el impulso al Corredor Atlántico ferroviario solo figura en los papeles, la conexión en alta velocidad con Portugal avanza al ralentí, …
Y ahora se suma el temor a que Galicia salga mal parada en la nueva legislatura por las cesiones ante los independentistas catalanes y vascos. Y muy perjudicada, en la nueva financiación autonómica, si se llega a negociar y aprobar. Alfonso Rueda y su equipo preparan la artillería porque temen que antes de los comicios el Gobierno de Pedro Sánchez se vuelque con Galicia, con anuncios y compromisos que favorezcan la candidatura de José Ramón Gómez Besteiro. En Galicia, dan por hecho que Moncloa lo dará todo en estos comicios autonómicos porque derrotar a Rueda es derrotar a Feijóo, es decir, hacer tambalear su liderazgo en Madrid. Y todo en la antesala de los comicios europeos. Las aguas revueltas en el PP nacional convienen al PSOE. Aunque sea a costa de que Galicia tenga una presidenta nacionalista, porque el reto del PSdeG es doble: para que Besteiro sea presidente de la Xunta debe arrebatar la mayoría absoluta a Rueda y adelantar a Ana Pontón, del BNG, en número de escaños. Ahora los nacionalistas gallegos tienen 19 diputados y los socialistas, 14.