El Ministerio de Justicia ruso ha enviado este viernes una moción al Tribunal Supremo para catalogar como extremista lo que ha definido como el «Movimiento Internacional Cívico LGTB«, algo que lo situaría legalmente al mismo nivel que Estado Islámico y Al Qaeda, además de grupos neonazis y otras organizaciones extremistas. Esta etiqueta provocará que sea ilegal lucir cualquier símbolo relacionado con la comunidad LGTBI en público o mostrar apoyo a esta bajo penas de cárcel y multas.

Aunque no existe a nivel global un «Movimiento Internacional Cívico LGTB» de forma oficial, las autoridades rusas consideran necesario ponerle coto porque, desde su punto de vista, dicho ente «fomenta el odio social y la relación entre religiones», algo que violaría la ley contra el extremismo de Rusia. La decisión definitiva del Tribunal Supremo ruso no se conocerá hasta el próximo 30 de noviembre. Un representante del ministerio defendió que los derechos de los gays y lesbianas de Rusia están protegidos por la ley y que el objetivo únicamente es limitar «la propaganda de las relaciones sexuales no tradicionales«.

 

Regresión

Aunque Rusia despenalizó la homosexualidad en 1993 y dejó de considerarla desde un punto de vista legal una enfermedad mental en 1999, en los últimos años ha dado pasos hacia atrás en los derechos de las personas LGTB. Este rumbo lo ha marcado Vladímir Putin, que con el apoyo de la Iglesia Ortodoxa rusa ha apostado por restringir los derechos al colectivo y fomentar la «familia tradicional«, algo que menciona repetidamente en discursos como el que hizo para conmemorar la anexión de las regiones ucranianas ocupadas de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón, en el que dijo que no quería que en Rusia hubiera «papá 1 y papá 2».

Uno de los cambios más recientes fue el de la llamada ley «contra la propaganda homosexual», que desde finales de 2022 se empezó a aplicar a todos los rusos, y no solo en menores de edad como cuando se aprobó la norma en 2013. Esta implica que es ilegal cualquier libro, cómic, anuncio o película en la que se muestre la homosexualidad, aunque no sea de forma explícita. Esto obligó a muchas editoriales a llamar a los escritores para que cambiasen frases o capítulos enteros para omitir dichas referencias.

En otra iniciativa reciente, de julio de este mismo año, Rusia prohibió el cambio de sexo por ley, algo que el portavoz del Parlamento apuntó que se hacía «para proteger a los niños rusos» y definió la reasignación de género como «la degeneración de la nación». En la misma también se prohibió que aquellos que ya habían realizado un cambio de sexo no puedan adoptar hijos y el matrimonio entre dos personas si al menos una de ellos se reasignó el género.